El condado de Santa Eufemia y sus villas

El condado de Santa Eufemia y sus villas

El pasado viernes, inaugurando la Feria del Libro de El Viso, se presentó un nuevo libro de Francisco Valverde Fernández de título bien descriptivo: La desaparición del Condado de Santa Eufemia y la creación de los actuales términos municipales de El Viso, Torrefranca (Dos Torres), Santa Eufemia y El Guijo. Se trata de un librito de tan solo 62 páginas publicado por la Diputación de Córdoba en 2019, según consta en la propia obra, aunque no se había distribuido hasta ahora. Su breve extensión decepciona en un primer momento, aunque finalmente el gran interés de su contenido disculpa en parte esa circunstancia. 

El libro constituye una síntesis muy lograda sobre la formación y desarrollo de los términos que componían el condado de Santa Eufemia, de modo que permite al lector hacerse una idea bastante cabal de las líneas principales de desarrollo jurisdiccional del señorío. 

Comienza Valverde explicando el origen del condado y las anexiones territoriales subsiguientes, siendo la más significativa la del estado de Madroñiz, en el límite noroccidental. También se detiene brevemente en referir la estrategia de despoblar los lugares existentes en la gran dehesa de Cañadallana (con el fin principal de adueñarse de las propiedades comunales de los mismos) y fomentar el asentamiento de sus habitantes en lugares fronterizos con las Siete Villas de Los Pedroches, contribuyendo así al mantenimiento de una tensión constante en busca del conflicto que justificara su afán expansionista. Valverde describe los antiguos términos de cada villa y después los resultantes tras el deslinde definitivo que se llevó a cabo tras la desaparición de los señoríos.

Entretanto, nos vamos enterando de muchas curiosidades interesantes de la historia de los cuatro pueblos que formaron el condado, alguna de las cuales podría obligar a un replanteamiento toponímico y hasta heráldico. Por ejemplo, que Dos Torres no se creó en torno a dos torres, sino a una sola (la del Milano), que sirvió de hito en la delimitación del señorío en 1352 y que fue llamada de forma diferente en cada lado de la jurisdicción (Torremilano en la de realengo y Torrefranca en la señorial). También se cuenta el origen de El Guijo, que está en un peaje que debían pagar todas las reses mesteñas que entraran a pastar en tierras de la diócesis de Córdoba, para cuyo recuento y cobro se fueron levantando algunas edificaciones en el lugar en que se realizaban estas operaciones. También nos ha llamado la atención que, buscando un lugar neutral que no despertara recelos entre los concejos, la reunión de las cuatro villas en la que se procedió al deslinde definitivo de sus términos municipales, realizada en 1861, tuvo lugar en las ruinas del antiguo convento de San Alberto del Monte, que estaba totalmente destruido desde 1845.

El libro reproduce literalmente el deslinde y amojonamiento de cada villa, con mapas muy ilustrativos que recogen la extensión del antiguo término y las ampliaciones tras la división del condado, así como explicaciones sobre el porqué de la irregularidad de casi todos los términos, que no cumplen las condiciones de continuidad y contigüidad que reclamó más tarde Dos Torres. Y todo ello en apenas 60 páginas.