Paseo dominical
A modo de vagamundo, se llega a la Plaza Elisa Ramírez de Dos Torres. En pleno casco histórico del pueblo, en un entorno cuidadísimo, con calles certeramente adoquinadas sin acerado resaltado, en la misma ruta de los dinteles labrados y de las fachadas blasonadas. A esta hora de la tarde, hay un silencio que conmueve. Agrada pasear por estas calles, tan llenas de historia. Y, sin embargo, miro la estampa y siento como que sobra algo, como que algo está de más. En tan armonioso conjunto, algo desentona, y pienso que no debe ser tan difícil corregirlo.
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