Devocionarios y estampitas
Hace unos días Juan Aperador publicó en Hoy al día un artículo en el que muestra su entusiasmo bibliófilo y estético por unos devocionarios decimonónicos que le habían llegado casualmente, así como por las estampitas que venían en su interior. A muchos esta secuencia les resultará familiar: un libro de oraciones, perteneciente a sus madres o abuelas, con las tapas de cartón o piel negra, quizás con las hojas descosidas, repletos de estampas en su interior: estampas recordatorias de muertes o de nacimientos, de bautizos y de primera comunión y hasta ordenamientos sacerdotales, oraciones a vírgenes, santos y beatos, anuncios de fiestas religiosas de espigas, de la Adoración Nocturna o de las Hijas de María. Aperador anima a efectuar una búsqueda "en los baúles y cámaras de nuestras casas" para organizar con ellas una exposición, que no dejaría de tener su interés.Al leer su artículo he recordado que Feliciano Casillas, en su reciente libro La depuración de los maestros nacionales en Belalcázar (Córdoba) en los años 40, hace alusión también a unas estampitas religiosas que en un determinado momento llegaron a tener una función muy diferente de aquella para la que fueron concebidas. Ángel Hernández Vicente fue destinado como maestro a Belalcázar en 1930 y, además de desempeñar su función docente, participó también activamente en la vida política de la localidad, en la órbita del socialismo. Como curiosidad, Casillas señala que Hernández fue preceptor de los hijos del escritor Corpus Barga cuando estuvieron en Belalcázar. Tras la guerra, Ángel Hernández sufrió el proceso de depuración de tantos docentes republicanos por toda España: acusado de estar afiliado a FETE y PSOE y ser directivo de Socorro Rojo Internacional y comisionado para la incautación de bienes pertenecientes a entidades religiosas, sufrió prisión durante 20 años (1939-1959) tras haber sido inicialmente condenado a muerte. Cuando llevaba casi dos décadas en prisión, el maestro envió una carta al ministro de Educación Nacional, que por entonces era Joaquín Ruiz Jiménez Cortés, para que se volviera a revisar su caso con vistas a una posible rehabilitación. La carta iba acompañada de diversos avales a su favor, entre ellos una estampita "invitación-recuerdo" de la consagración de una monja en el Colegio de la Consolación de Espinardo (Murcia), a la que Ángel asistió en representación de un hermano de la consagrada. "Hasta este extremo había que llegar en la nueva España ultranacionalista, imperialista y ultracatólica para convencer a las autoridades", concluye Feliciano. A pesar de todo, Ángel Hernández falleció sin ser rehabilitado.
Estampita utilizada como aval por el maestro de Belalcázar Ángel Hernández [Fuente: Feliciano Casillas].
Por lo demás, siento la misma curiosidad que Aperador por este tipo de libros, joyas bibliográficas en realidad, de los que también conservo varios ejemplares. Quizás el más antiguo sea el titulado Semanero Santo de seglares, un pequeño tomo "en que se exponen los Oficios de la Semana Santa, explicando lo que significa cada una de las ceremonias que se practican". Se trata de una edición de 1815 realizada por la Imprenta Caro Hernández de Sevilla y, según consta en una anotación a mano, perteneció a mi abuela materna. Por desgracia, mi ejemplar no está completo, aunque he visto que puede contemplarse entero en internet, donde todo se halla. También guardo un curioso librito o folleto (34 páginas) titulado Oración al Señor Sacramentado pidiéndole por su pasión y muerte nos libre de la muerte repentina, obra publicada por la Imprenta Pedro López Pozo de Pozoblanco en 1920.
Y, en fin, entre las estampitas encontradas en estos y en otros libros, quisiera rescatar para la eternidad esta esquela funeraria de Fernando Santos Maezo, fallecido en 1978. Fernando Santos fue párroco de Añora en los años 70 del siglo XX y actualmente da nombre a la residencia de mayores de Añora. La he incorporado completa a la subsección "Folletos diversos, rarezas y curiosidades" de la sección "Revistas de Añora" de mi página "La página del Cronista Oficial de Añora", portal en constante actualización donde puede encontrarse (casi) todo lo que cualquiera busque sobre mi pueblo.
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