Cuando se proclamaron los resultados de la votación en la
asamblea extraordinaria de Covap del pasado 12 de noviembre, el presidente de la entidad, con cara de derrota y como si una desgracia personal le hubiera acontecido, se negó a que hubiera ninguna intervención más por parte de algunos socios que lo solicitaban. Su abatimiento daba a entender que cierta hecatombe estaba a punto de producirse en la cooperativa, en vez de explicar que, sencillamente, se había expresado la voluntad de los socios. Ni que decir tiene que el presidente no se dignó felicitar a la postura ganadora. Luego, la ausencia de cualquier autocrítica en el consejo rector y la omisión de la que parecía única salida posible, la dimisión de todo él, fueron apuntando las maneras del futuro, que ahora se concretan en que
la junta rectora volverá a proponer próximamente la conversión de la Covap en una sociedad anónima. De ser cierta esta información, estaríamos ante un ensayo novedoso en el mundo empresarial de occidente. El mismo equipo directivo que salió estrepitosamente derrotado de una propuesta en la que había invertido todo su esfuerzo y prestigio, y para la que contaba con todo el apoyo político y sindical, volverá a intentarlo sin que tamaño fracaso previo le haya producido ningún coste. El camino ya está engrasado: la victoria de los que desean mantenerse como cooperativa sólo durará unos meses, mientras que si alguna vez (si no a la segunda, a la tercera, a la cuarta...) gana la opción contraria, la decisión será ya para siempre, sin vuelta atrás, sin que haya posibilidad de proponer luego la retroconversión de la sociedad anónima en coooperativa pasados unos meses. La irreversibilidad de una sola de las dos alternativas posibles juega a su favor. Como también que el consejo rector conoce ahora dónde tiene que dar la batalla preferentemente, qué tuercas son las que debe mejor apretar, qué voluntades seducir con mayor encono. Y todo ello, gratis, sin dejar de cobrar la nómina de consejero ni un solo mes.
1 comentarios :
Pues las declaraciones de Pérez Saldaña a un periódico agrario no tienen desperdicio, a destacar:
I.P.S. Esto no es más que una batalla dentro de una guerra en la que el proceso final tendrá que ser asumido y saber que las cooperativas no pueden jugar al mismo papel que jugaban antes. Además habrá que asumir que determinadas normas tampoco son ya adecuadas.
• E.A. ¿Se refiere al voto plural?
• I.P.S. Por supuesto. Es que no es igual hablar de una cooperativa agraria que de una de trabajo asociado. Las cooperativas agrarias antes estaban para producir, ahora si sólo hacen eso tienen un futuro negro.
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