Premiados y organizadores del I Encuentro Los Pedroches, anoche. [Todas las fotos: Solienses]
Hacía tiempo que en Los Pedroches no se vivía nada semejante, una comunión tan íntima con el propio territorio, una identificación tan sincera con la tierra en la que hemos nacido, una reivindicación tan profunda de nuestra comarca como el lugar en el que queremos vivir, al que amamos y por el que sentimos que vale la pena luchar. Durante el fin de semana se ha celebrado el
I Encuentro "Los Pedroches: Nuestra tierra. Nuestro futuro", organizado por la Plataforma "Unidos por el agua". Se han desarrollado tres mesas redondas de altísimo nivel sobre otros tantos asuntos que preocupan a los habitantes de Los Pedroches,
con intervenciones brillantes por parte de grandes expertos teóricos en los temas que abordaban y con testimonios imprescindibles, apegados a la realidad, a cargo de personas que los viven cada día en su tarea cotidiana: agricultores, ganaderos, artesanos, olivareros, veterinarios, agentes medioambientales, representantes del mundo de la sanidad y la educación, del ámbito religioso, de asociaciones... Todo ello, además, organizado desde lo que podríamos llamar la sociedad civil, una plataforma ciudadana con muy buenas intenciones y escasos recursos que ha logrado lo que difícilmente hubieran conseguido instituciones o administraciones: la unión de toda la comarca para identificar sus problemas, sus anhelos, sus deficiencias, sus logros y deslindar un perfil lo más ajustado posible de ese futuro esperanzador que deseamos. La representación política (con escasas y honrosas excepciones) apenas estuvo presente y apenas se la echó de menos. Es más, puede que su ausencia contribuyera a crear un clima de mayor autenticidad y libertad en el discurso público de las personas que intervinieron espontáneamente en el transcurso de los debates que siguieron a las tres mesas redondas.
Podríamos detenernos en analizar las propuestas realizadas, la descripción del territorio o la reflexión sobre el futuro de la comarca efectuada durante el Encuentro, pero hoy quisiera centrarme en lo que ocurrió al final, ya en la noche de ayer, un lluvioso sábado 26 de octubre, que tardaremos en olvidar. Se entregaban los reconocimientos a un representante de cada uno de los 17 pueblos y dos aldeas que componen Los Pedroches, gente anónima o conocida, hombres y mujeres que trabajan o han trabajado en los campos, en el comercio, en la cultura, en la enseñanza, en las empresas, en la sanidad, en las asociaciones, en la solidaridad con los desfavorecidos, en el mundo religioso, en la música, en el turismo rural... Y entonces, surgió el milagro. Cualquiera que estuviera anoche en el salón de actos del recinto ferial de Pozoblanco seguro que no habrá podido olvidarlo.
El acto se alargó durante casi dos horas, pero el tiempo transcurrió en un suspiro, en un aliento de esperanza al contemplar a toda una comarca unida aplaudiendo a su gente, a todos aquellos que la hacen grande desde su trabajo diario, sencillo, humilde, insignificante, sin el cual todo lo demás no sería posible. Fue un soplo ligero de amor a la tierra y autenticidad. Allí no había nada impostado, nada de representación ficticia. Los aplausos eran sinceros y también las lágrimas. Aquel fue uno de esos momentos en los que uno se siente orgulloso de pertenecer a esta tierra, de ser de Los Pedroches, allí, sumergido en el calor de quienes han levantado esta comarca y no están dispuestos a renunciar a ella. Los Pedroches vivió ayer su gran fiesta, una celebración comunal como pocas veces o nunca se ha vivido en esta comarca, un abrazo de fraternidad vecinal como nos gustaría sentir todos los días. Qué suerte haber estado allí para verlo.
Alcaracejos: José López Navarrete, maestro e investigador de la historia y las costumbres locales.
Añora: Amparo Rísquez Benítez, dinamizadora de la vida asociativa de la localidad.
Azuel: José Ruiz Cañadas, docente y artista autodidacta.
Belalcázar: Hermanas Clarisas del Monasterio de Santa Clara de la Columna. En la foto, Eugenia Lara, abadesa.
Cardeña: Antonio López Merchán, maestro en diferentes centros de la comarca.
Conquista: Antonia Castillejo Cañada, ganadera.
Dos Torres: Jonathan Ruiz Fernández, auxiliar de enfermería y director de la Agrupación musical de cornetas y tambores de Dos Torres.
El Guijo: Antonio Luque Pérez, maestro en la localidad y fundador de diversas asociaciones.
El Viso: José Rafael López, director del Auto Sacramental de Los Reyes Magos.
Fuente La Lancha: Enriqueta Plaza Chaves, comerciante.
Hinojosa del Duque: Espiri Peñas Castillejos, presidenta de la Asociación de Enfermos de Alzheimer.
Pedroche: Isabel Fernández, librera y editora de 17 Pueblos.
Pozoblanco: Acuide, asociación que gestiona un comedor social en la localidad. En la foto, Teresa Dueñas recogiendo el diploma.
Santa Eufemia: Alicia Rojo Vicente, dueña de una casa rural, y su marido.
Torrecampo: Francisco y Juan Romero Molina (Los Mellizos), dueños del bar más emblemático de la localidad.
Venta del Charco: Alfonso Muñoz Carmona, defensor del mundo rural.
Villanueva de Córdoba: Paco Martos, domador de caballos en libertad.
Villanueva del Duque: Dolores López Muñoz, mujer trabajadora y participativa en la vida social.
Villaralto: Rafaela Herrera, veterinaria y ganadera de ovino.
Embajadora internacional de Los Pedroches: María José Llergo.
Todos los premiados.