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Hija de Sexto Mario o el amor en tiempos de Tiberio


Todavía no, pero algún día las historias de la literatura castellana dedicarán un apartado propio a una generación de escritoras que en los últimos años se han convertido en el más eficaz agente de promoción de la lectura. Matilde Asensi, Julia Navarro o María Dueñas, con su prodigiosa habilidad narrativa y su poderosa capacidad para encandilar al lector desde la primera a la última página, han conseguido crear una legión de lectores que siguen sus novelas con auténtico fervor, y esa hazaña no es pequeña en estos tiempos tan críticos, dicen, para la lectura. Todavía hoy se resalta el escaso compromiso estrictamente literario de sus producciones, su preferencia a transitar por caminos seguros antes que aventurarse en mayores riesgos estéticos y, en fin, se pone de relieve su éxito editorial como una objeción para su mayor consideración académica, siendo el arte según se dice siempre cosa de minorías. Pero seguramente algún día se valore en ellas su destreza para crear escenarios donde la intriga aprisiona al lector desde el principio hasta el final, el cuidado y exhaustivo trabajo de documentación o la corrección formal de su lenguaje, aunque por encima de todo habrá de estudiarse la asombrosa pericia en seducir a un lector acuciado por tantos otros reclamos.

Estos mismos avales exhibe, a mi parecer, la nueva novela de María Antonia Rodríguez, Hija de Sexto Mario, el hombre más rico de las Hispanias. A diferencia de su anterior obra, La casa de los leones, que arrancaba de la posguerra para acabar analizando comportamientos sociales de hoy mismo, Hija de Sexto Mario está ambientada en la Roma del emperador Tiberio, allá por el siglo I d.C., aunque el propósito último que persigue parece idéntico. A través de la vida y azares de la joven Rosia asistimos a un ácido retrato de la sociedad imperial, corrompida por toda clase de vicios y sumergida en un estado de degradación moral tan lejano de la rectitud republicana añorada todavía por unos pocos, en una manifestación ejemplar de que los comportamientos humanos cambian muy poco así que pasen los siglos.

La autora ha sabido anudar hábilmente -y tras la ardua labor de investigación que se adivina- el conocimiento histórico del mandato de Tiberio con los pocos datos seguros que los historiadores latinos (Tácito, Dión Casio) han transmitido sobre el cordobés Sexto Mario, un rico caballero propietario de grandes explotaciones mineras en Sierra Morena, y sobre su hija para crear en torno a ellos una gran historia de amor con todos los componentes propios del género: intriga, acción, aventuras, desengaño, traiciones... La ambición desmedida de la esposa de Sexto Mario, incapaz de encontrar límites a su codicia de lujo y poder, arrastra a la ruina a toda la familia en el seno de una sociedad cuajada de comportamientos miserables, donde sólo el amor de los jóvenes, no del todo inocentes tampoco, parece poner una nota de esperanza. El lector queda atrapado desde el principio en un relato apasionante que se desarrolla linealmente, sin complejidades estructurales, pero con una fuerza narrativa que acerca la novela de María Antonia Rodríguez a la de las grandes escritoras actuales que copan las listas de venta y junto a las cuales, probablemente, llegue a situarse cualquier día.

3 comentarios :

Anónimo | viernes, enero 07, 2011 9:30:00 p. m.

Es distraída, ilustrativa y escrita con muchísima elegancia.

Anónimo | sábado, enero 08, 2011 8:55:00 a. m.

Joder..., pues voy rápido a leerla; decir, o insinuar siquiera, que María Antonia Rodríguez está a la altura de Julia Navarro es para no perder ni un instante. Me voy por ella.

Pilar | viernes, junio 22, 2012 4:44:00 p. m.

Donde puedo conseguirlo?

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