Más sobre restauraciones

Más sobre restauraciones

Las numerosas obras de restauración de edificios pertenecientes al patrimonio histórico-artístico que actualmente se llevan a cabo en Los Pedroches manifiestan una verdadera preocupación por parte de las administraciones públicas hacia la recuperación y conservación de los bienes monumentales de nuestra comarca. Se trata de una actitud muy positiva y que redunda en beneficio de todos, al darse pasos fundamentales en el mantenimiento de algunos de los hitos culturales más importantes de nuestros pueblos. Ante tan relevantes actuaciones, pienso que el ciudadano no puede permanecer ajeno, sino que le corresponde interesarse por la marcha de estos trabajos con la curiosidad que produce la intervención en algo que es propio de todos, que pertenece a nuestra historia y a nuestra forma de ver y sentir las cosas. Resulta lógico que de esta observación deriven visiones distintas y hasta encontradas, como parece consustancial siempre que se produzca un enfrentamiento intelectual sobre cuestiones en las que no existe una verdad inmutable. Esa diversidad de opiniones es la que hace avanzar el pensamiento, lo que permite que el ser humano haya evolucionado en sus niveles de inteligencia. El inmovilismo, la aquiescencia acrítica frente a lo que se ofrece, no resulta propia de personas, sino de la piedra dura, que no siente.

Mi propia observación de las cosas me lleva a formarme una opinión personal, individual, subjetiva, que no tiene más valor que la de un ciudadano preocupado por la realidad que le circunda y que juzga sobre lo que ve con la tranquilidad que le concede haber nacido en una sociedad libre y democrática. Lo hago, además, abiertamente, como quien no tiene nada que ocultar ni piensa que, al opinar, vaya a causar destrozos irreparables en la sociedad de la que forma parte.

Así, al ver las obras de restauración que se realizaban en la Casa de los Velarde de Añora, me pareció que se había cometido una tropelía al haber destruido, sin necesidad, una moldura de la fachada que databa probablemente del siglo XVIII. Vale, es sólo mi opinión de ciudadano, y sólo una moldura, pero pienso que tal acción constituye un atentado contra el patrimonio histórico-artístico local que debería estar penada. Otros, sin embargo, habrá que sepan más y lo consideren de otro modo

Igualmente, al observar las obras de restauración de la Fuente del Pilar de Belalcázar, me pareció que el resultado que se va apreciando chirría de algún modo, al haberse introducido materiales y formas discordantes con el conjunto histórico preexistente. Otros habrá que consideren correcta tal actuación y en su mérito irá su parecer.


Gradas de acceso al conjunto de la Fuente del Pilar de Belalcázar.


Pieza repuesta en el pilar octogonal.


Contraste de granitos en el desague del pilón.

He encontrado en la página de contrataciones de la Diputación de Córdoba el Proyecto de reparación de las cubiertas del antiguo convento de la Concepción de Pedroche, promovido por el Ayuntamiento de esa villa. Ahí se realiza un trabajo minucioso de investigación sobre el monumento y se describe con todo detalle la intervención que se planea realizar, con todo el ajuste legislativo que exige un monumento declarado Bien de Interés Cultural. El resultado es un documento precioso que deberemos guardar como fuente histórica para futuras investigaciones sobre el convento, tal es el aporte de datos técnicos, planimetría y fotografías que incorpora. Quizás luego, en la ejecución práctica, se pudiera cometer hipotéticamente algún resbalón dañino para el conjunto (y aquí estaremos vigilantes), pero sin duda se parte de antemano con unas premisas que dan cierta tranquilidad inicial. Insisto, sólo inicial. También he encontrado este Proyecto básico y de ejecución de rehabilitación de la Fuente del Pilar en Belalcázar y alguien debería vigilar su cumplimiento.


Vista de las cubiertas del convento de Pedroche que se van a restaurar. (Foto: Proyecto de reparación)


Secciones transversales del convento (Fuente: Proyecto de reparación).



Post Scriptum.

Quiero pedir disculpas a los lectores de Solienses por algunos de los comentarios que ciertos anónimos han realizado en alguno de los últimos artículos. Por su contenido, los autores de tales escritos manifiestan ser ciudadanos de Añora incapaces de poner su nombre a sus palabras, que representan lo más reaccionario e intolerante de mi pueblo. Yo quiero decirles a los lectores de otros pueblos que la inmensa mayoría de los noriegos no son así, que la gente en Añora está abierta a las opiniones críticas y distintas a la suya, dispuesta a rebatir educadamente los argumentos del contrario, y que sólo una minoría intransigente se comporta del modo tan triste y lamentable que hemos podido comprobar y que tanta vergüenza nos produce.