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Valle de los Pedroches (I)

A mediados de los años 80 (¡del siglo pasado!) se produjo una eclosión del asociacionismo cultural en los pueblos de Los Pedroches que significó un auténtico hito en la vida social de la comarca. Fue, de algún modo, nuestra movida particular, con colectivos como El Jardal de Villaralto, El Cangilón de Añora, Los Usías de Dos Torres, la Peña Cultural de los Reyes Magos de El Viso y otros varios que fomentaron en sus diferentes localidades un movimiento de actividades culturales de mucho interés y que al cabo influyeron de modo muy acentuado en el devenir político local de nuestro pasado más reciente. No es de eso de lo que quiero hablar ahora, pero el tema merecería un estudio más detenido hasta determinar cuánto debe la mentalidad de los pueblos de hoy a la acción reivindicativa de aquellos grupos.

Mi pertenencia a uno de esos colectivos me puso en contacto también con algunas personalidades individuales cuya iniciativa resultó entonces definitiva en aquel proceso de modenización cultural de la comarca que se pretendía. Recuerdo a Manolo Gómez, hoy alcalde de Villaralto, a Francisco Tébar, entonces alcalde de Villanueva de Córdoba, de cuyo aprecio gocé, y sobre todo a Jesús Rodríguez (el mismo que hoy se llama Jesús Vigorra en Canal Sur), director de la emisora Radio Luna de esa misma localidad, que por entonces se erigía como portavoz muy destacado de aquella voluntad de dar un empuje que se deseaba definitivo a la sociedad de Los Pedroches, para que dejara atrás modos de pensamiento todavía demasiado vinculados al pasado y se abriera a las formas luminosas de actuación que se vivían en otros lugares. Con aquel ánimo participamos entonces en concentraciones culturales de ámbito comarcal, mesas redondas, exposiciones, certámenes teatrales y en aquella efímera revista editada por la Diputación de Córdoba entre abril de 1986 y agosto de 1987 con el nombre de Los Pedroches.

En varias ocasiones se comentó en estos ámbitos la conveniencia estratégica de dejar de llamar a la comarca "Valle de los Pedroches", como signo de ruptura con un pasado que apegaba a esa denominación connotaciones de atraso y subdesarrollo, en favor del nombre solitario de "Los Pedroches", que nos parecía más acertado por entroncar mejor con la historia de la comarca y, sobre todo, por aparecer liberado de vinculaciones con un pasado triste y oscuro, que el término "valle" (independientemente de su incorrección geográfica) parecía arrastrar con una lírica poco seductora. Lógicamente, como suele, había opiniones para todos los gustos, incluyendo la de quienes veían indiferente la denominación e inútil el planteamiento de cambio. Recuerdo que en el transcurso de unas "Jornadas de geografía e historia de Los Pedroches" que se celebraron en 1987 en Villanueva de Córdoba, organizadas por la Universidad de Córdoba, el maestro Juan Ocaña, habiéndosele planteado el dilema, solventó con buen humor la tan, a su juicio, intrascendente cuestión, señalando que era como si a un Francisco se le llamaba Paco o Curro. Sin embargo, quienes defendíamos la denominación exclusiva de "Los Pedroches" argumentábamos la importancia simbólica del cambio y desconfiábamos de la inocencia de las palabras, conociendo, por ejemplo, que no era lo mismo decir Euskadi, País Vasco o Vascongadas: aunque todos los términos aludían a la misma realidad geográfica, no todos presentaban la misma carga política o ideológica, y cada denominación desvelaba por sí sola un planteamiento inicial muy definido con respecto a la posición del hablante sobre muchos temas.

Recuerdo haberle oído comentar en alguna ocasión a Bartolomé Valle Buenestado, que dirigió aquellas Jornadas, su intención de investigar el origen de la denominación "Valle de los Pedroches", popularizada fundamentalmente a lo largo del siglo XX, aunque ignoro si finalmente llevó a cabo sus pesquisas y llegó a alguna determinación. Casualmente, hace poco me he topado con un documento administrativo del siglo XIX, cuyo original se conserva en el Archivo Histórico Municipal de Añora, en el que creo haber leído por primera vez en la documentación archivística la denominación "valle" para referirse a la comarca, y esa lectura, como magdalena proustiana, me ha evocado aquellas cuitas denominativas de juventud y me ha animado a investigar algo más sobre el asunto.

[Continuará mañana...]

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