Los Piostros y lo incompatible
Unos jinetes se dirigen a la ermita de Piedrasantas durante la celebración de Los Piostros hace unos años.
Del 7 al 12 de septiembre se celebrará en Pedroche la Feria en honor de la Virgen de Piedrasantas, una feria que comienza precisamente con una de las celebraciones tradicionales más singulares de toda la comarca, Los Piostros, que este año cuenta con el respaldo institucional de haber sido declarada Fiesta de Interés Turístico de Andalucía. El momento culminante de la celebración popular, aparte de las ceremonias religiosas, lo constituye la subida al galope por la cuesta de El Molar de los caballos que han acompañado a la Virgen en su recorrido, rito en el que algunos adivinan un recuerdo de cuando los representantes de las Siete Villas se reunían para tratar de los asuntos comunales en la ermita de Piedrasantas. El desfile de la Virgen desde la parroquia hasta su ermita, que se celebra el día 7 por la tarde, constituye -además de la mayor concentración equina de la provincia, según reza el dicho- uno de esos instantes rituales de gran intensidad simbólica, en el que (para no herir otras sensibilidades) tan sólo vamos a destacar ahora la presencia propiamente de los piostros, esos jinetes que adornan las cabalgaduras con sus bellísimas mantas bordadas y completan la estampa con la mujer acomodada en la jamuga, una silla de tijera sobre la mula.
El Ayuntamiento de Pedroche, lógicamente, realiza un esfuerzo considerable para la divulgación de esta fiesta entre los foráneos, presentándola, con razón, como un atractivo fundamental para visitar Pedroche. Pero, como ya apunté en otra ocasión, convendría medir los impulsos que persiguen la atracción de ese gran agente contaminador de los rituales tradicionales que denominamos turismo rural. No ya la pureza, sino la mera pervivencia de estas celebraciones peligra con la asistencia masiva de visitantes que acuden al festejo no con las implicaciones vivenciales de quien ha crecido con el rito, sino con la indolencia de un mero espectador de variedades en las que busca agrado más que autenticidad. A todos nos gusta que lo nuestro sea conocido, alabado y admirado, pero hay incompatibilidades de las que convendría convencerse antes de que sea tarde.
Dos niñas montadas en una mula con la manta de los piostros.
4 comentarios :
Bueno, vale... pero no creo que este año, precisamente, por ser días entre semana, venga tan cantidad de gente que desvirtúe la fiesta. No creo.
De todas formas, sí, puede ser que algo de razón tampoco tengas... je, je.
¿ y lo que nos vamos a promocionar con el concejal de turismo suplicando para que Cristina Pedroche venga al pueblo ? una promoción bárbara para el pueblo, ya lo veremos
Como todo en la vida, en el término medio está la virtud. Hay que promocionarlos, como no, y si fruto de esa promoción se desvirtúa el carácter tradicional de la fiesta habrá que tomar las medidas oportunas.
Hoy por hoy, como dice Pedro, se sigue manteniendo fiel a su carácter tradicional y simbólico, donde se aunan la religiosidad, las relaciones familiares y personales, el apego al mundo del caballo y la tradición secular de todo un pueblo.
De todos formas, en 2013, donde caen en sábado y domingo si vamos a tener problemas y Pedroche se desbordará. Ahora es tiempo de ir buscando soluciones.
Mientras tanto, aquí os esperamos.
Y si viene Cristina, yo la llevo ;).
Al menos esa que nombran, nombró en televisión al pueblo, propaganda fácil y gratuita... Algo es algo!!!
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