Tiempo de villancicos
Esta tarde he andado preparando un villancico en griego para mis alumnos (ya que no se aconseja cantar, lo escucharemos al menos). En griego moderno, claro. Se trata del popular Πάει ο παλιός ο χρόνος, donde se despide el año viejo sin pesar, porque "en nuestros corazones siempre vivirá todo nuestro dolor y la alegría que pasamos juntos". Me ha encantado recordar esta secuencia de la película La mirada de Ulises de Theo Angelopoulos, donde se canta y baila el villancico alegremente a ritmo de vals, hasta que se abre una puerta y todo cambia.
Antiguamente los villancicos se bailaban también entre nosotros, como nos recordó aquel musical de la sierra titulado Mamá, quiero ser de una faneguería en el remoto año 2007. Ya hoy los villancicos en nuestra tierra son también mero objeto de rescate arqueológico, salvo en las voces de unos cuantos proyectos tradicionalistas que se resisten a perder. El año pasado Jara y Granito los llevaron a la Mezquita de Córdoba. Este año Aliara los presentarán en la Sala Orive (29 de diciembre). Y Manuel Valverde está reuniendo todos los villancicos del Auto de los Reyes Magos de El Viso en un canal de You Tube, para que no se nos vayan del todo de la memoria. Son actuaciones de raíz estrictamente conservacionista exigidas por la realidad de los tiempos, como el rescate de la obra de Aurelio Teno o las intervenciones en La Losilla.
El corpus de villancicos tradicionales es un bloque cerrado que ya no se actualiza: de él solo cabe pretender hoy que no desaparezca del todo. Debe haber fórmulas, sin embargo, que contribuyan a renovar el cancionero popular, tanto en letras como en músicas, y quizás una pequeña contribución sea la que Juana Castro viene practicando durante los últimos años. Cada navidad, la poeta jarota nos felicita las fiestas con un villancico de su autoría que, siendo nuevo, entronca con la tradición popular del género. Precisamente mañana se presenta en las Bodegas Campos de Córdoba un cuadernillo titulado "Sonajas y cascabeles. Villancicos de Juana Castro", donde se recogen sus composiciones navideñas de los últimos años, como esta, que es la de 2020:
Villancico del sueño
La Virgen María
no puede dormir.
Ni una monedita
en el celemín.
(La alacena vacía)
¿Qué comer mañana?
Ganita que busques.
Ni frijoles, ni gachas,
ni pan ni chorizo:
Nada, ni patatas.
Las dulces viandas
de aquellos pastores
se fueron voladas.
Rosquillas, hojuelas,
conejos, perdices...
Ni siquiera un ala.
(La alacena vacía)
¿Qué comer mañana?
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