Crónicas del tren

Crónicas del tren

Nunca he entendido muy bien el miedo que algunos, incluso dedicándose profesionalmente a ella, tienen a la palabra política. Así, cuando el primer edil de Pozoblanco, en el transcurso de la reunión que mantuvieron el pasado viernes los alcaldes de la comarca (todos menos dos) con los representantes de la asociación Que pare el tren en Los Pedroches, acusó al de Añora de "politizar la cuestión", uno se lleva las manos a la cabeza y piensa cómo puede abordarse un asunto como éste si no es desde el ámbito político. Por supuesto que la asociación Que pare el tren es una asociación política, pues ¿cómo podría no serlo si lo que persigue es el bien de los ciudadanos de la comarca, ahora a través de la cuestión concreta de mejorar las comunicaciones de esta tierra con el resto del país?. Tal empeño es puramente político, gozosamente político, y sería minusvalorarlo calificarlo de otro modo. Lo que no se entiende es que alguien pretenda que una reivindicación tan seria y tan cargada de razones se afronte como un juego floral, y vea la política como algo potencialmente negativo.

Durante la reunión celebrada en la sede de la Mancomunidad de Alcaracejos, en la que la asociación (constituida por empresarios del Centro de Iniciativas Turísticas) tuvo la deferencia de comunicar a los alcaldes su nacimiento y sus objetivos, todos estuvieron de acuerdo en lo principal, en que hay que conseguir que el tren pare en la estación de Villanueva de Córdoba. Daría Romero, presidenta de la asociación -y todo un descubrimiento, una voz con futuro para Los Pedroches-, expuso sus argumentos con autoridad y convencimiento. Pidió que se olvidaran los intereses partidistas en aras de luchar por un bien común y reivindicó en numerosas ocasiones la unidad de actuación. "Ya no es el momento de promesas", dijo. "El PSOE lo prometió y el PP lo prometió y nadie lo ha llevado a cabo". Afirmó que ninguna sociedad puede desarrollarse si no hay infraestructuras y justificó el hecho de haber comenzado sus reivindicaciones por el tren porque "el tren ya está aquí" y las inversiones necesarias para conseguir que pare algún convoy son mínimas. El objetivo: que se frene la despoblación de la comarca, que la juventud no tenga que emigrar porque encuentre en su tierra trabajo y realización personal.

Pero si en el objetivo todos estuvieron de acuerdo, en los modos hubo división de opiniones. El primero en intervenir, Benito García, alcalde de Pozoblanco, se felicitó porque los empresarios de la comarca "por fin" (recalcó) se hubieran sumado al frente común de esta "reivindicación histórica" de los alcaldes de Los Pedroches. Todo el sentido de esta primera intervención suya fue, temeroso quizás del alcance de estas iniciativas populares, remarcar que la asociación recién creada debería marchar en su actuación "detrás de los alcaldes", que serían los que deberían "capitanear la reivindicación", como lo vienen haciendo, según él, desde hace muchos años. El objetivo de la asociación debiera ser, según el alcalde de Pozoblanco, apoyar la labor de los ayuntamientos en estas reivindicaciones, puesto que los alcaldes son "quienes representan legítimamente a los ciudadanos". Tanto énfasis puso el pozoalbense en querer restar legitimidad a la asociación, que Daría hubo de endurecer su discurso y recordarle al alcalde que en un país democrático "tenemos todo el derecho del mundo a encabezar reivindicaciones" y afirmó tajante: "No menospreciamos la labor de los alcaldes, pero creemos que no es suficiente a estas alturas".

Como en ninguna salsa falta su perejil, la nota folklórica la puso Vicente Torrico, alcalde de Belalcázar. Acusó a Daría de demagogia en su exposición y determinó que Los Pedroches son para gente del campo, dando a entender que, por mucho tren que pare en Villanueva, no se podrá evitar que los jóvenes que estudien medicina, derecho o ingeniería se tengan que marchar de la comarca porque nunca podrá haber aquí trabajo suficiente para ellos. Al igual que su homólogo de Pozoblanco, se mostró muy satisfecho con la actuación de los alcaldes durante todos estos años y puso al pantano de La Colada como ejemplo de éxito en su gestión: "se ha tardado 50 años en conseguir la presa de La Colada, pero se ha conseguido". Y continuó preguntando a la asociación si, una vez conseguido que el AVE pare en Villanueva, su próxima reivindicación sería un aeropuerto industrial para Los Pedroches, "porque indudablemente crearía riqueza en la comarca y mejoraría el reparto de paquetería". Finalmente aludió a su experiencia con las plataformas reivindicativas, muy abundantes al parecer en su pueblo: la del cementerio nuclear, la de la ZEPA, la del castillo... "Belalcázar es un pueblo con muchas plataformas, a lo mejor está sobrando el Ayuntamiento", apostilló.

El alcalde de Añora, como el de El Viso y las alcaldesas de Villanueva de Córdoba y Villanueva del Duque, se mostraron sin reservas a favor de las reivindicaciones de la asociación, siempre que fueran tan claras como las había expuesto la presidenta. El noriego Bartolomé Madrid admitió la autocrítica ("tenemos que reprocharnos todos una falta de ilusión política comarcal") y reconoció que a veces se formalizan acuerdos que se envían a las instituciones y luego no se les hace ningún tipo de seguimiento. María Isabel Medina, alcaldesa de Villanueva del Duque, acepto el "tirón de orejas" de la asociación y contestó al alcalde de Belalcázar que no quisiera que el tren parara en Los Pedroches cuando ella tuviera ochenta años (si hubiera que esperar todavía cincuenta, como con La Colada). Matías González, alcalde de Hinojosa, apoyó esta reivindicación, "no otras", manifestó su confianza en "los representantes de Madrid" y se negó a sumarse a posibles concentraciones o manifestaciones. Juan Díaz, de El Viso, ve en la asociación un "apoyo ciudadano" a los representantes políticos, y la respalda.

Posturas encontradas, por tanto, en los modos y en las argumentaciones, aunque no en los objetivos, que todos comparten como muy necesarios y beneficiosos para la comarca. La unidad no es fácil, pues la asociación parte de una crítica a la gestión de los alcaldes, que en tantos años no han sido capaces de lograr esta reivindicación de, en su opinión, tan fácil realización. Se destacó el alto precio ecológico que ha pagado la comarca al permitir el paso del tren por sus encinares, y ya es hora de que se comience a pagar algo. Para que, como dijo Daría, los jóvenes que lo deseen, porque aman su tierra, puedan quedarse a vivir en Los Pedroches, a trabajar por su desarrollo y a disfrutar cada atardecer con el sol poniéndose entre las encinas.