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¿Por qué hacer cosas nuevas en tiempos de crisis?

Artistas y responsables de La Fragua, ayer en el Convento de Santa Clara de Belalcázar celebrando el primer aniversario de la residencia de artistas.

Durante estos días han tenido lugar en Belalcázar dos acontecimientos que expresan sendos modos diferentes de entender el arte y la cultura. Por un lado, el miércoles Adroches propició el encuentro de cuatro manifestaciones teatrales de carácter más o menos popular que se representan en Los Pedroches, en un acto que ejemplifica la institucionalización de la cultura popular o, mejor escrito, la capacidad insaciable que evidencian la instituciones de fagocitar las muestras espontáneas de cultura popular hasta convertirlas en objeto de escaparate insustancial absolutamente desvinculado de cualquier motivación genuina que pudiera subsistir. Por otro, el jueves en el Convento de Santa Clara la residencia de artistas La Fragua celebró su primer aniversario con la inauguración de una exposición de arte contemporáneo que se presenta como "un intento de reflejar lo que acontece" en tiempos de crisis, una aventura experimental que planta cara a la decadencia cultural que amenaza. Sólo podía asistir a una de estas dos actividades. Y elegí.

La Fragua tiene su sede en el Convento de Santa Clara de Belalcázar.

La exposición Recuerdo de aquel mito delirante -según proponen sus organizadores- "explora la idea de la no paralización colectiva, del poder del ser humano en recordar mitos, adaptarlos e incluso inventarlos en un nuevo contexto histórico. Explora, en definitiva, el concepto de movimiento como única acción consecuente con la propia vida y naturaleza". Todo ello levantado en un ambiente general sumergido en el "fatalismo de muchas opiniones, cargadas éstas por un cartucho verbal lleno de balas con el mismo título: la crisis económica" y que desemboca en dos preguntas capitales: "¿Por qué hacer cosas nuevas en tiempos de crisis? ¿Para qué arriesgarse si el fracaso está garantizado?".

Eso es, fundamentalmente, lo que hacen en La Fragua: arriesgarse. Sólo por eso, ya merece la pena su existencia. Su presencia en Los Pedroches constituye una hermosa anomalía, una constatación de que existe un espacio para la cultura al margen de las instituciones y una esperanza para la experimentación artística frente a la rutina tediosa de las propuestas oficiales que se pagan generosamente con el dinero de todos. Algún día empezaremos a darnos cuenta del fecundo estímulo (cultural, económico, territorial) que supone la actividad impagable -todavía silenciosa y silenciada- de los artistas rebosantes de fiebre creadora que desfilan por la residencia. Quizás cuando las administraciones -tardas siempre en reaccionar- quieran darse cuenta sea ya demasiado tarde, pues la experiencia nos demuestra que las ilusiones no son eternas, que llega un día, finalmente, en que el entusiasmo cesa y se apaga o se traslada a otras emociones, en otros lugares.

De izquierda a derecha, Gabrielle Mangeri y Javier Orcaray, responsables de La Fragua, junto con la artista Rosana Cámara, en los talleres de la residencia.

Los tres artistas residentes autores de la exposición: Anders Grønlien, Iván Izquierdo y Fátima Montero.

Escultura de Fátima Montero: "Su obra nos pregunta sobre la propia forma y percepción que tenemos sobre los objetos e incluso de cómo estos pueden ser devorados por el crecimiento imparable de los elementos naturales".

Instalación de Iván Izquierdo: "Su obra sitúa los límites morales del ser humano como parte importante en el movimiento de la Historia. El carácter político de parte de alguna de sus nuevas obras no es sino una referencia hacia el canibalismo de dirigentes políticos y económicos, entendido aquí como un mito exótico delirante".

Visitantes observan el mural de Iván Izquierdo.

Detalle del mural.

Instalación de Anders Grønlien: "Representa el movimiento interior, nuestro gran sueño de ser capaces de viajar en el tiempo, el mito delirante de la transportación física".

Vista general de la Sala del Barco del Convento de Santa Clara, donde se halla instalada la exposición.

Edificios del Convento de Santa Clara donde se asienta La Fragua. En primer término, la intervención artística colectiva de 'agroland art' titulada "U", en colaboración con el grupo CulturHaza.

2 comentarios :

Jaime Quintero | viernes, diciembre 09, 2011 1:09:00 p. m.

Emocionante resumen de una jornada de celebración de un año de vida de La Fragua. Toda una aventura llena de esfuerzo y creencia en el valor de una propuesta tan arriesgada como tremendamente atractiva.
Enhorabuena a los responsables de La Fragua, bien merece múltiples visitas a sus no menos variadas propuestas, y bien por este artículo que difunde aventuras como la mencionada, hechas en, por y para el entorno.
Jaime Quintero

Anónimo | sábado, diciembre 24, 2011 10:05:00 a. m.

Que bonito es todo esto,y que bien está quedando todo,se nota el arte que teneis.
Las fotos están muy bién,y vosotros muy guapos,felicidades por todo lo que estais haciendo.

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