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La primera película de Los Pedroches

La compañía Industrias Pecuarias de Los Pedroches inició su andadura en 1924 como Sociedad Mercantil Anónima dedicada a actividades de compraventa de productos agropecuarios y de explotación de ganado, principalmente porcino. Sus instalaciones se construyeron junto a la línea férrea que unía los focos industriales y de extracción minera de Puertollano y Peñarroya, lo que facilitó la comercialización y distribución de los productos hasta los centros de consumo. La comercialización de bienes que abarcaba desde la venta de embutidos de carne cerdo, y tareas de mantequería y salazones se realizaba bajo las marcas registradas de In-pecuarias y Salchi, las cuales adquirieron altas cotas de popularidad en la época. En sus inicios, la fábrica de embutidos y matadero llegó a contar con dos salas de secado, un almacén, dos saladeros, una sala de máquinas para el picado de carnes, la mantequería, la sala de oreo, el matadero, múltiples sótanos de gran tamaño donde se hallaban las cámaras frigoríficas, las cocinas y un enorme patio central. Todo ello ocupando una superficie edificada de 12.000 metros cuadrados, a lo que había que sumar diversas fincas adyacentes para posibles futuras ampliaciones. Más sobre la historia de Industrias Pecuarias de los Pedroches aquí


Su primer presidente y socio fundador, Moisés Moreno Castro, demostrando una gran visión de futuro, encargó en los años 20 una película documental para la difusión de Pozoblanco y la actividad de la empresa, dando como resultado un documento histórico excepcional que contiene las primeras imágenes en movimiento rodadas en Los Pedroches. Se trata de una película de 14:09 minutos que, tras unas imágenes panorámicas de Pozoblanco, realiza un recorrido por los procesos de elaboración de los productos derivados del cerdo a partir de su crianza en la dehesa hasta su comercialización. La cinta, escasamente difundida hasta el momento, constituye un testimonio fundamental para el estudio de Los Pedroches de la época en sus aspectos histórico, económico y antropológico. La versión del documental que aquí ofrecemos procede de un vídeo promocional que la empresa Industrias Pecuarias de Los Pedroches, con guión y dirección de Antonio Cano, realizó hace unos años y de ahí procede también la edición del sonido.


Gracias a Dani por su colaboración.

34 comentarios :

Anónimo | viernes, marzo 05, 2010 9:07:00 a. m.

Gracias, Solienses.
¿Cómo se las arregla Antonio para tener acceso y "colgar" tanta información?. Su esfuerzo y dedicación merecen un enorme reconocimiento de todos los que estamos interesados en conocer la historia de nuestra tierra.

Anónimo | viernes, marzo 05, 2010 11:33:00 a. m.

Antonio, presentate para Alcalde de Pozoblanco, que yo te voto.

Anónimo | viernes, marzo 05, 2010 12:29:00 p. m.

Mejor presentate para presidente de Mancomunidad.Yo te voto.

Anónimo | viernes, marzo 05, 2010 12:32:00 p. m.

Estoy completamente de acuerdo, es admirable el dinamismo del blog, que a fin de cuentas simplemente traduce una parte de la actividad del autor. Enhorabuena y gracias por este altruismo impagable. También hay que felicitarle por la conferencia de la Arquitectura patrimonial del siglo pasado; muy ordenada, solvente y atinada en contendio.

calatraveño | viernes, marzo 05, 2010 12:36:00 p. m.

Enhorabuena por insertar el video. Desde el momento en que lo vi, hace ya varios años, consideré que la película tenía un altísimo valor antropológico, social e histórico. Por supuesto tambien un ejemplo de historia industrial y agroganadera.
Sólo comentar que Industrias Pecuarias en aquella época era comparable en cuanto a tamaño de empresa a la potente Sánchez Romero Carvajal - Jabugo, una de las empresa líderes del sector en la actualidad. Lastima que "nuestra empresa" tomara otros derroteros...

Anónimo | viernes, marzo 05, 2010 2:07:00 p. m.

Lamento no coincidir en lo de “solvente y atinada en contenido”. (Parte 1)

Debo reconocer , especialmente a ti, Antonio, que el miércoles acudí a oírte, por primera vez en directo, con un cierto sentimiento encontrado.

Las loas y descalificaciones, alabanzas o vituperios que hacia tu trabajo y opiniones se suceden de modo continuado en muy diversos foros, tanto más o menos intelectuales o intelectualoides, como más o menos populares o populacheros , me invitaban a acercarme a escucharte para, repito, por primera vez, comprobar de una manera unitaria y ordenada tu reflexión en relación con un tema del que por unas u otras cuestiones, créeme, algo entiendo.

Considéralo, si te parece, como una piedra de toque con la que poder contrastar mis anteriores opiniones respecto a los muy diversos temas que continuamente afrontas, y respecto de los que yo, no me atrevo a considerarme tan cualificado como, no ya para sentar cátedra, sino siquiera para opinar en público.

Y he de confesarte, ya de antemano, que me hubiese gustado que me hubieras convencido.
Cuando alguien recrimina las acciones de otros tanto como tú lo haces, y desde una actitud tan acida como muchas veces translucen tus escritos, tranquiliza al espíritu pensar que se hace desde una cierta posición de superioridad intelectual, en el mejor de los sentidos.

(Si es el doctor House el que te incomoda, pero es él, y solo él, el que te cura, no te queda más remedio que, además, estarle eternamente agradecido)

Pero lamentablemente no fue así.
No sé si concederte el beneficio de la duda y atribuir a la falta de tiempo para profundizar en el tema en cuestión, la sensación de ligereza a la hora de abordar el tema, la inconsistencia de los ejemplos, la frivolidad de las aseveraciones, la superficialidad del análisis y el atrevimiento que tu disertación me transmitió.
El salto que diste fue mortal, y la falta de red se notaba. Suerte que no te caíste, pero la falta de verdad en la realización de las suertes era evidente para el ojo aficionado.

Pasar de defender la sacralidad omnipotente de cualquier elemento edificado, o cualquiera de sus partes constructivas o decorativas por el simple efecto de su antigüedad, a valorar cualquier ejemplo de fachada (por que fue en eso en lo que te centraste, en fachadas, y no en objetos ARQUITECTONICOS) por el simple hecho de su diferenciación o singularidad respecto del “común” de los objetos arquitectónicos de la época, posiblemente motivada por el gusto (bueno o malo) del propietario en cuestión, es un ejercicio que precisa de una muy buena base y de un criterio mucho más científico, amplio y cimentado, distinto del que se adquiere por el solo hecho de saber buscar en un archivo y tener la capacidad de interpretar e hilar fechas.

Del mismo modo que cualquier ladrillo, lienzo, arco o columna, bóveda, espacio, u organización constructiva o espacial de, digamos, doscientos o trescientos años, no tienen por que ser considerados PATRIMONIO, mucho menos debe ser objeto de veneración y alabanza cualquier ejemplo edificado de principios del siglo pasado por el simple hecho de que a luz de nuestros ojos nos parezca más bello que el común de los objetos que se produjeron en su época.

O quizás si.

Anónimo | viernes, marzo 05, 2010 2:09:00 p. m.

Lamento no coincidir en lo de “solvente y atinada en contenido” (Parte 2)

O quizás no.

Es decir, para valorarlos o demonizarlo, ¿por qué no plantearse que objetos existían antes de su construcción? ¿qué paisaje urbano destruyeron? ¿acaso lo que preexistía no era patrimonio y posiblemente mucho más interesante?

¿Acaso no chirriaría más y atentaría más contra el sacrosanto Patrimonio, la introducción del volumen de los edificios del Siglo XX y el Hispano en el paisaje urbano tradicional de la calle Real de finales del XIX, con sus pequeñas edificaciones de una planta con pequeñas cámaras, predominancia de lienzos ciegos y pequeños huecos?

¿Acaso no resultaría extraña la ocultación de los aleros de teja tras antepechos más o menos decorados?

¿Acaso no sería contraria a las tendencias conservacionistas la apertura de nuevos huecos, la introducción de elementos de rejería y forja más o menos elaboradas o decoraciones de yesería (de las que Dios me guarde atreverme a calificar, como tú hiciste de modernistas, claramente herederas e inspiradas en el modernismo catalán, o incluso ¡¡de la secesion!!).

Ya te digo que todo ello precisa una reflexión y un conocimiento que tu exposición de ayer no parecía traslucir, y que sin duda no pudo ser trasmitida a la mayoría de los que te escuchamos.

Moverse continuamente en el terreno del conservacionismo, per se, es una postura decorosa y respetable. Pero de ahí, a empezar a valorar cualquier intervención “ahistórica” (permíteme decirlo así) por el simple gusto personal o comúnmente aceptado me parece poco acertado e incluso peligroso.

En base a dicho supuesto gusto es muy posible que se hayan producido atentados mucho más graves que aquellos otros que hoy en día se califican como tales por el simple acto de demoler una cornisa o sustituir una cubierta.

Desde mi muy humilde opinión, que por supuesto someto a tu mejor consideración, o cualquier otra, la oportunidad, o no, de cualquier nueva intervención, igual a principios del siglo XX que del XXI, del XII o el XXXII, debería establecerse en función de la oportunidad o no de actuar sobre el elemento preexistente en función de su valor objetivable y la pérdida real que se produciría en el caso de afectar al entendimiento de la realidad social, cultural, o cualquier otra de su época.

El valor o no del objeto, la técnica, los materiales, el espacio, etc. que en su caso sustituya al anterior, debe partir, irremediablemente, de la autenticidad del criterio de intervención, y de la falta de complejos respecto de la época en que se sustituya, sin buscar la prostitución de su realidad, sino aportando un nuevo anillo de crecimiento, a ser posible, de mayor valor, a la realidad de su esencia, favoreciendo un entendimiento global y un crecimiento sano y armónico.

Lástima.

mrubio | viernes, marzo 05, 2010 2:17:00 p. m.

Muchas gracias por darle publicidad a la pelicula, ya hace mucho tiempo ( 10 años), que se presentó en un pregón de feria en Pozoblanco e Industrias Pecuarias de los Pedroches se la regalo como recuerdo a sus accionista, como bien dices D.Moises Moreno fúe un adelantado a su época, victima de la guerra civil como tantos españoles , lucho por su tierra con visión de futuro, como lo demuestra la industria que creo y difundio por toda España, incluso se enlataban y se exportaban productos al extranjero , creo que es hora de que los Pedroches y en particular su pueblo Pozoblanco le haga un reconocimiento.

Anónimo | viernes, marzo 05, 2010 2:32:00 p. m.

A mi me pasa igual que al anónimo de las 2:07, cuando voy a algún sitio con un "cierto sentimiento encontrado" luego no hago más que sacarle faltas.

Anónimo | viernes, marzo 05, 2010 2:49:00 p. m.

Antonio, una vez más enhorabuena por tu generosidad.

Antonio | viernes, marzo 05, 2010 4:41:00 p. m.

Estimado señor anónimo de las 2:07 y de las 2:09:

Gracias por sus comentarios. Como usted bien sabrá si es lector habitual o esporádico de Solienses, aquí no rehuimos las discrepancias, sino que apreciamos el contraste de opiniones como modo de avanzar en el conocimiento. Por mi parte, ignorante en tantos campos, estoy siempre dispuesto a aprender de quien tengan cosas que enseñar.

Le agradezco su reconocimiento de que en mi intervención del miércoles di un salto mortal sin red y que, a pesar de ello, no me caí. Efectivamente, hubiera sido mucho más fácil y cómodo para mí, puesto que los organizadores de las Jornadas nos dieron libertad a la hora de elegir el tema a tratar, haberme referido a las ermitas comarcales, a las fiestas locales o a la arquitectura tradicional, todos ellos asuntos muy estudiados sobre los que resulta sencillo caminar con seguridad. En cambio, amante como soy del riesgo, decidí aventurarme por caminos hasta ahora absolutamente inexplorados: apenas hay bibliografía sobre el tema y el mismo asunto en sí despierta recelos, como los suyos, por la propia indefinición del término "patrimonio".

Por el contrario, he lamentado mucho que usted, en este salto a los comentarios de Solienses, haya preferido el confort que le proporciona la red del anonimato. Comprenderá que así resulta imposible cualquier debate académico. Yo me enfrenté a usted abiertamente con mi cara y mi nombre y expuse mis oponiones -cimentadas en mi propio entendimiento de la cultura- y mis datos -avalados por estricta documentación bibliográfica, hemerográfica y archivística-, mientras que usted, desde una suerte de limbo intelectual, aparece sin nombre y sin rostro. ¿Qué haría usted en mi lugar?

Por lo demás, no alcanzo bien a entender el sentido de sus comentarios. Habla de ligereza, inconsistencia y frivolidad, pero sin concretar nada a lo que poder contraargumentar (pues no me parece que merezca la pena gastar energía en demostrar que la fachada sí es un elemento arquitectónico, y con frecuencia el principal cuando se trata de cuestiones artísticas, aunque es posible que los arquitectos lo vean de otro modo...; y qué decir de las yeserías decorativas y los elementos de rejería: su inspiración modernista resulta innegable, siendo algunas de ellas creación del propio Castiñeyra).

Me encantaría poder mantener en otros términos este debate sobre el concepto de patrimonio y las bases del conservacionismo patrimonial (en el que mi responsabilidad, en cualquier caso, sería meramente teórica, mientras que la suya, en cambio, quizás alcance algún ámbito de la realidad), aunque me temo que partiríamos de una postura inicial irreconciliable, puesto que a mí me parece una hermosa definición de patrimonio justamente aquellas palabras que usted utiliza para negar que lo sea: "cualquier ejemplo edificado por el simple hecho de que a luz de nuestros ojos nos parezca más bello que el común de los objetos que se produjeron en su época".

Anónimo | viernes, marzo 05, 2010 6:05:00 p. m.

Estimado Antonio: (Parte 1)

Gracias por tu respuesta y el tono de la misma.

Si no me importa el debate (o la simple conversación), ni el tono elevado del mismo, si me molesta que éste se produzca utilizando la descalificación personal.

No creo que yo lo haya hecho. Si es así, acepta mis disculpas.
Por otro lado, si mi total anonimato te incomoda, llámame E.B. . Prometo identificarme, y así sabrás que mis ideas son mías. La cara que tengan esas ideas, o la formación o falta de la misma que las ampare no creo que las hagas más o menos discutibles.

Efectivamente califique tu aproximación al tema del “patrimonio” arquitectónico de principios del siglo XX, como de ligero, inconsistente y frívolo. Igual de ligero y frívolo que resulta afirmar que los caminos de la arquitectura de dicho periodo “son caminos hasta ahora absolutamente inexplorados” o que “apenas hay bibliografía sobre el tema”.

Dicho periodo de la historia de la arquitectura, como cualquier otro, cuenta con un dilatadísimo fondo bibliográfico y una extensísima experiencia en su construcción, recuperación, intervención o rehabilitación.

Si por el contrario te refieres a la labor de catalogación de los edificios de dicha época construidos en nuestra comarca, y a partir de tu formación en la “estricta documentación bibliográfica, hemerográfica y archivística “ estarás de acuerdo conmigo en que presentar un paseo por nuestros pueblos sacando algunas fotografías, utilizar fotografías de otras fuentes o autores sin citarlos, o incluso hacer un uso “tramposillo” de análisis similares realizados por otros autores sin tampoco citarlos, no puede calificarse sino de , al menos, ligero, inconsistente y frívolo.

Anónimo | viernes, marzo 05, 2010 6:06:00 p. m.

Estimado Antonio: (Parte 2)

Es igualmente evidente que no parece que merezca discusión el que la fachada sea un elemento arquitectónico, incluso notable, e incluso merecedor de una gran atención,pero atribuirle la primacía del valor artístico de un elemento arquitectónico situaría el debate en un momento histórico de la discusión y el entendimiento de la arquitectura ampliamente superado.

A bote pronto, me atrevería a afirmar que en el top ten de cualquier hipotética clasificación de las joyas de la arquitectura no aparecería ni un solo edificio por el simple motivo de su fachada.

Con algo más de tiempo de reflexión incluso me atrevería a elevar dicho top unas pocas más de decenas.

Por contra, cuestiones espaciales, tipológicas, urbanísticas, estructurales o constructivas seguro que si situarían una inmensidad de edificios en dicho top.

El sentido último de mis comentarios es, en cualquier caso, el de evidenciar que con el paso que has dado, has sobrepasado una línea incomoda que te debería obligar a replantearte muchas de tus afirmaciones anteriores.

Si un edificio de principio del siglo XX es valorable, y estamos dispuestos a considerarlo Patrimonio, por qué no hacer lo mismo con un edificio del siglo XXI.

Si una intervención de esa época sobre un bien arquitectónico preexistente no es criticable per se, por qué si lo es una intervención de hoy en día sobre un bien cuyo merito puede ser únicamente el ser viejo.

Dónde colocamos la línea.

Es decir, el dicho popular de que no es lo mismo viejo que antiguo tiene un poso de sabiduría y un trasfondo que invita a discusiones muy largas y sutiles, en las que seguramente no será posible concluir en un solo modo.

Entiendo que la conservación, cuando es posible, es deseable, y que el sentido común, aun contra el sacrificio de su propietario, debe ser el más común de los sentidos ante cualquier intervención sobre objetos arquitectónicos de ciertas épocas históricas.

Pero el “conservacionismo patrimonial” (como tú mismo defines) como casi todos los _ismos, es peligroso , sectario y enemigo de la razón.

Finalmente no creo que partamos de posturas tan irreconciliables, si estamos dispuestos a admitir que cualquier ejemplo edificado, o fragmento de él, que no solo por cuestiones de su simple belleza superior a la del común de los objetos que se produjeron en su época, sino porque la conservación de su singularidad o la permanencia dentro de un conjunto mucho más extenso de ejemplos similares, se entiendan necesarias para el correcto entendimiento de una época, o la permanencia de la identidad y la cultura de un colectivo, debería ser identificado como PATRIMONIO, y arbitrar las medidas necesarias para posibilitar su conservación, con vistas a permitir la supervivencia y transmisión de dicha identidad.

Gracias por tu atención.

E.B.

Anónimo | viernes, marzo 05, 2010 6:36:00 p. m.

Seria muy interesante un debate a cara descubierta entre Antonio Merino y el anónimo E-B,al que le rogaría que ponga su nombre completo y donde vive. De todas formas es plusble el ejercicio arquitectónico y cultural de estos dos paisanos alos que felicito.

Antonio | viernes, marzo 05, 2010 7:47:00 p. m.

Sinceramente, señor E.B., no me gusta este juego entre personas adultas. Porque usted dispara sus dardos contra diana certera y yo, en cambio, me veo obligado a lanzarlos a ciegas.

1) Pensé que no era necesario aclararlo y confié en su buen juicio. Obviamente cuando afirmo y mantengo que el tema de la "arquitectura de principios de siglo en las Siete Villas de Los Pedroches" está absolutamente sin investigar, me refiero a ese tema en concreto y no a otro, no a la arquitectura en general ni a la historia universal de esa época o de otra.

2) No puede usted pedirme disculpas y luego descalificarme de nuevo. ¿Qué "fotografías de otras fuentes o autores" utilicé sin citarlos? ¿Qué uso “tramposillo” realicé "de análisis similares realizados por otros autores sin tampoco citarlos"? ¿De qué autores? ¿Tal vez de usted? Hable claro. Nada temo. Todos mis datos, aunque le cueste creerlo, están avalados por documentos o bibliografía, que obviamente no expuse en mi charla del miércoles, pues ya me resultó bastante laborioso mostrar las 104 imágenes que traía preparadas y comentarlas someramente. Pero el texto completo de mi ponencia, como el de las restantes, será publicado próximamente por el Ayuntamiento de Pozoblanco, y allí podrá usted comprobar si cito o no cito, si mi trabajo se ha limitado a un simple paseo por nuestros pueblos o si hay tras él algún sustento más sólido. Todo ello, por supuesto, sin negar que puedan existir errores u omisiones, como es consustancial a cualquier trabajo humano, y aceptando que algunas de mis interpretaciones puedan ser discutibles, como corresponde a cualquier faceta especulativa de la investigación.

3) Con respecto a las fachadas, me temo que no llegaremos a un acuerdo. Ningún historiador del arte le aceptaría a usted ningún "top ten" ni "top docenas" de joyas de la arquitectura (si eso no es ligereza y frivolidad, ¿qué es?), pero repase, si no tiene otras, sus lecturas escolares y verá como enseguida le vienen a la memoria un puñado de edificios cuyo mayor mérito artístico reside en la composición y decoración de la fachada.

4) Y, por fin, a donde queríamos llegar a parar: "Si una intervención de esa época sobre un bien arquitectónico preexistente no es criticable per se, por qué si lo es una intervención de hoy en día sobre un bien cuyo merito puede ser únicamente el ser viejo". ¿Por qué no habla claro? ¿A qué intervención se refiere? ¿A qué bien cuyo mérito puede ser únicamente ser viejo? ¿Viene de ahí toda esta polémica? ¿Se trata de algún ajuste de cuentas?

Y, sí, la formación de quien las expresa hace más o menos discutibles sus ideas.

Baedro | viernes, marzo 05, 2010 8:51:00 p. m.

Enhorabuena Antonio por este hallazgo. Espero que tus días tengan más horas que los míos, porque si no, no sé de donde puedes sacar el tiempo.

Respecto al otro debate paralelo, y dada mi ignorancia en el tema, le preguntaría a D. E. B. si, por ejemplo, cree qeu la Casa de las Conchas de Salamanca debe su notoriedad a su fachada o al resto de elementos arquitectónicos. Por no hablar de las casas de tiras de Añora, que tenemos más cerca.

Ojo, espero que no entiendan esto como la toma de postura a favor de ninguno de los debatientes, sólo espero su clarividencia.

Anónimo | sábado, marzo 06, 2010 1:18:00 a. m.

Don E.B. es un pelmazo de tomo y lomo.
No sé qué es peor, si su pesadez o su incontinencia verbal.

Anónimo | sábado, marzo 06, 2010 10:28:00 a. m.

Cuando no gustan ciertas críticas, se insulta. ¡Qué bonito!

Anónimo | sábado, marzo 06, 2010 2:29:00 p. m.

(1)

No Antonio, no disparo. Opino, o como mucho, valoro.

Esta vez, en lugar de la anterior, lamento el tono de su respuesta.
Reitero mis disculpas en caso de que le haya descalificado, pero sinceramente pienso que no lo he hecho. Como mucho me he limitado a evaluar su trabajo, que no su opinión.

Lamento que cuando se trata de valorar el suyo encaje las opiniones de modo muy distinto a la alegría con la que usted valora el de los demás.

No Antonio no, la arquitectura de principios del siglo XX en los Pedroches no está tan huérfana de conocimiento e investigación como pretende.

La mayor parte de municipios de nuestra comarca cuentan con figuras de planeamiento realizadas por equipos de profesionales de diversas especialidades, ampliamente cualificados, que han realizado una labor de investigación y catalogación sobre el conjunto urbano, en algunos casos, como el Dos Torres, muy exhaustivo.

A los espíritus presuntuosos gusta de confundir el descubrimiento o conocimiento propios con la divulgación.

Tal vez este sea el caso, que la arquitectura de principios del siglo XX no esté lo suficientemente divulgada o todo lo correctamente catalogada que debiera, pero por favor, no confundamos su conocimiento con la divulgación del mismo, y mucho menos pretendamos atribuirnos su descubrimiento.

Otra cosa, muy loable, pero opinable, es que queramos bajar el nivel del bien a contemplar o catalogar.

Evidentemente posiblemente no nos vayamos a encontrar con nuevos bienes de interés de la humanidad, patrimonio nacional, o de interés cultural autonómico , pero no nos engañemos ni nos creamos especialmente distinguidos por el hecho de dedicar nuestro tiempo libre a la catalogación de cualquier grupo de elementos.

En este sentido me parecería igualmente muy oportuno catalogar las encinas de gran porte de la dehesa, los bellísimos ejemplos de publicidad y señalética comercial, los maravillosos ejemplares de arquitectura funeraria, las infraestructuras hidráulicas ….

Pero si decidimos quedarnos en la arquitectura doméstica, hagámoslo en profundidad. No nos quedemos en la fachada, investigue las evoluciones de fragmentación y conformación del parcelario, los cambios en las técnicas constructivas o, por ejemplo, las transformaciones tipológicas.

Cuestiones todas ellas que sin duda resultarán mucho más interesantes y significativas, que el simple hecho de cuantas ventanas y con qué decoración se realizan.

E.B.

Anónimo | sábado, marzo 06, 2010 2:31:00 p. m.

(2)

No Antonio, no descalifico. Opino sobre su trabajo. En este caso su exposición.


1. Además de con algún conocimiento sobre el tema del que discutimos, o precisamente por ello, también tengo alguna afición a la fotografía, y me atrevo a afirmar, (sin red debajo, por lo que el costalazo puede ser mayúsculo) que algunas de las fotografías que usted mostró están realizadas con ópticas que dudo mucho que usted posea, y el tratamiento de la imagen tan diverso que entre unas y otras se apreciaba, induce a pensar que hay diversas manos detrás de su toma y procesamiento.

2. No escuché, ni encuentro por ningún lado referencia alguna sobre la fuente, (o lo que puede ser más grave) la propiedad, del video de Industrias Pecuarias.

3. Análisis muy parecidos al que usted realizó sobre una supuesta evolución en la composición de las fachadas de las viviendas ya ha podido ser leído en su propio blog relativo a las fachadas de Villanueva de Córdoba. Análisis por cierto algo más extenso y documentado que el suyo, y permítame decirlo menos atrevido.

4. Afirmar sobre una diapositiva de una fachada cualquiera (por cierto parcialmente recortada), en la que eran apreciables elementos de muy diversas épocas e intervenciones, (incluso contemporáneas) que la sola presencia de una fecha en el dintel de una puerta permite establecer, sin más, algún tipo de data sobre el conjunto del edificio es al menos, eso, atrevido.
Yo me conformaría con decir que el dintel fue elaborado en esa época y poco más.
Los errores de interpretación histórica mantenidos durante años por asignar una pieza correctamente datada pero reutilizada en otro lugar y otra época distintas, han sido mayúsculos. Seguro que usted conocerá ejemplos similares derivados de fechas en documentos manuscritos muy diversos.

5. Respecto de la importancia e influencia de Castyñeira, la casa Cardona es de 1914, la Alvarez Cid de 1910. el instituto Maimonides de 1907, .

La fabrica Fagus de Gropius es de 1911, antes de 1910 podemos encontrar no menos de 50 proyectos de Adolf Loos, la obra importante de Mies se inicia en la década de los años 20,…

Es decir se trata de un ejercicio profesional muy digno y valorable fundamentado en los coletazos de estilos ya antiguos, con conceptos ya en ese momento superados por la vanguardia, pero que, hay que reconocer, casi cien años después aun no han sido superados en nuestra zona.

6. El modernismo como corriente cultural alcanza su apogeo en torno a la exposición Universal de Paris de 1900. Gaudí muere en 1926. Domenech en 1923, Olbrich en 1908, Otto Wagner en 1918.

La casa Batllo es de 1906, la Mila posterior, el Parque Guell se termina de 1914…

¿Realmente, e insistiendo en la afirmación anterior, cree que los edificios construidos en pequeños pueblos de provincia en torno a la misma época pueden ser considerados herederos de dicha corriente?

7. Atribuir sin más la autoría de un edificio en Villanueva a Anibal González ¿no es atrevido?.
Vale como chascarrillo en cualquier excursión organizada, pero no en ninguna exposición que pretenda ser mínimamente seria.



En cualquier caso me complace que usted mismo declare el carácter “especulativo de su investigación” y me encantará contrastar mis opiniones actuales con lo que pueda conocer de la publicación íntegra de su ponencia.

Anónimo | sábado, marzo 06, 2010 2:35:00 p. m.

(3)

Si Antonio, si. Estoy de acuerdo.

Dejemos a un lado las expresiones coloquiales y desenfadadas.

Obviemos los top tep o los top cien, aunque estoy seguro que cualquier erudito y cualquier paisano aceptaría gustosamente participar en este juego.

(Tal vez, la propia Unesco, o los organismos nacionales y autonómicos encargados de ello, y una vez realizadas las oportunas valoraciones y clasificaciones podrían realizar algún tipo de “ranking”, pero obviémoslo.)

Obviemos citas inaccesibles al común de los mortales.

Respecto del Inventario de Arquitectura del siglo XX de España:

“ Además, este exhaustivo trabajo también hace una reducida selección de obras que, según García, (director del estudio) son «las más destacadas» de las distintas comunidades. De las 1.063 inventariadas en Andalucía, sólo 33 se incluyen en esta nómina más selecta y reducida. De ese minúsculo cupo, tres de ellas pertenecen a Córdoba: el chalet Canals (De la Hoz, 1956); la Cámara de Comercio (De la Hoz y García de Paredes, 1952); y la Universidad Laboral -campus de Rabanales- (obra de los arquitectos Fernando Cavestany, Francisco Robles, Daniel Sánchez y Miguel de los Santos, 1956).
El coordinador nacional del documento advierte que se trata de tres obras arquitectónicas de «una calidad artística indiscutible a nivel nacional».”

(Diario Córdoba. 16_12_2007)

Insisto.

El que el mayor merito de un edificio resida en su fachada no presupone que el edificio en si tenga valor. Ni que ésta sea circunstancia suficiente para valorarlo por encima de cualquier otro.

La arquitectura posee, entre otros muchos elementos que la convierten en mágica, la capacidad para aglutinar muy diversas artes, que aunque la complementan no se pueden calificar como arquitectura. En eso, en parte, se fundamento el Modernismo.

La Capilla Sixtina en sí, o las estancias de Rafael, son elementos arquitectónicos, insignificantes, ramplones y poco valorables, pero no creo que sea necesario añadir nada más respecto de la pintura que decora sus bóvedas o paredes.

El Pórtico de la Gloria, o cualquier otro de la multitud de pórticos románicos, son ejercicios de escultura sublimes, pero no estrictamente de arquitectura.

Los claustros de Silos, San Millán o Yuso, en cambio, son elementos arquitectónicos, posiblemente mucho más valorables que otros muchos con tallas en sus bases, columnas o capiteles muchísimo más bellas.

Los coros, órganos, cátedras, vidrieras, altares, puertas…. de multitud de catedrales e iglesias gótica, renacentistas, barrocas, manieristas, mudéjares, reformistas, o cualesquiera otras son bellísimos ejemplos de muy diversas artes, pero no son arquitectura.

El sonido del agua en las acequias y fuentes del Jeneralife debería conservarse y protegerse a capa y espada, pero no son arquitectura.

Muchas de las especies de flora y fauna de muy diversos parques y jardines históricos, o las fuentes que contribuyen a su ordenación, son elementos posiblemente más interesantes que el propio parque o jardín, pero no son arquitectura.

¿O si?

Por el contrario, y de igual modo, multitud de edificios o conjunto de ellos, con un escaso valor arquitectónico , han pasado a formar parte del patrimonio popular, sentimental, ambiental o urbano, de modo que su alteración o desaparición constituiría una pérdida irreparable aun cuando su valor arquitectónico objetivo sea mínimo.

Insisto, muy pocos edificios son realmente valorados únicamente por su fachada. Y cuando lo son, lo es más bien por el carácter de prototipo, genialidad o singularidad que supuso en su momento.

Santa María Novella y quizás pocos más.

E.B.

Anónimo | sábado, marzo 06, 2010 2:38:00 p. m.

(4)

No Antonio, no. No pretendo ningún ajuste de cuentas.

Insisto en que el paso que has dado es incomodo. Pero en este caso solo para ti.

En arquitectura no es lo mismo viejo que valorable.

La intervención sobre un elemento de cierta edad no es criticable per se.

Estaremos de acuerdo en que en cualquier caso un estudio riguroso del bien sobre el que se actué sería deseable. De igual modo, una data, catalogación y valoración lo más científica posible ayudarían para tomar las decisiones oportunas con las debidas garantías. Su levantamiento riguroso y el registro lo más exhaustivo posible de las intervenciones que se realicen deberían ser obligados.

Pero no nos engañemos, el sentido común, en muchos casos, las dotaciones presupuestarias en otros muchos, y la propia experiencia en no menos otros, lo impiden.

Aun y así, el nivel socio cultural de la sociedad que debe recibir el nuevo objeto, o las opiniones precipitadas, las sectarias o incluso las bien intencionadas no puede ser el único parámetro de medida para valorar el interés de la intervención.

En arquitectura hay ejemplos notabilísimos de obras entendidas y muy aplaudidas en su tiempo que no han aguantado el paso del tiempo, y por el contrario obras denostadas por sus coetáneos que han alcanzado el reconocimiento una vez pasadas un buen número de generaciones.

Claro que también las hay malas desde el principio hasta el final resultando en la total destrucción del bien anterior sin aportar absolutamente nada nuevo o valioso.


De los criterios de valoración de la Unesco:

.- Por representar una obra maestra del genio creador humano;
.- Exhibir un importante intercambio de valores humanos, en un lapso de tiempo o dentro de un área cultural del mundo, sobre la evolución de la arquitectura o la tecnología, las artes monumentales, la planificación urbana o el diseño del paisaje;
.- Constituir un ejemplar único o por lo menos un testimonio excepcional de una tradición cultural o una civilización viva o desaparecida;
.- Ser un ejemplo sobresaliente de un tipo de edificio, conjunto arquitectónico o tecnológico o de paisaje que ilustra (n) etapa (s) importante (s) en la historia humana;

Si pretendemos valorar, póngase el caso, ejemplos de arquitectura, que sabemos que no van a ser declarables patrimonio de la humanidad, sino locales o comarcales, ¿Por qué no atemperar idénticos criterios a dicho lcance local o comarcal?

E.B.

Anónimo | sábado, marzo 06, 2010 2:40:00 p. m.

(y 5)

Y finalmente, no Antonio, no, no y mil veces no.

La formación de quien expresa una idea no la hace por ello más o menos discutible.

La opinión en sí, será más o menos acertada o atrevida, fundamentada o fantasiosa, pero no discutible por la propia formación de quien la exprese.

Evidentemente es más cómodo para quien la escuche establecer un primer filtro derivado de la fuente de donde provenga, y estoy de acuerdo en que la ignorancia es atrevida por naturaleza.

Pero, no, no y mil veces no. La formación no hace discutible una idea.

Las ideas más revolucionarias y trascendentes para la evolución humana han provenido en muchos casos de personas con una formación intelectual muy limitada.

En cualquier caso, tranquilícese. Mi formación no se ha limitado a las lecturas escolares a que usted se refiere, que en cualquier caso repasaré, por si acaso el paso del tiempo y el conocimiento adquirido me han hecho olvidar algo importante.

Saludos.

E.B.

Anónimo | sábado, marzo 06, 2010 5:31:00 p. m.

Antonio , gracias por la conferencia del miércoles, y también por la película que nos has colgado en tu blog, y por toda la información que nos das, ¡ah! a mí no me gustaría que te metieras a político, prefiero que trabajes en lo que hasta ahora, así lo disfrutamos todos los que estamos interesados en nuestra tierra , nuestras raices y estamos dispuestos a luchar porque los políticos de turno no se carguen lo que otros con mucho trabajo y sacrificio han ido consiguiendo día a día. Muchas gracias y enhorabuena.

Anónimo | sábado, marzo 06, 2010 11:47:00 p. m.

MI FELICITACION PARA E.B Y DECIRLE AL EXPONENTE QUE ACEPTE LAS CRITICAS A SU PONENCIA DE MEJOR GRADO PUES A SALTADO COMO GATO AL RATON

Anónimo | domingo, marzo 07, 2010 12:32:00 p. m.

Esto es un debate (vamos a llamarlo así...) innecesario y un tanto errático. Porque la conferencia tenía un contexto y un ponente (no especialista en el tema), y no se debe de olvidar ninguna de las dos cosas. No era por supuesto una exposición ni académica ni doctrinal de un asunto bastante complejo (a nivel científico, que se mueve en otros parámetros). Ni es el marco adecuado para establecer planteamientos científicos sobre la Arquitectura del s. XIX, ni el tema se ha investigado desde esa perspectiva. Entrar en ese debate es errático e improcedente. Si se hiciera eso con todas las ponencias de estas jornadas no quedaba títere con cabeza. Eran lo que eran (los temas y las conferencias, tal como fue planteado por la Organización de Piedra y Cal),igual que los ponentes. Y lo hicieron con la dignidad que requería la circunstancia. Por ello hay que darles a todos la enhorabuena, por lo menos de mi parte.

Anónimo | domingo, marzo 07, 2010 5:13:00 p. m.

Bueno, pues he disfrutado con una buena discusión, con sus momentos de altura. Coincido con Antonio en que es una pena no saber quién es E.B. pero de todas formas el debate me ha parecido en muchas partes muy interesantes. Por supuesto, quitando algunas descalificaciones y cierta dosis de demagogia que en ocasiones se han deslizado.

Lo que sí parece claro es que, aparte de posibles rencillas personales (ambos interlocutores parecen conocerse muy bien, pese al anonimato de cara a la galería) hemos podido asistir a la defensa de dos modelos de interpretación de lo que significa el Patrimonio Histórico. Por una parte, una clara diferencia metolodógica que me voy a atrever a definir, sin conocer la formación específica de los "contendientes" como el arquitecto frente al historiador del arte. Por otra, quizá derivada de lo anterior, una diferencia de criterio muy clara sobre la forma de intervención deseable sobre bienes patrimoniales de carácter inmueble.

Si muy válida me pareció la aportación de Antonio Merino a las jornadas, otro tanto me parece la crítica del anónimo. Y creo que el tema daría para un buen debate cara a cara. En el que, además, sería quizá más fácil evitar el peligro de demagogias y descalificaciones. Gracias a los dos de quien, por no saber con quien habla exactamente, firmará también como anónimo.

Anónimo | domingo, marzo 07, 2010 6:17:00 p. m.

Mi más sincera enhorabuena al Sr. Merino, por este artículo y la oportunidad que nos brinda el video de aproximarnos a la realidad de Los Pedroches de aquella época. De igual modo, es de elogiar la labor que desempeñas a través de este blog, de acercarnos a los más relevantes temas de actualidad.

Tras la detenida lectura de los numerosos comentarios de E.B., (que, por cierto, podría haber publicado un número de Los Cuadernos del Gallo), se desprende un cierto recelo. Es probable, Antonio, que esté un poco celosillo porque no lo han invitado como "EXPONENTE" para dar la charla y sí a usted.

De todos modos, mi más sincera enhorabuena por la labor que desempeñas.

Anónimo | lunes, marzo 08, 2010 2:03:00 p. m.

El anónimo del domingo, a las 12.32 creo que aporta algún dato interesante. En primer lugar, alude a que el ponente (A. Merino) no es especialista, y entiendo que se refiere a que no es arquitecto. Más adelante, sitúa el tema de la ponencia, y por lo tanto de la disputa Merino - anónimo en el terreno de la "Arquitectura del siglo XIX" (o más bien XX, pero da igual).

Nada más lejos de la realidad, en mi opinión. No hablamos de arquitectura, sino de Patrimonio Histórico. Y cuando algunos, como el anónimo aludido, se refieren al Patrimonio Histórico Arquitectónico lo hacen con un total desconocimiento de los valores históricos o artísticos de un edificio, que son los que deben respetarse en un buen trabajo de restauración.

Falla por lo tanto lo principal, dando origen a un debate en el que podríamos hablar horas y horas. Porque yo estoy convencido de que en la actualidad no son los arquitectos los más competentes para realizar obras de restauración, ni siquiera arquitectónica. Son técnicos necesarios, por supuesto, pero están demostrando con creces no estar capacitados para dirigir restauraciones. Y quienes aquí han intervenido como casi-arquitectos (ya lo sean, sean aparejadores o capadores de pollos) demuestran con sus ideas una gran dificultad por llegar más allá de la solución de problemas estructurales.

No todos podemos saber de todo, y en restauración el arquitecto debe ser técnico necesario, muy importante. Pero ya está.

Anónimo | lunes, marzo 08, 2010 9:15:00 p. m.

Debe ser que la alegría a la hora de hacer afirmaciones es contagiosa.

¡¡ Hombre, una cosa es que cada cual intentemos defender nuestro campo de competencia profesional y otra muy distinta que entremos en afirmaciones que escapan a la pura lógica !!.

De muestra sirva un botón.

En este enlace (http://www.cicopar.com.ar/congreso/especialistas.htm) puedes comprobar el plantel de especialistas de un congreso internacional cualquiera sobre patrimonio arquitectónico en el que como no puede ser de otro modo puede constatarse un nutrido surtido de licenciados en historia, profesores de bellas artes y arquitectura, arquitectos, antropólogos, geógrafos, abogados, restauradores, licenciados en filosofía, ingenieros, …

Hacer de la intervención en el patrimonio arquitectónico un campo de batalla sobre competencias me parece el mejor método posible para que los daños colaterales acaben produciendo un efecto devastador sobre el bien a conservar.

El conocimiento en ningun caso puede considerarse excluyente, sino intrínsecamente complementario.

Cosa muy distinta es que, al igual que en cualquier otro campo, particularizando en las personas, el titulo de arquitecto, restaurador o licenciado en historia del arte, no habilite para cualquier tipo de actuación ni sea condición suficiente para acreditar un determinado nivel de conocimiento o competencia.

Anónimo | lunes, marzo 08, 2010 10:51:00 p. m.

Pues parcialmente de acuerdo con tu comentario. Y, entrecomillando: "Hacer de la intervención en el patrimonio arquitectónico un campo de batalla sobre competencias me parece el mejor método posible para que los daños colaterales acaben produciendo un efecto devastador sobre el bien a conservar." Efectivamente. Ahora bien, siempre que esos "equipos interdisciplinares" tan en boga no se queden en una fórmula de salvar las espaldas del arquitecto, el único que, colegio obliga, está capacitado para firmar un proyecto de restauración. O, dicho de otra forma, siempre que esta intención de evitar "daños colaterales" no se traduzca necesariamente en el mantenimiento de un status quo en el que la única voz, la única decisión, la tiene un determinado técnico (en este caso, el arquitecto). O, siendo más claro: lo siento, pero esa afirmación me suena un poco a los curas cuando dicen que determinadas cosas mejor no tocarlas... No discutamos, y sigamos trabajando, unos con la sartén por el mango y los otros comiéndose los mocos.

Y no digo, por favor, no se confundan, que un proyecto de este tipo no deba firmarlo un arquitecto. Por supuesto que sí. Pero no sólo él.

Pero ya sabemos que este debate nos llevaría horas y horas (con la particularidad de que seguramente acabaríamos de acuerdo en muchas cosas, hasta que tocáramos las sensibilidades corporativas, por supuesto). De todas formas, mi "salto" anterior fue porque observé cómo desde un punto de vista "arquitectónico" (vamos, que no sé si el anónimo es arquitecto, pero habla desde una perspectiva cercana al arquitecto) se venía a decir que el ponente Merino no era "profesional" y que su ponencia no entraba dentro del campo "científico". Y ahí no puedo pasarlo. Mi corporativismo me hace saltar como si tuviera un resorte automático, y chillar si hace falta, porque lo que hace falta ahora es que de historia y de arte los que nos hemos dedicado a esto (historia, historia del arte, clásicas, literatura, filosofía, bellas artes, restauración, etc) tengamos también que agachar la cabeza ante los "científicos" (tema, por cierto, el de dilucidar cientifismo o capacitación técnica en algunas profesiones, que también daría para mucho).

Ya sé que nadie ha querido decir eso directamente. Pero lo ha dicho. Varias veces.

Con lo cual, lo reconozco, me habéis tocado las sensibilidades corporativas (no se me enfade nadie, que esto último es sólo broma)

Me ha quedado una duda: ¿cuáles son las afirmaciones que escapan a toda lógica? Es que como soy el anónimo que contesta al anónimo que contesta a un anónimo anterior que ya no sé si soy yo o no, pues no me entero muy bien.

Anónimo | martes, marzo 09, 2010 8:02:00 p. m.

Sin ánimo excesivo de continuar con las polémicas, y mucho menos corporativas.

(No seré yo quien defienda a nadie por el mero hecho de formar parte de un grupo, sea el grupo el que sea)

Cuando me refería y refiero a “científico” no lo hago desde un punto de vista académico-administrativo de separación entre conocimientos técnicos o humanistas.

Por el contrario, me refería y me refiero a que aún hoy en día, si se pretende ser serio, no creo que haya más remedio que afrontar el estudio de cualquier elemento desde cualquier campo del conocimiento con un método científico entendiéndolo como el "Conjunto de los procedimientos y métodos de análisis previamente fijados por una disciplina (sea cual sea) con el fin de alcanzar conocimientos válidos mediante instrumentos confiables".

De forma que del modo más amplio posible nos protejamos de la subjetividad, los prejuicios, el interés, etc. del investigador.

Saludos.

E.B.

Anónimo | martes, marzo 09, 2010 9:55:00 p. m.

Sigo sin tenerlo muy claro. Aunque es posible que este "catálogo" incompleto que nos ofreció Antonio Merino tenga como mayor problema el ser incompleto (como él mismo afirmó), pero no tanto el ser un catálogo. Al fin y al cabo, en sus inicios el método científico más puro consistía llanamente en clasificar y describir, y aún hoy sigue siendo bastante utilizado metodológicamente hablando. Catalogar una cierta disciplina como ciencia o técnica, por otra parte, se basa efectivamente en metodología y objetivos. Lo cual no quiere decir que un planteamiento "técnico" sea menos válido que uno "científico" (error muy frecuente en nuestra época). Cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa, diría parafraseando una de las imágenes de la exposición fotográfica de José Mª Fernández.

Estoy de acuerdo contigo en que no tiene mucho sentido seguir este diálogo, no porque no haya muchas cosas que decir, sino porque nos alejaríamos demasiado del tema... En fin, que mejor dejarlo ahora para debatir en condiciones delante de un café o en un debate público. Sigo convencido de que coincidiríamos en muchas, muchas cosas, aunque por supuesto también tendríamos discrepancias.

Aunque sigo sin saber cuáles son las afirmaciones que escapan a toda lógica, ha sido para mí muy interesante este debate en el que, al final, hemos tenido a A. Merino de "convidado de piedra".

Por cierto: de lo que somos al final culpables (lo reconozco) es de desviar el debate hacia un tema "menor", teniendo un post centrado en un documento tan interesante como esta película sobre La Salchi. Una de esas muchas cosas en las que pienso que estaremos de acuerdo.

Un saludo,

DiegorzT | viernes, marzo 12, 2010 5:28:00 p. m.

El video es precioso, es una pena que no este en youtube. Si pudieses subirlas a youtube sería genial. Gracias

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