Tormenta en un vaso de agua

Tormenta en un vaso de agua

Una reunión de la Mancomunidad de Los Pedroches en su sede de Alcaracejos.

El revuelo organizado por cosa tan nimia roza ya el ridículo. La vicepresidenta de la Mancomunidad, la popular Marisa Media parece haber dimitido de su cargo simplemente por el desacuerdo de su partido con que la Mancomunidad de Los Pedroches forme parte de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP), que ya integran todos los municipios de Andalucía -entre ellos, todos los de Los Pedroches-, las ocho diputaciones y muchas mancomunidades. El desconcierto ante tan extraña decisión queda muy gráficamente expresado en la entrevista realizada a Marisa en Radio Luna, donde Juan Mohedano no consigue ocultar su perplejidad de no estar entendiendo absolutamente nada de lo que pasa, de cómo justificar tal guerra por tan poco motivo.

El PP alega que adherirse a la FAMP supondrá un gasto de 3.000 euros, lo que vendría a agravar la ya delicada situación financiera de la entidad comarcal, con una deuda que se cifra en casi un millón de euros. El PSOE se defiende diciendo que, junto con la solicitud de adhesión, se ha pedido la exención del pago de la cuota. El PP replica que primero se garantice la exención y luego se solicite la adhesión y, si no, la vicepresidenta dimite (o ha dimitido ya, no se sabe bien). ¿Alguien entiende esta discusión tan mema? Claro que no, es imposible sin saber lo que sigue.

El PP sospecha que tras la decisión de adherirse ahora a la FAMP hay un interés partidista por parte del PSOE de cara a la elección del presidente de dicha entidad que habrá de realizarse próximamente. Sugiere que, dado el vuelco electoral producido tras las pasadas elecciones municipales, la presidencia, ahora socialista, debería pasar a manos populares e imaginan que el PSOE anda maniobrando a la desesperada para conseguir nuevos socios que reviertan el posible cambio. Y he aquí cómo del ingreso o no de la Mancomunidad de Los Pedroches en la FAMP pudiera depender su presidencia, de creer al PP comarcal.

Ignoro si este es realmente el objetivo que persigue la iniciativa del PSOE comarcal, urgido por consignas de su partido a nivel autonómico (aunque, sinceramente, imaginaba que el cambio de signo de los ayuntamientos en Andalucía a favor del PP había sido tan abrumador que podría incluso permitirse la generosidad de perder unos votos, pero se ve que no). Lo que sí resulta evidente en casi todas las declaraciones realizadas es que a evitar ese objetivo va destinada la insólita artillería popular movilizada con tal cuestión. Con lo que, en el peor de los casos, ambos partidos, y no sólo uno, estarían pretendiendo un uso partidista de la Mancomunidad.

Al margen de la anécdota de la dimisión, que sin duda las mentes más sensatas del PP ya habrán considerado un error del que quizás se esten arrepintiendo, lo sucedido termina con el sueño de llevar a cabo una política mancomunada independiente de la adscripción política de sus representantes. Pienso que Marisa, quizás forzada por su partido, no ha estado a la altura de las circunstancias, que exigían un mayor rigor en la asunción del compromiso que aceptó, pues esta ruptura por motivos realmente ajenos a las necesidades de los habitantes de Los Pedroches avisa de lo que ocurriría cuando se planteen discrepancias -inevitables- que afecten a la realidad de cada uno de nuestros pueblos. En el fondo, creo que el PP, o al menos su núcleo duro, nunca vio con buenos ojos la aceptación del cargo al que ahora se renuncia. El hecho de que la vicepresidenta se resistiera a sentarse en la mesa plenaria al lado del presidente y prefiriera continuar en su escaño junto a los miembros de su partido constituía una forma simbólica de expresarse. Y ya sabemos lo importantes que son las formas en democracia.