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Nuestras tradiciones en Pedroche

El pasado 27 de abril tuvo lugar en los alrededores de la ermita de Piedras Santas la jornada denominada Nuestras tradiciones, organizada por la Asociación "Pedroche a Caballo", patrocinada por el Ayuntamiento de Pedroche y con la ayuda de la UTEDLT Zona de Pozoblanco. El programa de Canal Sur Tierra y mar elaboró un interesante reportaje sobre el desarrollo de la jornada, que ahora podemos ver aquí:





"Binar es darle la segunda reja al barbecho, alzar es alzar el lirial", dice Fernando Rubio, agricultor de Pedroche de 78 años. Todavía hoy quedan personas capaces de pronunciar estas frases con la rotundidad de una vida que las avale. Su lenguaje es críptico, sólo para iniciados, como si anduvieran describiendo la receta mágica de un alquimista. A personas como Fernando yo las he visto hablar y no hablan para los demás, sino fundamentalmente para sí mismos. En un rito necesario de reafirmación, las palabras constatan una existencia que ya nunca podrá volver, una nostalgia amarga y tan dulce. Y no por la edad, esa traicionera, sino por los tiempos, tan tempestuosos. La experiencia transmitida será, en la mayor parte de las ocasiones, un acto de comunicación fallido, por aludir a referentes ya absolutamente ajenos para el que escucha, tan lejanos como la galaxia de Andrómeda. Siendo imposible la recuperación de los trabajos, sólo quedan las vivencias contadas, un sucedáneo de la realidad. Siestas calurosas sobre el trillo aguardando las bocandas de aire como los combatientes de Troya esperaban en Áulide algún indicio de salvación. Anocheceres de costales a la cámara por unas graces que asomaban como el final de un castigo circular que volvería a comenzar al día siguiente, sin muerte a la vista que aliviara la fatiga. Aparece en las imágenes un carro cargado de paja y, siendo todo falso y sabiendo que lo es, veo desde detrás de su red la invisible prisión por dentro, unos grilletes intensos que nunca podrán liberarse del todo, atados como están a la mente con su soga de esparto. Esta melancolía moderna que bebe el sudor de frente en copa de oro sólo es válida para el teatro jocoso de la diversión, pero no puede enseñar la lección verdadera de la vida, que sólo se aprenderá cuando ya sea demasiado tarde. Yo también he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Loados sean los dioses y no permitan que vuelvan. Es hora de vivir.

3 comentarios :

Anónimo | viernes, mayo 16, 2008 10:10:00 a. m.

20050Encender el ordenador a las 8 de la mañana y leer cosas como estas, hacen sentirte dichosa por estar viva un día más. Estoy segura de que cualquier persona que entre en tu página, ya sea por curiosidad, para reprocharte tu crítica, insultarte, etc., quedará difinitivamente atrapada en sus redes.
Respecto al agricultor Fernando Rubio, estuvimos aquel día presentes, cuando en nombre de las gentes de Pedroche, se le agradecía su desinteresada colaboración en cualquier sitio y momento en el que se requería la sabiduria y el buen hacer que dan los años a personas como Fernando; y se nos humedecían los ojos, al escuchar a la chica que organizaba el acto, y que la emoción no dejaba hablar, contar lo que les costó convencerle para que acudiera ese día a aquel acto, al no querer separarse ni un solo instante de su mujer gravemente enferma en el hospital.
Fernando, con la humildad y la profunda tristeza reflejada en sus ojos, recogía aquel regalo sin importarle ya nada en este mundo, sólo la vida de su compañera.
Fue un acto en su conjunto, precioso.

Anónimo | viernes, mayo 16, 2008 10:59:00 a. m.

Quiero felicitar y agradecer a la Asociación “Pedroche a Caballo”, en particular, y al pueblo de Pedroche en general, por esta puesta en escena tan bien llevada y con tanta humildad. Me hicieron revivir aquellos anocheceres de mi niñez, cuando los carros pasaban por mi puerta dejando una estela de paja en la calle, y otros, dispuestos de otra manera y cargados de sacos, paraban en la puerta de mis vecinos y los hombres los cargaban a hombros y los subían a la cámara para vaciarlos en las “trojas”, decían. Los actores de esta representación eran los que tenían que ser, los que conocen las tradiciones porque forman parte de ellos mismos. Representar su papel es algo que no les cuesta ningún esfuerzo porque es lo que han hecho toda su vida. La juventud estaba, pero sólo como apoyo, dejando a los protagonistas actuar, como debe ser. No había disfraces. Todo era verdad. No se vendían sombreros ni había castillos hinchables, ni ruido de conjuntos musicales de verbenas nocturnas. Sí había música, pero muy apropiada, y lejos de romper la armonía cultural y tradicional de Los Pedroches.
Un día escuché una definición de lo que es teatro, a un grandísimo actor como fue José Mª Rodero, y decía que “teatro es engañar a que sabe que va a ser engañado”
Los hombres y mujeres de Pedroche me engañaron. Gracias por hacerme pasar una mañana de domingo tan agradable.

Anónimo | viernes, mayo 16, 2008 7:31:00 p. m.

Cada vez que escucho estas palabras -binar, alzar, lirial, troja - y muchas otras que no tienen nada que ver con la labranza, pero que si con nuestra “antigua” cultura o vocabulario.
No puedo reprimir el sentimiento y la nostalgia de tiempos pasados, de duros tiempos pasados, pero que te traen el recuerdo vivo de aquellos años que nunca volverán, y que siempre recordaras o que nunca olvidaras.
En este caso, las mañanas de trilla bajo un sor abrasador en una era sobre un manto de “mieses” y unas tardes de poco viento que te hacen desesperar porque no hay tiempo y a la noche el grano tiene que estar en la troja. Todo esto siendo joven casi niño, que por la edad no debería preocuparte, pero sientes en ti mismo la preocupación del que esta a tu lado –tu padre y hermanos- y haces de ti el problema que ellos puedan tener.
Los días de cerrar la paja, en aquel carro con red, que parecía que fuese a volcar por aquellos caminos surcados por regajos a causa de las lluvias invernales y que duraban y perduraban por los siglos de los siglos, sin que nadie se preocupase de echar un “esporton” de tierra o escombro, para agilizar el paso, y que aquellas gentes casi se jugaban la vida andando por ellos.
Podría seguir y seguir, pero no quiero aburrir,
Con esto, solo quería agradecer al Sr. Antonio su trabajo, recordándonos casi a diario una serie de cosas que tenemos en el olvido, y que nos llevan al pasado, un pasado en el que a veces no queremos pensar, pero que cuando nos lo recuerdan sentimos nostalgia, aunque fueron tiempos duros.
Gracias Antonio por tu recuerdo al pasado.
mh.

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