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Amazon corona a Añora como el pueblo que más compra en internet

Hace unos meses supimos que, según la propia compañía, Añora fue el pueblo que más compró a través de la tienda virtual Amazon en 2014. Ahora, la empresa multinacional quiere agradecer esta fidelidad de los noriegos organizando en el pueblo una jornada lúdica y formativa que contará con la presencia del vicepresidente de Amazon en España, François Nuyts, y que incluirá talleres y juegos para niños, charlas sobre comercio electrónico y música en directo.

Los actos comenzarán a las once de la mañana con un acto de bienvenida. Después se impartirán una charlas sobre cómo las PYMES pueden vender a través de Amazon y sobre la logística de envíos. El propio François Nuyts intervendrá a las 12:30 horas, acompañado del alcade de la localidad. A continuación se realizará un homenaje a los tres noriegos que más compran en Amazon, para finalizar con un aperitivo y música en directo.

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El hombre que amaba a Franco Battiato

Juan Bosco Castilla (Pozoblanco, 1959) acaba de publicar en Ediciones Áltera su nueva novela, que lleva el sugerente título de El hombre que amaba a Franco Battiato. El argumento gira en torno a un joven que, mientras obtenía información para un artículo periodístico, se topa con una referencia sobre el original de un libro que se parece a las canciones de Franco Battiato, cuyo autor ha muerto en extrañas circunstancias. Determinado a encontrarlo, pronto se verá arrastrado por unos acontecimientos que lo llevarán a conocer a los influyentes miembros de una sociedad secreta de Sevilla, unidos entre sí por una perversión sexual, a experimentar lo más sublime de la amistad y el amor y a viajar a Nueva York y a varias ciudades de Europa. El ambiente de los estudiantes Erasmus, la actividad de los titulados españoles en Alemania, el entorno de los premios literarios y los riesgos que se ocultan en el correo electrónico y en las páginas web son algunos de los marcos en los que se desenvuelve la historia, a la que no son ajenos el erotismo, la ternura y el humor y en la que nada es como parece, ni siquiera el final.

Se trata de la primera novela que Juan Bosco publica desde que en 2005 viera la luz El farero (finalista del Premio Solienses). Con este libro se va completando un año glorioso para las letras de Los Pedroches, al haber publicado nuevas obras autores como Francisco Onieva, Félix Ángel Moreno, Alejandro López Andrada, Alfonso Cantador, Mikel Murillo, Julián Serrano, José Luis Sújar o José Cañuelo Calero. Además, Francisco Onieva ha obtenido el Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma (El silencio de los peces) y Alejandro López Andrada el Premio Literario Jaén en su modalidad de novela (Los perros de la eternidad).

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Arte e historia en la Feria de Pozoblanco

Comienza hoy la Feria de Pozoblanco, que se anuncia con un cartel diseñado por Juan Diego Ingelmo Benavente, artista natural de Burriana (Castellón). Tras mucho tiempo abandonada, hemos actualizado nuestra galería de carteles de la Feria de Pozoblanco, que contiene la serie ininterrumpida desde 1983, además de seis carteles sueltos de años anteriores, correspondiendo el más antiguo a 1901.


Con motivo de la Feria, el Círculo de Bellas Artes de Pozoblanco ha convocado su tradicional Certamen Nacional de Pintura y Escultura, que este año alcanza ya su edición número 52. En esta edición han resultado ganadoras las obras "Grises", de María Teresa León Gómez (natural de Villaralto y afincada en Pozoblanco), en la sección de pintura, y "Sin título", del madrileño (aunque residente en Puertollano) Gil Gijón Bastante, en escultura. Las obras seleccionadas para el certamen pueden verse aquí. La exposición de las obras participantes permanecerá abierta en la sede del Círculo hasta el día 25.


"Grises", de María Teresa León (Acuarela).

Por otra parte, el Ayuntamiento ha difundido la versión digital del Libro de Feria 2016, que además de los habituales saluda y repasos por las noticias del año anterior, incluye artículos sobre temas históricos a cargo de José Luis González Peralbo ("La feria de El Vagonero"), Luis Lepe Crespo ("La música en el castillo de Belalcázar"), Sonia Muñoz Moreno ("Los dos cementerios de Pozoblanco") y Manuel Moreno Valero ("La Escuela de Cristo de Pozoblanco funda la Cofradía de la Virgen de la Aurora"), entre otros.
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Recuerdos del cura cronista


Manuel Moreno Valero. [Foto: A. J. González]

La anécdota me parece representativa de su carácter. Hace algunos años, durante varios días consecutivos estuve acudiendo al Archivo del Obispado de Córdoba para consultar documentos de cara a una investigación. Manuel Moreno Valero me proporcionó todo tipo de facilidades, hasta el punto de que me trajo los legajos a su despacho en la torre norte del palacio episcopal, con unas impresionantes vistas sobre la fachada occidental de la Mezquita, y allí pude estudiarlos cómodamente. A don Manuel, a Manolo, le gustaba la conversación, y en cuanto sus quehaceres se lo permitían me interrumpía para preguntarme cosas sobre Los Pedroches, sobre Solienses (del que era un gran seguidor), sobre mi madre (a cuya memoria recurrió en varias ocasiones como fuente de la tradición oral) y sobre mí mismo. Y en uno de esos momentos me contó este caso.

Unos novios de Pozoblanco habían acudido a él pidiendo autorización para celebrar su boda en la ermita de la Virgen de Luna. Le entregaron un documento frío de solicitud, con apenas sus datos y su intención. Pero él quiso saber más. Les preguntó que por qué querían casarse allí. Ellos le explicaron que se habían conocido años atrás en una romería de la patrona y que les parecía un gesto de agradecimiento a la Virgen celebrar allí su enlace. Manuel Moreno les obligó a redactar de nuevo su solicitud incluyendo este dato en la exposición de motivos, "porque algún día vendrán historiadores estudiando estos casos y hay que dejarles información por escrito para que sepan, para que descubran". Así era él, amante de la escritura, de dejar señales para el futuro, las claves que faciliten a los que vengan el sentido de nuestras propias vivencias de hoy.

A Manuel Moreno Valero, Cronista Oficial de Pozoblanco, le gustaba escribir, era su pasión. No solo libros, sino también cartas. De hecho, era una de las pocas personas que conozco que seguía escribiendo cartas, a máquina, a mano, en ordenador, pero en formato físico, para que quedara constancia en el futuro, desconfiado quizás (y no sin razón) de la perdurabilidad de los textos digitales. Su archivo personal debe ser impresionante, pues, aunque no lo he visto, me lo imagino lleno de documentos de todo tipo que el estudioso ha ido guardando amorosamente a lo largo de toda su vida. En cierta ocasión me habló de su intención de hacer un legado al Ayuntamiento de Pozoblanco y de las dificultades que había encontrado. Ignoro cómo quedó finalmente la gestión.


Libros de Manuel Moreno Valero.

El primer libro suyo que leí fue Olivar de Los Pedroches (Tradiciones y folclore) (1987), que él mismo me regaló con una dedicatoria en la que me nombraba "paladín de la cultura en Los Pedroches". Escribí una reseña en la revista de información comarcal Los Pedroches, que por entonces editaba la Diputación de Córdoba, y desde entonces no dejó de enviarme ninguno de los libros que ha ido publicando, que son muchos y algunos de ellos reseñados también en Solienses: Historia de la prensa en Pozoblanco, Ermita de San Antonio de Pozoblanco, Combates por Los Pedroches (cuyo original inédito me dejó leer y admitió algunas sugerencias), Pozoblanco y Marcos Redondo, Judíos y limpieza de sangre en Pozoblanco, El obispo Pozuelo y Herrero, Recuerdos de mi infancia. Testimonio de una época).

De su mano y de la de Esteban Márquez Triguero, cronista de Torrecampo, llegué en 1988 al mundo de los cronistas, en una compañía que en su momento no valoré lo suficiente y que hoy me parece inmensa. Ambos se parecían en muchas cosas, pero fundamentalmente en una: en su amor por Los Pedroches. Y en otra: en su dedicación a la investigación sobre la historia y la cultura de esta tierra. Esa enseñanza me la legaron ambos, fueron grandes maestros de los que aprender. Recuerdo las primeras reuniones de cronistas a las que asistí, en las que, por mi edad, me sentía un tanto intimidado. Pero estando a su lado, todo era más fácil. La locuacidad sin prejuicios de Esteban y la cordialidad extrema de Manolo convertían todo encuentro en un momento sumamente placentero en el que siempre, siempre, se hablaba de Los Pedroches y solo de Los Pedroches. En aquellas primeras reuniones también estaba Rafael Gómez Muñoz, cronista de Villaralto, con el que tuve menos relación, pero al que todos envidiábamos porque era el único al que su Ayuntamiento le pagaba el taxi para acudir a estos encuentros anuales. Los tres, cada uno con sus particularidades distintivas, se han caracterizado por su profunda dedicación al estudio de nuestra comarca, con metodologías poco académicas en muchas ocasiones, pero imbuidos por la pasión que proporciona el cariño a su tierra y sus gentes.

Manuel Moreno Valero ocupó importantes cargos en la jerarquía eclesiástica, pero pienso que siempre le gustó ser "cura". Memoria de un cura de aldea tituló el volumen sobre su estancia como párroco en la aldea de Azuel. También recordaba con orgullo la creación de la parroquia de Nuestra Señora de Araceli en Córdoba, levantada por él con el apoyo del vecindario, y su trabajo social con las prostitutas de Cercadilla en los años más duros de la droga y la marginación.

Manuel Moreno Valero acaba de fallecer y es una de esas noticias que uno no alcanza a asimilar. Hace poco me envió un correo electrónico avisándome de que había sido sometido a una intervención quirúrgica y algunos días después me llegó, puntual como siempre, su último libro publicado, Pasado textil de Pozoblanco. En estos momentos es cuando uno se siente desvalido e inútil, cuando piensa que debió hacer más de lo que hizo, dedicarle mayor atención, atender con más solicitud sus peticiones, concluir aquella conversación siempre aplazada. Haberle querido más. Porque cuando la gente se va, es cuando más nos sentimos deudores de su cariño y su afecto, que nunca vemos suficientemente recompensado. Manuel Moreno Valero, sacerdote y cronista, amante de Los Pedroches, pertenece ya a la memoria de los que tuvimos el privilegio de conocerle. Su fama permanecerá en su trabajo religioso y en su impresionante obra investigadora. Y el recuerdo en nosotros, para siempre.

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El vigía

Va a hacer falta un buen otoño, tras un verano tan largo, canta Silvio, el cubano. Desde el pasado 9 de agosto solo he escrito una entrada en Solienses. Razones de ocio, primero, y de trabajo, después, han impedido una mayor dedicación. Ha sido una lección de humildad: nadie me ha echado en falta. Me consuela suponer que este abandono relajará tensiones y dejaré de ser diana, no siendo ya destino. Las fotos con gatitos suman miles de likes y las filosofías de Coelho sobre fondos arcádicos se comparten por millones. No hay cuidado, el horizonte está despejado. Apuntad a otro lado los cañones.


Los Mejía, en la Noche Blanca del Teatro de Pozoblanco.

Durante este mes de retiro no cesó la cultura en nuestros pueblos. Con el calor agosteño se reunieron el Belalcázar escritores de Los Pedroches y alrededores, aunque me enteré de ello por la prensa. Acudieron, fieles a su cita, los piostros de Pedroche, que se debaten ya entre la pureza y el espectáculo. En Pozoblanco celebraron, acompañado de gran pompa y circunstancia, el décimo aniversario de El Silo. Brilló la estrella de Rossi y la de los grupos teatrales y musicales de la localidad en una animada y aplaudida noche blanca, como el pozo. A los postres, aprecié mucha complacencia y escasa crítica, siendo esta última también consustancial a la cultura, aunque no esté de moda en nuestra tierra, donde la moda es abandonar a su suerte a quien la practica. La primera quincena septembrina finaliza con la grata noticia del Premio Literario Jaén que ha obtenido Alejandro López Andrada, otro exiliado de la cultura en Los Pedroches, con su novela Los perros de la eternidad, que esperamos leer próximamente. Y todo lo que está por venir.

Y en fin, que el verde se esta secando y el viento sur se demora, pero yo sigo esperando que lleguen cantando la lluvia y mi hora. Aunque a la mayoría le gusten más los gatitos. Hay abismo para todos.
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Noche de estrellas en El Mohedano


Contemplando las estrellas anoche en mitad de la dehesa de la Jara.

No hubo mejor forma de despedir el verano que mirando al cielo, al firmamento, al universo. Daría nos convocó en El Mohedano a un grupo de amigos para conocer los progresos del proyecto de declaración de Los Pedroches como zona Starlight y, de paso, asomarnos a la inmensidad de la noche estrellada de la mano de Manolo Barco, Juan Antonio Caballero y Gabriel Pizarro, quienes (junto a Juan Gómez, que no pudo acudir) han realizado altruistamente los trabajos de medición de la luminosidad del cielo de Los Pedroches y abanderan con entusiasmo la divulgación de la astronomía amateur en nuestra comarca. Resultó una noche realmente inolvidable y el principio de muchas cosas que están por venir.

Con el telescopio de Manolo, e incluso con unos simples prismáticos, pudimos acercarnos a cuerpos celestes desconocidos para nosotros como la nebulosa con forma de dónut, una estrella doble, las Pléyades o la galaxia de Andrómeda (de la que nos inquietó saber que dentro de cinco mil millones de años podría colisionar con la nuestra). También asistimos al singular espectáculo de un iridium, el breve destello en medio de la oscuridad de uno de los satélites Iridium que se produce cuando la luz del Sol incide en sus antenas y el rayo reflejado intersecta la superficie terrestre en posiciones próximas al observador.

Ya comentamos en otra ocasión que desde hace algún tiempo el Centro de Iniciativas Empresariales y Turísticas (CIET) de Los Pedroches, ahora con el apoyo de la Mancomunidad y la Diputación de Córdoba, anda embarcado en un ilusionante proyecto que busca convertir a Los Pedroches en una zona de referencia para el turismo de observación astronómica. Para ello se está trabajando para conseguir la certificación oficial como Reserva Starlight, una acreditación que garantiza la existencia en la zona de excelentes cualidades para la contemplación de los cielos estrellados y exige su protección contra la contaminación luminosa.

El expediente de solicitud por parte del CIET, según nos cuenta su gerente Juanma Ruiz, se encuentra en fase muy avanzada y es posible que acabe resolviéndose en los próximos meses, de modo que en la nueva edición de la Feria del Turismo FITUR pueda presentarse ya esta aspiración como una realidad para nuestra comarca. La consecución de la acreditación, sin embargo, no es más que el primer paso de lo que se pretende conseguir, que sería alcanzar el grado óptimo de limpieza lumínica en el cielo de Los Pedroches. La tarea exige un gran esfuerzo de concienciación medioambiental, especialmente en los sectores técnicos de los ayuntamientos de nuestros pueblos. Contemplando la fascinante naturaleza nocturna desde lo más profundo de nuestra dehesa, en medio de la oscuridad reinante, resaltan las manchas lumínicas que desprende el alumbrado de nuestros pueblos, formando franjas de contaminación que sería necesario reducir progresivamente. El cometido es arduo y requerirá la plena disposición de las autoridades municipales, que deberán convencerse de que una iluminación racional de nuestras calles e infraestructuras públicas constituye a la larga un gran beneficio (y no solo económico) para nuestra tierra, para nosotros mismos. En esta tarea, el CIET está cumpliendo con creces su labor. Ahora hace falta que los ayuntamientos emprendan también la suya.


Imagen de Saturno obtenida este verano por Manolo Barco desde su observatorio en Añora y publicada en el blog Un velero estelar.
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Pájaro al fresco

Conocí a Pájaro (alias de Andrés Herrera) en 2013, cuando acudió a Belalcázar para celebrar el tercer cumpleaños de La Fragua. Buscando información sobre el nombre descubrí su primer disco en solitario Santa Leone (2012) y debo reconocer que aquella mezcla explosiva de western Morricone, Semana Santa y rock (especialmente plasmada en el potente tema que da nombre al álbum) me sedujo de inmediato. El que fuera guitarrista de Silvio, Pata Negra, Raimundo Amador y Kiko Veneno acaba de sacar ahora su segundo disco (He matado al ángel), que se presenta con los elegantes aires italianos de "Guarda che luna". Ahí van tres temazos para iniciarse en su veneno.


Pájaro: "Santa Leone".


Pájaro: "Esperanza".


Pájaro: "Guarda che luna".

En cambio, debo reconocer que al Niño de Elche no acabo de cogerle el punto, habrá que seguir probando y no sé. Los dos, junto a Catenaccio, un grupo cordobés formado por Antonio Agredano, David Molina y Antonio Jesús Moreno, estarán el próximo sábado en el Patio de la Salchi (22:00 h.) dentro del II Festival "Al fresco".


Catenaccio: "Standard&Poors".
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"Me han leído la cartilla" y otros titulares que nadie parece haber visto

Si el gobierno de Pozoblanco fuera de otro signo, ¡qué grandes momentos nos depararían las redes sociales! Pero parece que cuando las fuerzas cambian, los comentaristas se repliegan a sus cuarteles de invierno a reponerse y recobrar bríos para los tiempos futuros inciertos que hayan de venir. Hace unos meses llegó Manuel Cabrera, concejal de Urbanismo, y, tras culpar a los ciudadanos de la suciedad en la ciudad, dijo: "Mi reto es que Pozoblanco sea otro en tema de limpieza en agosto de 2016", y vaya que sí lo es, con sueldos por debajo del Salario Mínimo Interprofesional y sin nadie que replique.

Debemos estas declaraciones a las insólitas entrevistas (insólitas, cuando debería ser la norma) que Julia López viene realizando en su diario digital Hoy al Día a los ediles pozoalbenses y que no se quedan en la mera propaganda institucional de lo que el político quiera decir, sino que intentan ahondar en lo que realmente interesa al ciudadano y en la capacidad del responsable en cuestión para resolver con eficacia los asuntos de su competencia. La última entrega viene dedicada a Modesto Sánchez, concejal de Servicio Sociales, y es toda ella un primor de ingenuidad y nobleza que, por lo mismo, merece benevolencia en el juicio. Vean, tan solo, esta catarata sublime de titulares:

  • "Hay gente que se ha acostumbrado a vivir de la beneficencia y los servicios sociales".
  • "Es difícil integrar a esa gente y van a vivir toda la vida de las ayudas sociales porque es una población que no está preparada y que es muy difícil integrarla".
  • "Este año me estoy enterando un poco de qué va esto".
  • "[Para servicios sociales tenemos un presupuesto] en actividades de unos 20.000 euros y en subvenciones unos 22.000" (frente a los 200.000 en materia de deportes, señala la periodista)
  • "Reconozco que este año he ido a 'salto de mata'".
  • "No se puede hacer más cuando hay un reglamento que exige ciertas cosas y eso es impepinable porque luego está ahí la oposición y prepárate si no lo haces".
  • "Tenemos inversiones que nos van a atar las manos el año que viene".
  • "Lo del centro de salud primero se dijo una cosa, luego otra, ahora creemos que va a estar dedicado a las empresas... Te digo creemos porque es lo último que hemos decidido".
  • "Soy mucho menos activo [en las redes sociales] de lo que quisiera porque me han leído la cartilla".
  • "Pe+ es una agrupación que no tiene ningún signo político".
  • "Santiago Cabello quiere acaparar demasiado trabajo que nos compete a otras concejalías".
  • "A mí no me gusta que en una selección de personal haya un solo candidato porque eso parece que va dirigido el puesto de trabajo a esa persona".
  • "La participación [en la encuesta sobre la remodelación del Mercado] ha sido ridícula, no podemos negar lo que es evidente".
Y ahora piensen qué se estaría diciendo en determinados sitios si todo esto lo hubiera dicho otra persona.
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La mujer decorativa


Andy Warhol: "Marilyn serie" (1967).

Los carteles de feria son una de nuestras serpientes de verano favoritas. Cada año salen a relucir ejemplares impresos que se parecen sospechosamente a otros ya editados y a ellos nos hemos referido en entradas como esta, esta, esta, esta y esta. La polémica ha llegado este año con el cartel anunciador de la feria de San Agustín de Hinojosa del Duque, una obra del ecijano Juan Francisco Castro Fernández que guarda grandes parecidos formales, técnicos y de contenido con el cartel anunciador de la feria de Constantina del año pasado, del mismo autor. Las redes sociales han denunciado este hecho acusando al autor -a mi entender, infundadamente- de "plagio" o de "fraude". Al parecer, Castro es un habitual participante en los certámenes que convocan los ayuntamientos para elegir sus carteles feriales y la confirmación de que sus diseños gustan a los jurados reside en el hecho de que el autor acumula ya 58 premios.



Sin embargo, acusar a un autor de falta de imaginación por repetir en sus diseños determinados motivos o técnicas carece de sentido desde que Andy Warhol triturara el concepto de originalidad con sus series sobre Marilyn Monroe apenas diferenciadas por ligeros cambios del color. Por lo demás, la estampa de la flamenca acompañada de la torre de la iglesia local es tan consustancial a los carteles de feria de los pueblos que quizás estemos llegando al final de la hipotética finitud de combinaciones posibles.

Realmente, ¿hay grandes diferencias, por ejemplo, entre el denostado cartel de la feria de Hinojosa y el de Belalcázar de este año, aunque presenten técnicas tan diferentes? Y para no insistir más: echen un vistazo a esta colección de carteles de feria y decidan hasta qué punto existe originalidad en este ramo.

Precisamente lo que más me ha sorprendido en esta polémica es que nadie haya destacado el componente sexista que domina en todas estas muestras y que siga contemplándose normal la presencia de la mujer como objeto decorativo en los carteles de feria como única propuesta viable. Ya en otra ocasión señalamos que este hábito constituye una manifestación flagrante de micromachismo. Y todo parece indicar que no va a menos, sino a más. Las administraciones locales tienen ahí una importante labor que realizar en sus políticas de género.
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Fortalezas y debilidades


Castillo de los Sotomayor de Belalcázar al atardecer, con el palacio renacentista al frente.

El pasado miércoles tuvo lugar en Añora una reunión convocada por Adroches y el Ayuntamiento para recabar información de cara a la elaboración de la Estrategia de Desarrollo Local Participativa que actuará como guía en el marco 2014-2020 de Fondos Feder asignados a Los Pedroches para estimular el desarrollo territorial. Resultó en verdad un encuentro ciudadano muy interesante, atractivo por lo insólito, en el que se afrontó la realidad de la comarca desde una visión crítica, lo que no suele ser muy habitual en las convocatorias institucionales, generalmente entregadas a la complacencia. Allí se destacaron, de acuerdo con la escuesta encargada, las debilidades y fortalezas de la comarca en los diferentes ámbitos económicos y sociales, las amenazas y necesidades, llegándose finalmente a una conclusión que me pareció verdaderamente esperanzadora: todas las debilidades que una reflexión profunda sobre nuestro entorno sacó a relucir (despoblación, deficiencia en las comunicaciones, escaso espíritu emprendedor…) deben interpretarse precisamente como oportunidades de actuación hacia un futuro reparador.

El coloquio se centró principalmente en temas económicos, relacionados con la ganadería, con la dehesa, con las posibilidades del turismo rural, con la incapacidad de promocionar nuestros propios productos, la comparación con otros territorios que han sabido abordar con más éxito la difusión de sus valores y materias primas.

Entre los temas que quedaron en el tintero para futuros encuentros me interesaría especialmente el relativo al patrimonio histórico monumental de nuestros pueblos, entendido ahora no estrictamente como un bien cultural sino como un agente potencial de desarrollo. Se trata de un ámbito con muchas implicaciones, necesitado no solo de una correcta interpretación para que pueda ser ofrecido como un recurso de interés, sino, sobre todo, de una adecuada protección por parte de los organismos públicos y de los propios ciudadanos. La concienciación sobre el valor histórico, cultural, estratégico y económico del patrimonio monumental constituye una asignatura aún pendiente a nivel colectivo e individual, quizás porque las administraciones no han sido capaces de ejercer la función ejemplarizante que en este, como en otros ámbitos, les corresponde.

Centrémonos solo a modo de ejemplo en el pueblo de la comarca que goza de un patrimonio monumental más rico: Belalcázar. El estado en el que languidecen el castillo de los Sotomayor y, muy especialmente, el convento de San Francisco resulta lamentable y muy paradigmático de cómo se están dejando escapar oportunidades que quizás un día resulten ya irrecuperables. La fortaleza de Belalcázar espera pacientemente en el ángulo oscuro de la administración que una voz le diga levántate y anda, y ojalá que el dictado no llegue demasiado tarde. Pero lo que realmente clama al cielo es el abandono perpetuo del convento franciscano, fundado en 1486 para acoger a los frailes desplazados del Convento de Santa Clara, tras convertirse este en cenobio femenino. Unas extrañas obras de consolidación de estructuras realizadas hace algunos años han convertido el templo en un espacio espectral en el que se funde el recogimiento ancestral con la geometría moderna del ladrillo cerámico y el hormigón. No sabría decir ahora si aquellas obras salvaron el edificio o bien lo han arruinado para siempre. La mierda de las palomas que campan a sus anchas por la nave tapiza el suelo y aroma el ambiente, mientras ratas y culebras habitan sus muros. Poco a poco van cediendo paredes, techos, capillas enteras, sin que nadie parezca tener el más mínimo interés en su conservación. En el ámbito del patrimonio monumental queda mucho por hacer en Los Pedroches y el convento de San Francisco resiste ahí, pese a todo, para recordarlo cada día, aunque nos resistimos a aprender la lección.


Fachada de la iglesia del Convento de San Francisco de Belalcázar.


Interior de la nave principal, con las nuevas estructuras que la sostienen.


Arranque de la bóveda de una capilla derrumbada.


Uno de los tesoros que oculta el convento: cúpula en círculos atribuida a Hernán Ruiz I.


Techumbre sobre el altar mayor.


Capilla lateral del siglo XVI.


Para mantener las estructuras arquitectónicas (como el arco que sostiene el coro) se han construido paredes de ladrillo en su interior.


Detalle del muro exterior.