De lo irreal, lo irracional y lo posible

De lo irreal, lo irracional y lo posible

Baldomero García llegó a la alcaldía de Pozoblanco gracias al voto decisivo de Benito García, eso nunca hay que olvidarlo. Quizás él y los suyos vivan con la ilusión creada de que la voluntad popular los colocó ahí, pero no es verdad. Al contrario, en las últimas elecciones municipales, los votos recibidos fueron menos y sólo logró alcanzar la categoría de partido más votado por la escisión del PSOE, que repartió su votantes en dos grupos que juntos, sin embargo, suman la mayoría absoluta de la voluntad del pueblo. Así son los números, si salimos de la irrealidad.

Benito García es una personalidad política hoy denostada por tirios y troyanos, pero lo cierto es que se erige, de hecho, como el representante más apoyado en los últimos comicios, si consideramos que no cuenta con el respaldo de unas siglas políticas que proporcionen un colchón de votos fieles independientemente de quien las encabece. En condiciones adversas, el CDeI ha obtenido los mismos concejales que un PP local en retroceso en un escenario expansivo para su partido a nivel nacional. El pueblo de Pozoblanco es el que lo ha querido así. Los exégetas de hoy que interpretan la voluntad popular pro domo sua ignoran que el pueblo habla con los votos y lo hizo bien claro hace apenas dos meses. El ruido virtual no es más que eso, ruido.

Todo el mundo tenía claro que la única opción factible para el gobierno de Pozoblanco era la unión natural de CDeI y PSOE, posible por la renovación total que había sufrido la lista socialista. El sueño de un gobierno en minoría de la alianza PP-PA era una quimera imposible desde cualquier análisis racional y que sumía a Pozoblanco en una provisionalidad inconveniente.

Al pacto CDeI-PSOE le han fallado las formas (tan importantes en democracia) de no haber logrado llegar al acuerdo antes de la investidura, empañando la validez de su propuesta el hecho de plantearse tan sólo a las pocas semanas de constituirse el nuevo ayuntamiento. Tendrán sus razones para ello, que convendría que explicaran. Lo que no tiene justificación es la reacción por parte del equipo de gobierno actual de entrever intereses espúrios en la moción de censura propuesta por sus adversarios. Esa expresión de considerar que a mí sólo me mueve el amor a Pozoblanco y a los demás los arrastran los intereses económicos resulta de una simpleza ideológica tan pueril como sacar a relucir las estrictas relaciones familiares en una negociación que obedece, sencillamente, a intereses políticos, intereses políticos de derechas y de izquierdas, con la grandeza que proporciona proclamarlo abiertamente, y no a hurtadillas, como tantos otros a los que parece darles vergüenza que los llamen políticos, siendo tan noble esta ocupación, aún con sus miserias.