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Tanta melancolía

Una vecina pasa delante de la instalación aceitunera en la Plaza de Mª Josefa Fernández.

Por encima de todo, hay un valor que sobresale en la Semana del Turismo Rural, al que no puede afectar ninguna otra consideración. Se trata del extraordinario trabajo colectivo de todo el pueblo sin el cual esta convocatoria resultaría absolutamente imposible de llevar a cabo. Es una fiesta popular que ya cumple su octava convocatoria sustentada principalmente en la imaginación y en el esfuerzo de los vecinos de Villanueva del Duque, que se enfrentan a esta tarea no sólo con el convencimiento de estar contribuyendo a crear una tradición anudada en sus propios recuerdos con la que ya se identifica a este pueblo, sino también con el empuje de la propia experiencia lúdica que la ocasión supone, en la que poco a poco se van fomentando rivalidades creativas vinculadas a calles o barrios de la localidad.

Sin embargo, en mi visita del sábado a este fastuoso escenario de artificiosidad rural me ha parecido percibir en esta ocasión síntomas de agotamiento tanto de la fórmula como del contenido, que acaban ambos resultando previsibles y reiterativos. Y ello sin contar que ciertas instalaciones de los llamado "rincones típicos" (aunténticas sublimaciones kitsch, ya lo dije) potencian una imagen tan tópica de la vida en el campo que acaban siendo contraproducentes incluso para el objetivo perseguido. Ya en otras ocasiones he mostrado mis reticencias hacia el exceso de estas manifestaciones de melancolía autobiográfica y de idealización del mundo rural, que, repetidas con modelos similares en otros pueblos de la comarca, y por no ir acompañadas de un discurso divulgativo adecuado, pueden contribuir a propagar una imagen retrógrada y cateta de Los Pedroches, al correrse el riesgo de identificar con la realidad actual esa imagen ahistórica confeccionada a partes iguales con jirones de vivencia y de invención. Pienso que, una vez explorada ya suficientemente esta vía con diversas fórmulas en varios pueblos y sin necesidad de abandonarla completamente, sería conveniente una reelaboración del modelo teórico que pudiera incluir, además, una proyección positiva del territorio basada en pautas de expresión más contemporáneas y que no presenten el pasado como única meta deseable. No vayan a pensar los turistas que en Los Pedroches todavía se duerme en jergones de paja sobre el suelo. O, lo que es peor: que sentimos nostalgia de ello.

Varias vecinas preparan el puesto de las verduras.

La Plaza del Verdinal simulaba la antigua salida hacia Alcaracejos, con los eucaliptos ya desaparecidos.

Me han encantado las cigüeñas de papel sobrevolando por la plaza de Mª Josefa Fernández.

Fachada decorada con toda clase de utensilios antiguos.

Cruz de la Dehesa, en el Camino de Santiago.

"Se vende aceite", en la calle El Retamal.

Recreación de un cortijo aceitunero en El Morconcillo.

Unos visitantes observan las fotografías de la exposición 'Arquitectura emblemática de Córdoba y Los Pedroches' de Miguel Coleto, en la Casa de Hermandades.

Exposición de la Cultura del Olivo, en el Salón de Convivencia.

Vista de la Calle Santa Lucía, engalanada para la ocasión.

Entrada a la exposición de la arquitectura del agua, en la calle Santa Lucía.

5 comentarios :

Anónimo | lunes, junio 04, 2012 9:57:00 a. m.

Yo se lo puse en el buzón de sugerencias, que debían ser mas contemporáneos, concretamente utilizar a La Fragua, referente de la cultura en el Valle. Mismamente con reutilizar a Hisae Yanase y convertir a Sanagui en una aceituna pintándola de verde, el espectáculo hubiese sido mucho mas moderno.

De la misma manera deberían haber procedido con el desfile de labriegos, en vez de hacerlo en carne y hueso podían haber hecho carteles gigantes en blanco y negro con sus caras y pegarlos por todo el pueblo, esto no lo hizo la Fragua, pero como tú te lo creíste pues también podría valer.

No obstante espero que no me hagan caso a la sugerencia, lo mismo dentro de un año cambias de opinión y dices que hay que volver a lo tradicional y olvidar lo contemporáneo. Este es fundamentalmente el problema: opinar tanto para no entender nada.

Miguel Barbero Gómez | lunes, junio 04, 2012 10:16:00 a. m.

Estimado Antonio:
Creo percibir en tu comentario la sinceridad de las impresiones que te ha proporcionado la realización de esta VIII edición de la Feria de Turismo Rural en Villanueva del Duque, y me parece bien que cada uno exprese lo que realmente piensa sobre determinados acontecimientos. Naturalmente acepto tu información sobre la Feria, pero no comparto algunas aseveraciones.Pero es bueno que voces autorizadas por sus conocimientos, expresen su punto de vista con tal de mejorar lo que se hace en nuestros pueblos.
Es verdad que realizar esta actividad todos los años puede llegar a agotar la imaginación de un pueblo que trata de poner de relieve las costumbres de un pasado que ya se ha marchado, pero que es bueno recordar por aquello de las raíces y de mostrar a los más jóvenes que, no hace demasiado tiempo se podía vivir también aunque con esfuerzos y sacrificios sin las comodidades que hoy poseemos. Tratamos de transmitir a las nuevas generaciones estas imágenes para que adquieran conciencia de ciertos valores y destierren para siempre algunos comportamientos que, tristemente, también se dieron en esa época. En definitiva, es mostrar lo bueno y lo malo de toda una sociedad en un momento concreto. No creo que nadie crea que aún dormimos en jergones de paja en nuestros pueblos; eso ocurre en las grandes ciudades, hoy, aunque los jergones son de cartón y lo hacen a la intemperie.
Aún así, estoy de acuerdo en que se debería espaciar en el tiempo este tipo de celebración, pero eso lo debe decidir el pueblo. Recibe un cordial saludo.

Anónimo | lunes, junio 04, 2012 10:41:00 a. m.

Llevaba ya varios días esperando el comentario negativo de este blog hacia la feria de turismo de Villanueva del Duque porque ya es habitual y reiterativo. Si a usted no le gusta, pues no vaya. Hay mucha gente a la que curiosamente sí que le gusta, y me imagino que por algo será. Con respecto a si vivimos anclados o añorando el pasado me parece que no tiene usted ni idea ni de lo que es el pasado ni de lo que es el presente. Un pueblo que no conoce su pasado es un pueblo sin raíces y sin futuro, y creo yo que Villanueva del Duque está haciendo gala de que al conocer su pasado está aprendiendo a ver su presente y su futuro con otros ojos. Y dice usted que la feria da una imagen equivocada (ahistórica, dice) de lo que fue la vida rural, me parece que el equivocado es usted porque quienes hacen posible esta feria rural son los que vivieron ese pasado en el campo que usted considera "idealizado". Desde luego que no tiene usted ni idea, porque, aunque le pese, la feria de turismo rural de Villanueva del Duque ya es considerada como un referente para el turismo en Los Pedroches. Dígame ¿quién hace hoy en Los Pedroches algo en favor del turismo rural mejor que lo que se ha en Villanueva del Duque?

Anónimo | lunes, junio 04, 2012 12:33:00 p. m.

No creo que nadie en Villanueva del Duque haya querido presentar en esta fiesta “el pasado como única meta deseable”, es la barbaridad más grande que he leído hace tiempo. Quien manifiesta esto da muestra suficiente de no conocer a la gente de ese pueblo. El pasado nunca puede ser la meta, ni es la meta, más bien es la referencia que nos indica a los mayores y sobre todo a los jóvenes y pequeños, de dónde venimos. Es muy importante valorar las costumbres, tradiciones y formas de vida de nuestros abuelos. Nadie quiere volver para atrás, pero se aprende mucho de aquella sabiduría.

Yo también he visitado la feria de Turismo de Villanueva, pero más allá de ir solamente buscando el defecto o las carencias, como hace Solienses, he podido percibir además de la unión, solidaridad y espíritu festivo de sus vecinos, una lección de historia y una lección de vida que se aprende viendo por ejemplo los “jergones de paja sobre el suelo” (que por cierto eran de lana de oveja).

El esfuerzo de las antiguas generaciones en los Pedroches dice mucho en los tiempos que vivimos. Hoy en día somos más vulnerables que varias generaciones atrás. Dependemos de una asignación mensual de dinero que nos de para pagar la luz, el gas, la gasolina, el aceite, la carne, la fruta, el agua, … Y hoy más que nunca, con la actual crisis, es fácil apreciar que todos estos bienes necesarios se nos empiezan a hacer inalcanzables en algunos casos. Ahora parece ser que dependemos para poder acceder con cierta facilidad a los bienes básicos, de ese ente intangible que nos han presentado hace poco tiempo: los mercados. El hombre ha aprendido a que se le facilite casi todo, nos hemos especializado demasiado en una única función (trabajo) que nos de acceso (con dinero por delante) al resto de necesidades, justo al contrario del hombre al que se intenta ENSALZAR en estas jornadas turísticas. No creo que se sienta nostalgia de aquello, más bien ADMIRACIÓN de cómo con pocos recursos, apoyados en la naturaleza, pero con ESFUERZO, el hombre de Los Pedroches podía acceder a lo básico para subsistir. Procedemos de aquellas formas de vida, pero hoy nos perderíamos en aquel entorno, nos hemos acostumbrado a que nos lo den todo, incluso a que otros trabajen para nosotros recibir una subvención o subsidio. Todavía en el medio rural tenemos la posibilidad de sembrar un huertecillo (como hacían nuestros abuelos) para ayudar a la economía familiar, pero en las grandes ciudades vemos como cada día más personas tienen que registrar los contenedores de basura para poder comer verduras o desechos de supermercados y restaurantes. Esa es la lección que hay que aprender de la cultura rural cuando hemos visitado Villanueva del Duque, por muy “cateto” que le parezca a algunos.

Anónimo | lunes, junio 04, 2012 1:53:00 p. m.

Bravo por el párrafo anterior!!! éramos humildes y eso se notaba en nuestras construcciones vernáculas que mostraban esa humildad, ahora si nos damos un paseo por la periferia de Pozoblanco cerca de la Salchi vemos unas construcciones que ponen imagen a que ya no somos lo que éramos con estas nuevas casas con columnas y pinta de palacete. No podemos volver al pasado, pero si mejorar el presente tal vez volviendo a sembrar huertos en cada casa quien pueda para autoabastecernos y no olvidar como se coge la azada.

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