Un pozo con más de tres siglos
En mi paseo matutino de ayer acabé en el denominado Tejar de Abajo, del que ya hablé aquí hace un montón de años. Decía entonces que su origen podría remontarse al menos hasta el siglo XVIII, puesto que, al enumerarse los bienes de propios de Añora en el Libro de Haciendas Seglares del Catastro de Ensenada, se habla ya del “Ejido del Tejar”, denominación que, dada la habitual cualidad de los topónimos de mantenerse inalterables a lo largo de los siglos, podría revelar la existencia continuada de un tejar en ese mismo lugar durante no menos de tres siglos. Un documento hallado posteriormente, que divulgué el año pasado en el volumen XXIX de Crónica de Córdoba y sus pueblos, la publicación anual de la Asociación Cordobesa de Cronistas Oficiales, retrotrae su origen al menos hasta mediados del siglo XVII, puesto que ya se cita ahí el "poço que llaman del Texar, estramuros de esta villa".
Se trata de un curioso documento de 1657 que recoge un inventario de "pozos y aguaderos neçesarios para el uso y aprobechamiento de los vezinos desta villa y sus ganados", a partir del cual identifico los topónimos recogidos en el documento y reflexiono sobre la intención de los regidores de la villa de Añora por delimitar un uso local frente a los usos compartidos de las Siete Villas de Los Pedroches, en cuyas dehesas comunales se ubicaban algunos de los pozos afectados. El documento, además, nos sirve para constatar la existencia tan remota de dicho tejar, confirmando así la antigua tradición alfarera de Añora, y también -cómo no- para certificar que la preocupación de la gente de Los Pedroches por el agua no viene de ahora, sino de siempre, dada su primitiva dedicación agrícola y ganadera. El artículo completo puede descargarse aquí en pdf.
Cuando elaboré ese artículo no disponía a mano de ninguna fotografía de dicho pozo, por lo que no pude incluirla en aquella Crónica, así que ayer tomé unas cuantas, siquiera con el móvil, para guardarlas en mi archivo personal de las cosas de Añora que merecen ser protegidas y conservadas aunque solo sea por el relevante valor histórico que les concede su antigüedad.
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