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Superposición de las fotografías de dos milicianos cayendo a tierra

En un artículo publicado en Gazeta de Antropología con el título "Fotografía, muerte y símbolo. Aproximación desde la antropología visual", Demetrio E. Brisset Martin analiza el fenómeno de las imágenes fotográficas sobre la muerte como medios eficaces de propaganda en conflictos bélicos, conviniendo en que muchas de ellas son en realidad simulaciones presentadas como si fueran hechos auténticos. Según el autor, el precursor de la aparición de los combatientes muertos en la fotografía sería Felice Beato, con sus imágenes del ahorcamiento en Delhi de indios sublevados contra el imperio británico en 1857. En cuanto al fotomontaje como medio ideológico progresista, se considera como precursor en su empleo al australiano Frank Hurley, con una fotografía de la I Guerra Mundial que resultó ser una composición múltiple a partir de doce negativos diferentes.

Brisset se detiene en concreto a analizar la polémica sobre la autenticidad de la famosa fotografía de Robert Capa del miliciano republicano español recién alcanzado por las balas en el frente de Córdoba, que algunos han ubicado en Los Pedroches. Hace un recorrido histórico por los testimonios a favor y en contra de la veracidad de lo plasmado en la fotografía para terminar, basándose en el análisis formal de la imagen, calificándola como "puesta en escena" o, según su propia terminología, fotografía directa de intervención. Al parecer, la imagen habría sido tomada en realidad en un simulacro de ataque o en unas maniobras preparatorias ajenas a cualquier combate real, lo que, en su opinión, por otra parte, no le quitaría ningún valor como símbolo de la lucha republicana. Entre los argumentos que aporta para este veredicto figura el análisis de la serie de seis fotografías del frente de Córdoba a la que pertenece la famosa del miliciano. En toda la serie, Brisset aprecia teatralidad en los gestos, acciones y posiciones; movilidad del fotógrafo en busca de variados encuadres y estéticas composiciones, que llega a colocarse a la misma altura que los milicianos, sin aparente refugio por su parte ante los posibles disparos enemigos; la escenificación en otra fotografía de una victoria poco antes de las supuestas muertes cuando bajan corriendo la ladera y, sobre todo, la existencia de dos fotografías sucesivas de dos milicianos cayendo a tierra (la famosa y otra), superponiendo las cuales (ver imagen de arriba) Luca Pagni demostró en 2002 que los personajes se encontraban en idéntico espacio, extrañándose de que en la segunda no se apreciara el cadáver del miliciano de la primera toma, y de la poco creíble casualidad de que dos personas cayesen abatidas casi del mismo modo en el mismo lugar. Tras referirse más brevemente a otras fotografía bélicas utilizadas también con fines propagandísticos, Brisset finaliza su artículo analizando la cuestión de si son moralmente aceptables o no las escenificaciones fotográficas.

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