Entornos

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Ermita de Santa Marta de Pozoblanco.

Es norma habitual, incluso en grandes ciudades, que las ordenanzas urbanísticas recojan normas protectoras de determinados entornos en función de sus valores históricos o artísticos. Así, no es raro que en los alrededores de ciertos lugares (iglesias, palacios, conventos...) de marcado carácter monumental se limiten las alturas permitidas en las nuevas edificaciones y se condicione su apariencia externa y el uso de algunos materiales a fin de que los nuevos edificios contribuyan en la medida de lo posible a mantener un entorno urbano acorde con esas construcciones aledañas de gran personalidad. Nada de esto ocurre, al parecer, en Pozoblanco, donde la asociación para la defensa del patrimonio histórico local Piedra y Cal alerta en su último boletín informativo del riesgo de destruir el "venerable y vetusto" entorno de la ermita de Santa Marta (también llamada de San Antonio) ante la progresiva urbanización de la zona que viene observándose en los últimos años, sin que sean visibles medidas que palien siquiera en parte el tremendo impacto visual de las nuevas construcciones sobre un paraje que hasta hace poco había conservado todo su sabor histórico tradicional (algo cada vez más escaso en Pozoblanco). Algún día todos nos preguntaremos cómo fuimos capaces de consentir tanto.



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