Localizamos e identificamos por primera vez la ermita de San Roque de Torrefranca, que se consideraba perdida.
Vista de la ermita de San Roque de Torrefranca desde el exterior, aneja a la plaza de toros de Dos Torres [Todas las fotos: Solienses].
En
nuestro anterior artículo apuntábamos que en 1914 el terreno que ocupaba dicha ermita, supuestamente en ruinas, fue adquirido por el Ayuntamiento de Dos Torres “al objeto de utilizarlo para la construcción de un matadero de reses que proyecta edificar”, según puede leerse en documentación de la época consultada en el Archivo del Obispado de Córdoba. Imaginamos entonces que, en consecuencia, ese habría sido el final del santuario, como el de tantos otros edificios que tengo recogidos en mi libro
Patrimonio perdido de Los Pedroches: el Ayuntamiento habría derruido los pocos restos que quedaran del edificio religioso para construir en el solar su nuevo matadero. El silencio que en torno a dicha ermita guardan desde entonces tanto los documentos oficiales como las obras de investigación o divulgación sobre el patrimonio local invitaban a pensar de ese modo. Pero no.
Gracias a un mapa de Dos Torres del siglo XIX habíamos ubicado esta ermita (presuntamente desaparecida) en el entorno de la actual plaza de toros, suponiendo que habría sucumbido ante esta obra. Y, en efecto, a comienzos del siglo XX el Ayuntamiento construyó allí un matadero (de hecho, en el pueblo el lugar es conocido todavía como "el matadero"). Sin embargo, no se trató de un edificio nuevo, levantado tras derribar los restos de la ermita que subsistieran, como cabría pensar, sino que se aprovechó totalmente la estructura ya existente para el nuevo uso. El matadero cumplió su función durante varias décadas y más tarde el edificio quedó abandonado, llegando a utilizarse incluso como taller de confección y almacén municipal. Finalmente, en su entorno se levantó en 1982 la actual Plaza de Toros, cuyos constructores tuvieron el buen acuerdo de integrar en la nueva obra los restos del matadero y, con ellos, quizás sin saberlo, los restos de la ermita antigua de San Roque de Torrefranca. Y allí se encuentra todavía, pasando desapercibida al formar parte del conjunto de chiqueros y dependencias auxiliares del coso taurino.
Porque, efectivamente, y contrariamente a todo lo que hubiéramos podido pensar en un edificio tan alterado a lo largo de todo un siglo, la estructura de la primitiva ermita no se derrumbó, sino que, sencillamente, se fue adaptando progresivamente a los nuevos usos, hasta llegar a olvidarse el original. Pero el edificio de la ermita aún continúa en pie y resulta claramente identificable. Ante semejante milagro, uno reconoce emocionado el caprichoso azar de la historia.
Interior de la ermita-matadero.
Lo que puede verse en la actualidad es una sola nave rectangular de 10x8 metros aproximadamente, con las paredes parcialmente cubiertas de azulejos e instrumental del antiguo matadero (vigas y ganchos de hierro), pero sobre todo ello se impone la conmovedora presencia de dos arcos diafragma apuntados (seguramente de ladrillo, aunque ahora aparecen enlucidos y pintados de blanco) que sostienen una armadura de tejado a dos aguas. Aunque ocultos en parte por las sucesivas reformas, los arcos pudieran arrancar de pilastras salientes de granito, como en tantas otras ermitas de la comarca de estructura similar. Al exterior, sin contrafuertes en los muros, se conserva una sencilla portada (hoy parcialmente encalada) formada por arco de medio punto adovelado ligeramente rebajado (quizás escarzano) y alfiz también de granito, la típica portada de la mayoría de las ermitas de la comarca edificadas en el siglo XVI y también de muchas viviendas particulares. El alfiz presenta la singularidad de que el extremo inferior no se cierra en la línea de imposta hacia el arco, como suele, sino que abre al exterior.
Por increíble que parezca, la ermita siempre ha estado ahí, aunque el recuerdo de su existencia hubiera desaparecido de la memoria de los vecinos de su pueblo. Corresponde ahora al Ayuntamiento de Dos Torres rescatar del olvido esta insólita muestra de su ya rico patrimonio arquitectónico, restaurarla para devolverle su individualidad monumental y reintegrarla así en el lugar que le corresponde dentro del conjunto de los bienes histórico-artísticos de la localidad.
En Dos Torres deben sentirse afortunados: tenían un hijo perdido y lo han vuelto a encontrar.
Portada de la ermita.
Arco de la cabecera y estructuras del matadero.
Arco de los pies de la ermita.
Hemos señalado con una x roja el edificio de la ermita, junto a la plaza de toros. El inmueble se encuentra en el interior de las dependencias auxiliares del coso y no resulta accesible desde la calle.
N.B.
1. Agradezco a Manuel Torres, alcalde de Dos Torres, las facilidades dadas para visitar el edificio de la ermita-matadero.
2. Más datos y referencias sobre la ermita de San Roque de Torrefranca y otras ermitas desaparecidas de Dos Torres aparecerán en mi artículo que se publicará a finales de año en el volumen XXXI de "Crónica de Córdoba y sus pueblos", revista de la Asociación Cordobesa de Cronistas Oficiales.