Otoño
A veces la mirada se queda prendida en un lugar, en un color, en un suave vaivén de hojas que se mecen al compás de un ligerísimo viento. Es la puerta de entrada al cementerio de Conquista, en una soleada tarde de septiembre. Al pasar, una mirada, un gesto, y las garras que surgen del subterráneo como un Plutón que secuestra al incauto. Hay una puerta rematada en tosco arco de medio punto sobre una resplandeciente pared blanca de cal viva. Un árbol tras la tapia y otro delante. Una apenas esbozada cruz sobre el caballete. La puerta, semiabierta, invita a entrar.
1 comentarios :
Mira por donde, Antonio, creo que sí eres un prepotente y un sabelotodo.
Sabes, hace tiempo que leo lo que escribes y cada vez me doy más cuenta que haces lo que las "moscas cojoneras" sin enterarte bien de los problemas tu a escribir haciendo daño a lo que sea y a inquien sea, bonia forma de usar esta erramienta tan útil para que la gente del Valle que no este en él y tanto lo añora pueda seguir de cerca todos los acontecimientos que en el se desarrollan.
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