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La peregrinación de 1910

Portada del semanario católico "El cronista del Valle" (3-9-1910), donde se da cuenta a página completa de la peregrinación.

Me ha llamado la atención la publicación en la revista de feria de Añora de un escrito anónimo (pues parece que ahora en una administración pública se pueden registrar escritos anónimos, como si de un vulgar foro de internet se tratara) en el que se informa al alcalde de la realización en agosto de 1910 de una peregrinación de católicos procedentes de los pueblos de la comarca a la ermita de la Virgen de la Peña de Añora. El informante anónimo ignoraba, sin duda, que nuestro alcalde ya era conocedor de la celebración de tal romería, pues yo mismo publiqué en la revista de feria de 2012 un artículo de tres página [pinchar aquí para leerlo] en el que relataba el desarrollo de aquel acontecimiento y ofrecía el contexto histórico en el que debe ser interpretado, de acuerdo con la ciencia historiográfica. Un artículo más extenso y argumentado sobre el mismo tema escribí también en la revista anual de los cronistas cordobeses Crónica de Córdoba y sus pueblos XIX (2013) [pinchar aquí para descargarlo], titulado "La movilización clerical en Los Pedroches a principios del siglo XX: La peregrinación de 1910 en Añora". Es posible, sin embargo, que el alcalde no leyera ninguno de ellos, dadas sus muchas ocupaciones, entre las que estas cuestiones de historia y cultura tienen poca o ninguna cabida, habiendo asuntos más esenciales para el desarrollo y la prosperidad de Añora.


En fin, el caso es que en el ayuntamiento de Añora parecen haber interpretado que tal evento supuso una actividad de inspiración meramente religiosa destinada a la veneración particular de nuestra patrona y a fomentar a través de ella la unión entre los pueblos de la comarca. Incluso alguien ha llegado a barajar el delirio de volver a repetir la peregrinación un siglo y pico después o, al menos, organizar algún acto conmemorativo de aquella. Pero con humildad he de decirles que en esta ocasión los asesores municipales en cuestiones históricas y de conmemoraciones no han estado demasiado acertados. Porque aquella peregrinación no constituyó un acto de unión, sino de división.


Como expliqué en ambos artículos, la peregrinación de 1910 en Añora no puede interpretarse simplemente como una manifestación de fervor religioso, sino que responde a la actitud beligerante que durante aquellos años la Iglesia venía manteniendo desde el punto de vista político, en un momento en el que veía peligrar gravemente algunos de sus privilegios, especialmente en el terreno educativo (una aproximación al fenómeno a nivel nacional puede verse en este artículo de Julio de la Cueva, autoridad en la materia, que tiene un título bien explícito: "Católicos en la calle. La movilización de los católicos españoles, 1899-1923"). El Partido Liberal de José Canalejas, que había obtenido la mayoría en las elecciones de ese año, pretendió reforzar el carácter laico del Estado emprendiendo una serie de reformas en materia social, religiosa y educativa  (matrimonios y cementerios civiles, libertad de cultos, eliminación de la obligatoriedad de estudiar el catecismo en las escuelas, libertad de enseñanza y prohibición del establecimiento de nuevas congregaciones religiosas) que motivaron una agresiva y multitudinaria respuesta por parte de los estamentos conservadores, a través de numerosas movilizaciones dirigidas por una jerarquía católica que había irrumpido en la vida pública española tras décadas de adormecimiento. Y entre esas movilizaciones se sitúa la peregrinación de Añora. Recordemos que el periódico católico El defensor de Córdoba, tras el éxito de la convocatoria, declaró haber llegado “la hora de confesar a Cristo en la plaza pública sin estúpidos respetos humanos” y que el rechazo al presidente Canalejas "hay que demostrarlo con hechos, con mítines, con manifestaciones, con peregrinaciones".  Como la peregrinación de Añora de 1910. Es lo que la historiografía de la época conoce como clericalismo y anticlericalismo. La lucha de unos por recuperar su influencia y la de otros por impedirlo. El clericalismo (la doctrina que instrumenta una religión para obtener un fin político) frente al anticlericalismo (que cuestiona la sociedad sacralizada y el poder de la Iglesia, al considerarlos obstáculos para el progreso en el mundo).


Desde luego, no entramos a valorar ahora el que la Iglesia como institución organice las manifestaciones de fieles que le parezcan oportunas, pues en esa libertad nos sentimos acogidos todos. Lo que tiene un punto insólito es que un ayuntamiento sugiera siquiera la realización de una actividad religiosa que busca, precisamente, la división de sus ciudadanos, al enfrentar dos modelos de creencias no ya diferentes sino antagónicos, cada uno de ellos apoyado por ciudadanos de Añora que deberían sentirse igualmente representados y respaldados por su alcalde y su ayuntamiento.

1 comentarios :

Anónimo | sábado, agosto 27, 2022 8:31:00 p. m.

"Es posible, sin embargo, que el alcalde no leyera ninguno de ellos, dadas sus muchas ocupaciones, entre las que estas cuestiones de historia y cultura tienen poca o ninguna cabida, habiendo asuntos más esenciales para el desarrollo y la prosperidad de Añora."
El alcalde debe estar encantado con que lo exoneres de toda culpa, o no...

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