Los alcaldes actuales de las Siete Villas de Los Pedroches participarán en la representación de Asonada
Actores en el papel de representantes de las Siete Villas en una escena de la "Asonada" de 2022 [Foto: Solienses].
Otro aliciente que tendrá la Asonada de este año será que volverán a reunirse en Pedroche los alcaldes actuales de las antiguas Siete Villas de Los Pedroches. Recordemos que en la ermita de la Virgen de Piedrasantas de Pedroche se reunieron periódicamente durante siglos los representantes de la mancomunidad histórica de las Siete Villas para tratar de los asuntos comunales, principalmente los referidos a la administración de las dehesas de la Jara, Ruices y Navas del Emperador, que pertenecían a las Siete Villas conjuntamente. La mancomunidad mantuvo, además, un término municipal común e indiviso hasta el siglo XX.
Alcaldes actuales de las Siete Villas de Los Pedroches.
Está previsto que los alcaldes de Pedroche, Torremilano (hoy Dos Torres), Torrecampo, Pozoblanco, Alcaracejos, Villanueva de Córdoba y Añora (citadas por orden de antigüedad en cuanto a la obtención de sus títulos de villa) participen en la representación del día del estreno (21 de agosto), encarnando sus propios papeles, es decir, actuando como alcaldes de cada una de las villas, en una escena en la que los representantes de las Siete Villas intervienen en la discusión sobre si debe destruirse el castillo. Los alcaldes en cuestión son Juan Ignacio Romero (Pedroche), Manuel Torres (Torremilano), Francisco Castillo (Torrecampo), Santiago Cabello (Pozoblanco), José Luis Cabrera (Alcaracejos), Isaac Reyes (Villanueva de Córdoba) y Bartolomé Madrid (Añora).
Será, sin duda, un bonito guiño a la tradición y a la causa de la unidad comarcal, aunque recordemos que en la obra asistimos en este punto a una alteración histórica, puesto que en 1478 -cuando suceden los hechos de Asonada- no habían recibido aún el título de villa las cuatro últimas localidades de la relación y, por tanto, no existía todavía la mancomunidad de las Siete Villas. Se trata, pues, de una licencia teatral que el público acepta benevolente por su significado entrañable y su propósito simbólico en la construcción de una narrativa comarcal, al representar una concordia a partir de intereses diferentes que ojalá se manifestará también en otros momentos de la vida real.
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