En un mundo tan ególatra y tan autosuficiente como a menudo se presenta el del cine español, me parece grandiosa la frase de
José Luis Garci, pronunciada en Pozoblanco en el transcurso de la jornada de ayer del VII Encuentro Literario sobre Literatura y Cine: "Yo no estoy entre mis directores de cine favoritos". Garci, que en otros tiempos fue de izquierdas, muy cercano o quizás militante del PCE, hoy es tenido por un cineasta de derechas.
Vicente Aranda, por su parte, declaró que "hasta en mis guiones originales hay literatura". A Aranda, aunque no se caracterice precisamente por su buen "talante", se le considera hombre de izquierdas. El mundo al revés: ahora resulta que la autocrítica intelectual está en la derecha y la complacencia en la izquierda. Puede que sea una excepción, pero me temo que no tan extraña como debiera. En el mundo de la cultura y de las ideas de los intelectuales de izquierda de hoy, domina demasiado el acomodamiento, la sumisión y la falta de compromiso. Hasta hay quien se considera revolucionario por decir simplezas del tipo "No a la guerra", "Nunca mais" o "Yankis go home".
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