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Epidemias en Los Pedroches



Ermita de San Sebastián de Dos Torres, que se utilizó como lazareto con motivo de algunas epidemias a lo largo de la historia.

En 1989 realicé una pequeña investigación sobre epidemias en Los Pedroches que mereció el Premio de investigación histórica “Juan Ginés de Sepúlveda”, convocado por el Ayuntamiento de Pozoblanco y que fue publicada al año siguiente en una Separata del Boletín Informativo Municipal Pozoblanco (págs. 12-32), en lo que creo que fue mi primera publicación sobre historia comarcal. Se trataba de un modesto trabajo de síntesis, con mucha consulta bibliográfica y algunas incursiones archivísticas (visité los archivos municipales de Pozoblanco, Añora, Villanueva del Duque y Dos Torres y los parroquiales de Hinojosa del Duque y Pedroche) que pretendía solo ofrecer un panorama somero de la repercusión que habían tenido diversas epidemias en algunos pueblos de la comarca. Luego publiqué también una parte de ese trabajo en la Crónica de Córdoba y sus pueblos de la Asociación de Cronistas en 1991 con el título de "Fenomenología religiosa de las epidemias en la comarca de Los Pedroches".

La historia más legendaria de Los Pedroches está vinculada precisamente a las epidemias. Según una tradición difundida por Juan Ocaña, los efectos mortíferos de la peste negra de 1350 provocaron que los vecinos de Pedroche huyeran de esa población y se asentaran en otros lugares de la comarca que más adelante se constituirían en villas independientes. Es la edad oscura de nuestra historia comarcal, que se debate aún entre la leyenda y la certeza. Luego, con la cadencia de los siglos, la población de Los Pedroches fue sufriendo, en mayor o menor grado, los estragos de las numerosas epidemias que asolaron el territorio cordobés.

Resulta revelador comprobar cómo las medidas tomadas desde antiguo para controlar la propagación de las epidemias no han variado mucho hasta hoy: confinamiento, aislamiento e higiene. En junio de 1680, ante las noticias sobre la incidencia de la peste en Córdoba capital y los pueblos del sur, el concejo de Pozoblanco tomó medidas preventivas de excepción:
"Por cuanto la peste y contajio que se a padezido estos años pasados en algunas ziudades, villas y lugares de Andaluzia este presente se a thenido notizia se ba estendiendo y azercando mucho y se deven poner para la preservazion desta los remedios mas eficazes que se puedan (...) acordaron lo siguiente: que se zerquen todas las bocas calles desta villa y se barden de forma que no pueda entrar persona alguna (...) ni cavallo por ninguna dellas de forma que solo tenga comerzio esta villa por las puertas que se señalaren para ello.

y asimismo acordaron que (...) se les notifique a todas las personas cuias casas tienen postigo, zercas, guertas y corrales [que salen al campo] se les notifique y dentro de segundo dia tapien los dichos postigos y asimismo las zercas y corrales quedando todo de forma que por ellas no pueda entrar persona alguna theniendo de altor dos tapias con aperzivimiento que no haziendolo se les apremiara a ello y se haran a su costa las dichas zercas y tapias de postigos".

El recurso de tapiar las bocacalles de la población para controlar la entrada y salida de personas es frecuente en todas las ciudades y villas no amuralladas. En Añora en 1682 solo quedó abierta una puerta y se acordó:
"Que para la mejor custodia y seguridad de esta dicha villa se cierre la puerta de ella a las diez de la noche y la llave se entregue a una persona de las de dicha diputacion y que no se abra hasta que sea de dia."

En estas situaciones de aislamiento, siempre se pone de manifiesto el pillaje y la voluntad por parte de una minoría de burlar las normas de protección establecidas. Ante la prohibición del tráfico de lanas para obrajes (principal ocupación artesanal de la comarca en este tiempo) procedentes de los lugares afectados, en agosto de 1680 se sigue proceso contra un vecino de Torremilano que, habiendo salido hacia el Puerto de Santa María (ciudad contagiada de peste) fingiendo marchar a Espiel, volvió con paños que introdujo en la villa de noche, simulando luego entrar de vacío al día siguiente. Descubierto que fue, se le retuvo en la ermita de San Sebastián, que servía de lazareto, y la ropa fue echada en vinagre para su desinfección.

Ante la epidemia de cólera de 1855, la junta de sanidad de Añora adopta de nuevo disposiciones estratégicas, que incluyen ya medidas de sanidad e higiene:
"Que desde luego se prevenga a estos habitantes no admitan generos ni ninguna otra especie de procedencia sospechosa, mucho menos lanas ni otros articulos que atraen y conservan las miasmas pestiferas (...) El pueblo por turno tiene que hazer noche y dia las guardias, sin que valga darla a niños, bajo la multa de dos reales dia y tres reales de noche si abandona el puesto. Se prohíbe absolutamente que anden cerdos por las calles y pernocten en la poblacion a trescientos pasos".

También en Dos Torres se emitieron en esta ocasión una serie de instrucciones por parte de la Junta de Sanidad, entre las que se incluyen:
"Hacer que los cerdos no anden por la calle ni de noche ni de dia, ni que los niños u otra clase de personas hagan sus necesidades corporales en las calles ni callejuelas (...) Que en la presente recolección de paja, los labradores no formen depósito en las puertas de sus casas ni pajares, sino que apenas la descarguen la entraran en los sitios que destinen (...) Impedir la comunicación y roce de personas de este pueblo con otras que procedan de parage infestado".

Ya en el siglo XX, la Junta de Sanidad de Pozoblanco toma medidas de prevención ante la epidemia de gripe de 1918:
"que con sulfato de cobre se lleven a cabo las desinfecciones de fondas, teatros, posadas y paradores y cuantos sitios haya habido aglomeración de personal, asi como las pilas de los labaderos públicos y que se proceda a la limpieza de viviendas y principalmente de las cuadras y estercoleros de las mismas donde hubiera habido personal estraño a la localidad".

También se recomienda a la población no ingerir alimentos o bebidas en crudo, a la vez que se prohíbe la aglomeración de personas en lugares poco ventilados. En octubre la Junta de Sanidad de Pozoblanco decide clausurar las escuelas públicas y particulares, "pues si bien se observa que la enfermedad no ataca a los escolares, pudieran ser estos un medio de contagio". También se acuerda que se supriman los toques de campanas por dobles de difuntos, habida cuenta de las numerosas defunciones diarias y a fin de no perturbar el ánimo de los afectados y agonizantes.

4 comentarios :

Anónimo | lunes, marzo 16, 2020 1:12:00 a. m.

Excelente publicación en su momento anterior y también en éste.

Juan Gutiérrez | lunes, marzo 16, 2020 11:05:00 a. m.

Agradecemos entradas como esta que nos informan muy bien de nuestra historia, a la par que nos demuestran que "nada nuevo hay bajo el sol". Mucho móvil, muchas tabletas, ...pero a la hora de la verdad "limpieza donde hubiera habido alguien estraño", impedir comunicación y roce de personas, confinamiento: "Yo me quedo en mi casa"

Anónimo | lunes, marzo 16, 2020 8:21:00 p. m.

Gracias Antonio por tu dedicación y esfuerzo! No abandones por favor.

Anónimo | martes, marzo 17, 2020 12:12:00 p. m.

Muy buen artículo sr. Merino.
Mucho ánimo a todos los seguidores de este blogs ante la situación que nos encontramos.

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