Carta

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Yo sí caso gays

Soy concejal del Partido Popular, y si me pide una pareja homosexual que los case, los casaré con el mismo agrado y honor que casaré a una pareja heterosexual.

Y lo haré porque son personas y las respeto, y lo haré porque ser homosexual o no serlo me importa tanto como si una persona es de piel blanca o negra, como si es judío o cristiano, si es hombre o es mujer, si es guapo o feo, si es inteligente o torpe, si le gusta el color azul o el rojo, si es del Partido Socialista Obrero Español o es del Partido Popular, etcétera.

Si dos personas se quieren, se asisten durante su vida, en la enfermedad, en los momentos alegres, forman un núcleo de vida, y si a ese núcleo de vida le quieren dar la forma de un matrimonio, me parece perfecto. Yo no soy nadie para juzgar a nadie cómo quiere vivir, cómo quiere amarse, y menos aún cuando tales cuestiones no hacen daño a nadie. A quien sí juzgaré será a los racistas, a los sexistas, a los que discriminan por razón de la religión, o por la condición social o económica y, en definitiva, a todos esos que hacen daño a las personas por idioteces o intereses por el estilo.

Odio las morales trasnochadas, y aunque me duele aplaudir esta decisión del Gobierno Zapatero, sin duda el peor gobierno que ha tenido España, sin embargo aplaudo abiertamente la decisión de permitir estos matrimonios, que vienen a dar un reconocimiento de respeto social a personas que durante generaciones han sufrido la discriminación más injusta y brutal, y que tienen el derecho a salir a la calle con la cabeza tan alta como todos los demás. Con todo, aún nos queda a los que no somos homosexuales una obligación moral, pedir perdón a los homosexuales por todo el daño que nuestra sociedad haya podido causarles durante generaciones y generaciones de discriminación y humillación, una tortura social por la que la sociedad puede sentirse verdaderamente avergonzada.

ISIDRO SALADO CABRERA. PORTAVOZ DEL PARTIDO POPULAR EN EL AYUNTAMIENTO DE POZOBLANCO

Carta al director publicada en el diario Córdoba hoy, 6 de mayo de 2005.