Iacta est

Iacta est

El asunto de la reestructuración de COVAP no es sencillo y, al tiempo que uno va informándose y conociendo argumentos, se extraña de cómo semejante transformación va a poder decidirse en asambleas a las que los socios llegarán sin apenas conocimientos del asunto y en las que quizás no haya nadie que los informe correctamente. Las posiciones están de antemano en exceso definidas, y heridas de prejuicios previos. El promotor parte con ventaja, desde su oficialidad y todos los medios a su disposición (hasta el punto de que puede permitirse el lujo de despreciarlos) y el replicante hubiera necesitado, para tener cabida siquiera en los medios marginales o exóticos, de una fotografía pudorosamente desnuda. El hecho insólito y tan esperanzador de la irrupción de internet en la batalla por el futuro se oscurece ante la evidencia de que la banda ancha no llega a las vaquerizas. La suerte, lo veo venir, está ya echada, quizás lo estuvo desde el principio. Basta ver los silencios cómplices que nos abruman con su estridencia, como nunca hasta ahora se habían producido. Sí: nunca hasta ahora había estado todo tan claro, quién manda aquí; si había alguna duda, ya lo sabemos. El futuro es cosa de todos, pero de unos más que de otros. Algún día, a no mucho tardar, dará vergüenza recordar todo esto.