Llueve en El Rosalejo
Castillete metálico de la mina Begoña.
Hace unas semanas, por cortesía de su actual propietario, estuvimos visitando el antiguo poblado minero de El Rosalejo y algunos de los pozos cercanos en una mañana lluviosa y desapacible. Como otras cuencas de la comarca, debió gozar de gran actividad en sus años de esplendor, aunque no he logrado encontrar datos históricos sobre sus orígenes y desarrollo. Como los yacimientos próximos de El Soldado o Las Morras, su mayor auge debió ocurrir durante las primeras décadas del siglo XX, para ir decayendo pasada la media centuria. No exagero al decir que hoy no queda nada de aquella antigua prosperidad.
El patrimonio arquitectónico minero en Los Pedroches ha sufrido en las últimas décadas un enorme deterioro y su paisaje una profunda transformación. En El Rosalejo apenas sobreviven unos cuantos hitos indicativos de lo que fue, pero la falta de concienciación general sobre su valía patrimonial no garantiza precisamente el mantenimiento siquiera de lo poco que se ha conservado. El hecho de que casi todos los antiguos cercos mineros se hallen actualmente en manos privadas y carezcan de cualquier grado de protección institucional dificulta aún más su salvaguardia.
Del antiguo poblado apenas sobrevive una capilla neogótica con paredes de mampostería vista y recercados de ladrillo en puerta y ventanas, así como la mansión y jardines (aunque estos muy mermados) del antiguo propietario. Construcciones más recientes han descontextualizado el conjunto y apenas quedan rastros de las viviendas de los mineros.
En el pozo Begoña se conserva milagrosamente un castillete metálico, ejemplo de la aplicación del hierro a la arquitectura de principios de siglo, que merecería una mejor conservación aún a costa de su deslocalización. En Puertollano, centro minero de referencia muy ligado en esta época a Los Pedroches, se han instalado algunos de estos castilletes (de mucho mayor porte, pero con el mismo significado simbólico) en zonas comunes de la ciudad como elementos ornamentales y a la vez como tributo colectivo al pasado histórico de la población. El castillete de la mina Begoña bien merecería un destino similar en alguno de los pueblos de su entorno.
En este pozo se conserva incluso la "jaula" que subía y bajaba a los mineros al interior del yacimiento y la sala de máquinas, con las poleas extractoras. En sus proximidades se puede contemplar también un aljibe que surtía de agua a todo el conjunto urbano del poblado.
No lejos de aquí se encuentran los pozos Claudio y Demetrio. Este último conserva todavía un imponente castillete de mampostería, con las esquinas reforzadas de ladrillo, que al atardecer se convierte en una ilusión catedralicia. Su aire monumental y la pureza más o menos presevada de su entorno lo convierten en destino ideal para un parque turístico de la minería comarcal.
Antigua casa de los mandatarios de la mina.
Vista de la piscina en los jardines de la mansión.
Ermita de El Rosalejo.
Otra vivienda noble de El Rosalejo.
Sala de máquinas de la mina Begoña.
Aljibe que surte de agua a El Rosalejo.
Castillete del pozo Demetrio.
Castillete del Pozo Norte de Puertollano, reubicado en una rotonda de entrada a la población.
2 comentarios :
Gracias con retraso por tu interés sobre el patrimonio minero de los Pedroches. Ojalá que nuestro dirigentes pudieran tenerte en cuenta. Estoy trabajando en el mismo y espero ilustrar un poco esa carencia de información de la que hablas, si llega a salir a la luz un libro al respecto que tenemos proyectado. En realidad el término Rosalejo es posterior, el lugar originario de estas minas era Demetrio, nombre de la mina y del primer pozo abierto en ella en 1892 por una empresa inglesa y vasca. En la prolongación al este del filón, la Peñarroya explotó en las décadas de 1910 y 1920 el pozo Claudio (ese espectacular de ladrillo que aparece en esta publicación, creo que puedo tener bastante culpa, con el nombre de Demetrio). Por esa casa de propietarios debieron pasar a final del XIX y principios del XX personajes sumamente importantes de la política y finanzas del país, propietarios de las minas. La iglesia la construyeron poco después, "en vista de las dificultades que tropiezan (los obreros) para poder cumplir en los días festivos con el precepto religioso, debido a la gran distancia que separa las minas de los pueblos más inmediatos...". Se abrió al culto en noviembre de 1901.
Por otro lado esta mina se reabrió, en parte, bastante después de la guerra, en concreto el pozo Begoña, de esa época debe proceder el actual castillete metálico y la casa de máquinas. En ese momento se abrió el poso El Rosalejo, algo más al sur del filón Demetrio y es el que se conserva actualmente, suplantando al de Demetrio que es el original.
Y desde luego, prefiero no contribuir a descontextualizar este poco patrimonio. Yo dejaría el castillete en su sitio, eso sí, con la protección legal que fuera necesaria.
Escribo este comentario como mojino. Me ha desconcertado no encontrar en el texto que el complejo El Rosalejo se encuentra a poco más de dos kilómetros de Alcaracejos y, desde luego , en su término municipal. En honor a la verdad creo que algunas instalaciones complementarias de esta antigua concesión están, muy cerca, pero en término de Villanueva del Duque.
Comparto plenamente la recuperación y defensa de un patrimonio histórico y cultural de enorme importancia para la Comarca. Queda poco pero queda algo, aún es tiempo de inventariar y proteger restos de un pasado que forman parte de las "entrañas socio - culturales" de la zona. La historia de Los Pedroches no se puede explicar sin la Historia de sus Minas.
Publicar un comentario