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Historia de una encina (1)

Encina singular del puente sobre el Guadamatilla


Hace varias semanas me escribió Javier Latorre enviándome unas fotografías en las que se veía cómo varios chaparros arrancados con motivo de las obras de ensanche de la llamada carretera del Iryda de Pozoblanco estaban siendo preparados para su traslado y futuro trasplante. Hacía pocos días que habíamos descubierto entre todos que la encina singular del Guadamatilla había sido arrancada en 2004, cuando se construyó un nuevo puente a consecuencia de las obras de la presa de La Colada. Al ver los chaparros dispuestos para el viaje, Javier se acordó de la vieja encina y, buscando por internet, encontró la página Salvar la encina, perteneciente a una cooperativa pionera en trasplantes de árboles autóctonos afectados por obras y a través de la cual se nos empezó a descubrir de repente el negocio que puede existir en torno al traslado de encinas. Me pregunté si esa cooperativa sería la encargada del trasplante de las encinas que deban moverse a causa de las obras de la carretera del Iryda. Enseguida supimos que no, que los trabajos están siendo realizados por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, al igual que se hizo con las encinas de La Colada. Tirando del hilo, encontramos esta página de la Consejería de Medio Ambiente que prendió en nosotros una viva y furtiva llama de esperanza, al permitirnos pensar que, milagrosamente y contra todo pronóstico, la encina singular del Guadamatilla podría aún seguir con vida en algún lugar.


Chaparro de la carretera del Iryda preparado para el traslado.

Pues, en efecto, al hablar de las funciones de la Red de Viveros de la Junta de Andalucía, se dice:

"La Red de Viveros ha apostado firme por la recuperación de todos los ejemplares de porte arbóreo o arbustivo amenazados por obras de infraestructuras como es el caso de las presas de El Andévalo (Huelva) y La Colada (Córdoba), y la autovía Jerez-Los Barrios, además de un sinfín de actuaciones de menor envergadura. En este período se han transplantado 25.000 pies arbóreos y arbustivos de porte ejemplar de más de treinta especies diferentes en lo que, hoy por hoy, es sin duda el mayor salvamento de monte mediterráneo del ámbito europeo".

O sea, que resultaba que las encinas arrancadas con motivo de la construcción del pantano de La Colada y las obras de infraestructuras derivadas no habían desaparecido, sino que la Junta las había salvado. En concreto, se hablaba de la recuperación "mediante transplante, utilizando la técnica de cepellón escayolado, de ejemplares de especies autóctonas que serían destruidos como consecuencia de la ejecución de algunas obras". ¿Será posible que la encina centenaria, que por su singularidad había merecido ser incluida en un inventario de árboles andaluces, y a pesar de haber sido absurdamente arrancada, aún siguiera viva? Y si era así, ¿dónde está?.

Preguntando aquí y allá a quien de esto sabe, nos dijeron que encinas tan peculiares como la del Guadamatilla se suelen identificar y registrar, y que por ello quizás no fuera difícil encontrarla. También nos advirtieron que este tipo de ejemplares son muy cotizados por los ayuntamientos para ser plantados en nuevas zonas verdes de ciudades, grandes edificios públicos, etc., por lo que, en el proceso de investigación de su paradero, convenía no manifestar un excesivo interés. Yo, por mi parte, ya había escrito a la Consejería de Medio Ambiente requiriendo informes sobre el destino de nuestra encina, y la contestación no se hizo esperar:

En relación a su consulta, le informamos que el procedimiento que se le aplica a los árboles de valor es el siguiente:
- En primer lugar se desenraíza la encina.
- Seguidamente se escayolan las raíces y se traslada a un vivero.
- En el vivero ha de estar al menos tres años, tratándose con hormonas de crecimiento para disminuir al máximo el estrés y garantizar el futuro agarre.
- Una vez que se considera que el ejemplar puede sobrevivir, se procede al transplante.


La respuesta de la Consejería aportaba información de interés, pero eludía lo principal: ¿se halla la encina singular del Guadamatilla en esa situación?. El objetivo era ya localizar la encina, si es que seguía con vida, y reclamar su devolución a Los Pedroches, pues nos parecía un desatino que una encina de tal categoría hubiera sido arrancada de nuestros campos sin razón aparente y fuera a parar a cualquier edificio de oficinas de una multinacional en Sevilla o, peor aún, al chalet de un jeque árabe en Marbella. Volví a dirigirme a la Consejería de Medio Ambiente concretando mucho más la pregunta.


La encina del Guadamatilla arrancada, en enero de 2004.

Entretanto, habíamos logrado contactar con una persona que trabaja en una empresa vinculada a la Red de Viveros y que había mostrado su voluntad de colaborar en la búsqueda. Hacían falta fotos para poder identificar la encina con exactitud, puesto que la Consejería oficialmente quizás no estuviera dispuesta a facilitar datos. Escribí de nuevo a Dani, que me había proporcionado las fotos de la encina arrancada, para ver si era posible conseguir más imágenes del árbol, de pie o ya en el suelo. Dani, por su parte, recabó diversas informaciones a través de la asociación Guadamatilla y, además de aportar nuevas imágenes, me contó una historia preciosa.

Al parecer, cuando Miguel Aparicio se enteró de que habían arrancado la encina, y siendo un enamorado de ella desde hacía muchos años, fue a verla y echó fotos del árbol arrancado, como quien documenta los efectos de una batalla. Cuando llegó al paraje se encontró allí a varios miembros de una familia y, entre ellos, a una anciana que estaba abrazada a la encina arrancada, llorando desconsoladamente durante bastante tiempo. A él se le partió el alma y preguntó que de dónde eran: eran emigrantes de El Viso que, de regreso a España, lo primero que hicieron fue ir a ver la encina del Guadamatilla y, al llegar, se encontraron con aquel triste espectáculo. Habían venido a recuperar sus raíces y las hallaron arrancadas. Esta historia nos animó aún más a continuar la investigación y afianzó nuestra determinación de que la encina del Guadamatilla tenía que volver a Los Pedroches.

[Continuará mañana...]

10 comentarios :

Anónimo | miércoles, mayo 14, 2008 10:15:00 a. m.

¿De quién partió la orden de arrancarla? ¿Dónde se encuentra, si es que aún está viva? ¿Es así como tratan a los árboles para ser trasplantados? ¿Dónde está el cepellón escayolado para su traslado? ¿De qué sirve la Consejería de Medio Ambiente? Yo creo, desgraciadamente, que para dar trabajo cómodo y bien pagado a un montón de funcionarios y Delegados/as que emitirán mucha teoría y, en la práctica, ya se ve lo que hay.

Anónimo | miércoles, mayo 14, 2008 1:45:00 p. m.

En la carretera de la Colada no respetan nada y en la carretera del Iryda si ¿por qué?

Anónimo | miércoles, mayo 14, 2008 4:55:00 p. m.

a estas alturas hace tiempo que fue hecha carbon para barbacoas, y si no el tiempo.

Anónimo | miércoles, mayo 14, 2008 5:02:00 p. m.

Y el ayuntamiento que le corresponda ¿no dice nada? Es un patrimonio natural único que se lo han llevado así sin más.

Anónimo | miércoles, mayo 14, 2008 8:50:00 p. m.

Adelante, Antonio. Vamos a llegar hasta el final. Estamos contigo.

Anónimo | miércoles, mayo 14, 2008 8:53:00 p. m.

¿Y la Asociación Guadamatilla (Asociación de Estudio y Defensa del Medio en los Pedroches) no sabe nada de nada? ¿ha hecho algo para evitarlo? ¿se ha manifestado de alguna forma? ¿existe?

Anónimo | miércoles, mayo 14, 2008 9:41:00 p. m.

Cuando se pretende recuperar un árbol, (en este caso la encina ) antes de arrancarla se prepara, se excava todo el rededor y se le hace un cerco con malla metálica y yeso al rededor de las raíces etc.
Esta, como muy bien dice el 3º anónimo a surtido a mas de una barbacoa.

Anónimo | miércoles, mayo 14, 2008 11:04:00 p. m.

Hombre! Te diré, menudas chuletitas y choricillos que se habrán asado, incluso en la misma consejerría de Medio Ambiente.

Anónimo | miércoles, mayo 14, 2008 11:30:00 p. m.

No me gusta ser pesimista, pero las encinas eson unos árboles que no aguantan demasiado bien los trasplantes, en cuanto se le corta una raiz principal se mueren.
Para conseguirlo con éxito, hace falta que los ejemplares sean jóvenes y vigorosos. Y sobre todo hacerlo cuando están en reposo. Si la encina centenaria es la que se ve en la foto, está muerta, puesto que no tiene nada de cepellón. Para esas dimensiones, para que el trasplante tuviera éxito, haría falta que el cepellón tuviera al menos 3 o 4 mts. de diámetro y de profundidad.
De las que están quitando en la carretera de Irida, no se van a salvar ni un 10%, no se a quién se le habrá ocurrido trasplantarlas en mayo.

Anónimo | jueves, mayo 15, 2008 8:42:00 a. m.

Te doy la razón, las encinas se transplantan entre los meses de diciembre y febrero.En abril o mayo es un suicidio.

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