El pisapapeles de Karlsbad

El pisapapeles de Karlsbad

"En este compartimiento hay papeles viejos que habría tirado hace mucho, si tuviera una papelera, lápices de punta rota, una caja de cerillas vacía, un pisapapeles de Karlsbad..." (Franz Kafka, Diarios, I: 1910-1913).

Pérez Zarco abre plaza en internet. El pisapapeles de Karlsbad se llama su propuesta. Atrevida: porque ahora dejará ya de ser "un escritor localísimo, que se siente arropado por los suyos" y comenzará a sentir el vértigo impagable de la aldea global. Veremos si resulta lo suficientemente valiente para continuar, pues el género de dietario que principalmente ha elegido para su escritura en prosa (y que tan bien conviene a la fórmula blog) contiene todos los riesgos que invitan con frecuencia al abandono. Allá él si prefiere cambiar la dulzura de una vida entregada a la escucha solitaria de Leonard Cohen y a la crianza de tomates en la huerta por los muy obtusos ángulos del mirador público. Que sufra por su osadía. Los demás disfrutaremos mirando por el ojo de la cerradura, compartiendo sus lecturas, sus descubrimientos, sus sonrojos y miedos.

Esta noche he leído de un tirón su Suma y sigue, que no conocía. Descubro destellos de emoción cuando toca asuntos personales, íntimos casi. Reconforta leer el discurso de la cotidianeidad rural. Aforismos, sentencias, anécdotas. Encuentro que le falta el atrevimiento de T. al juzgar el mundillo cultural de su entorno. Alguien tendría que decirlo, y por qué no él, si ha elegido este camino entre otros más cómodos. Me quedo a la espera de su Diario de un poeta en paro. También nos regala Estirpe humana, poemario de los mitos y los pájaros, del que nada escribo, porque nada sé escribir nunca de la poesía, esa víbora venenosa.

Y ahí queda el reclamo: desnudando a Kafka, profanando a Aldana.