Curiosidades urbanísticas en torno a la ermita de San Pedro de Añora
Callejón de la ermita de San Pedro de Añora en los años setenta del siglo XX [Foto: Archivo de la Diputación de Córdoba].
El caso es que recientemente, investigando para otro asunto en el Archivo General del Obispado de Córdoba, encontré una ligera referencia que explica el asunto. En 1842, según documentación de la época, encontramos la ermita “casi arruinada, y por consiguiente inútil, pues hace ocho meses que no ha podido celebrarse el sacrificio de la misa”. Dos años más tarde, según otra anotación, continúa “notablemente deteriorada y arruinada en gran parte; se halla en el día cerrada, si bien se nota una notable predisposición en los vecinos a reedificarla y se han dado ya para ello algunos pasos”.
No sabemos realmente si llegó a restaurarse en ese momento o no, pero en 1856 un tercer documento nos avisa de otra alerta, al tiempo que nos aporta una información valiosa sobre la religiosidad popular noriega hasta ahora desconocida. Una carta del capellán de Añora dirigida al Obispo nos revela en primer lugar que la ermita constituía el destino habitual de todas las procesiones que se celebraban en la localidad: “siendo costumbre de tiempo inmemorial que todas las procesiones que salen desta parroquia den vuelta a dicha hermita”. El problema que se plantea en este momento es que algunos vecinos “quieren y tratan de edificar casas contiguo al referido local, pero con la expresa condición de dejar libre cuatro varas para los fines manifestados, y de empedrarla, y curiosearlas”. Incluso se insinúa la posibilidad de construir en dicho lugar una escuela para niñas, utilizando la pared de la propia ermita, propósito que finalmente no llegó a ejecutarse.
En cambio, sí se llevó a la práctica la construcción de casas en la parte sur de la ermita, restando espacio público a la plaza y proporcionándole al entorno su configuración actual, con ese estrecho callejón de la foto que se ajusta estrictamente a las cuatro varas (unos tres metros) nombradas en el documento, malamente medidas y siempre a favor del constructor, como suele. De hecho, si observamos la imagen aérea de Añora podemos intuir la línea de casas entonces construida e imaginarnos cómo sería la plaza antes de esta intervención.
Con el tiempo, la ermita ha ido creando a su alrededor un entorno atractivo que, a pesar de sus transformaciones, transmite los valores propios de la arquitectura tradicional y han hecho del lugar un espacio de recogimiento, aunque recientes actuaciones se encaminen en la dirección contraria.
Por cierto que en otro de los fondos del Archivo de la Diputación, el del periodista Francisco Solano Márquez, encontramos otra imagen impagable del entorno de la ermita de San Pedro de Añora. Se trata esta vez de la fachada, con la cruz de granito que se colocó tras la Guerra Civil (tenía un relieve con el año 1952 grabado) y que fue sustituida por otra en 1995. Pero lo que más nos llama la atención de esta fotografía es la mujer que aparece en ella. Vestida con el atuendo propio de la época, es una vecina de la plaza que consigue transmitir a toda la imagen un precioso soplo de la memoria social y humana de la Añora de la época.
1 comentarios :
Impagables fotos, gracias
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