El
Córdoba publica diariamente una decena de artículos de opinión y
El día de Córdoba otros tantos (la edición provincial del
ABC a veces dos, uno o ninguno). Resulta excepcional que alguno de esta veintena larga de artículos se refiera a asuntos de la provincia en general o de pueblos concretos en particular. La mayoría de ellos tratan de asuntos generales, que lo mismo se podrían publicar aquí que en
El faro de Vigo (de hecho, muchos lo hacen, pues se distribuyen a través de agencias), o, como mucho, de temas de actualidad en Córdoba capital. Es, pienso yo, un síntoma más de este divorcio entre la ciudad de Córdoba y su provincia que hoy denuncia Luis Moreno Castro en un muy interesante artículo de opinión titulado "
Córdoba y los cordobeses". Y, sin embargo, la opinión crítica sobre temas de nuestro entorno más inmediato (que, por supuesto, no debe estar reñida con el interés por los asuntos de ámbito más general) resulta absolutamente necesaria para desarrollar una conciencia ciudadana que pueda contribuir al propio mejoramiento de nuestra vida en comunidad. Y me refiero a una "opinión crítica", porque sólo si llegamos a comprender la realidad de nuestra situación, sea esta cual fuere, podremos hacer algo por mejorarla. Desde la complacencia en la que muchos viven instalados, desde una contemplación idílica de las circunstancias que nos rodean, desde la aceptación irreflexiva de imposiciones ideológicas o culturales, difícilmente podremos salir de ese estado de anestesia general que parece dominar en nuestra sociedad (y me refiero ahora a la comarcal, pero no sólo), que nos hace saltar de la silla como si nos pincharan con hierro ardiendo tan sólo cuando alguien
toca a nuestra virgencita, a nuestro pueblecito, a nuestra antiquísima ermita, a nuestro pilón de la plaza mayor. Parece como si las cosas fueran a ser de otra manera porque no dijéramos como son realmente. Y no. Se necesita una reflexión mucho mayor sobre las cosas que nos pasan, y ya que los medios de comunicación tradicionales no contribuyen a ello -ellos sabrán por qué- convendría alentar otras formas de expresión que los nuevos avances tecnológicos ponen ahora a nuestra disposición. Me interesa sobremanera la opinión tranquila y razonada de las gentes de nuestra tierra, pero la busco y no la encuentro.
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