Els Joglars vienen a casa
El pasado mes de julio asistí en el encantador Teatro Municipal de Almagro, dentro de su Festival de Teatro Clásico, a la representación de Coloquio de los perros, a cargo de la compañía Laboratorio Escénico Univalle de Cali (Colombia). Se trataba de una adaptación de la novela ejemplar de Cervantes, en la que los perros Cipión y Berganza adquieren por una noche el don del habla y este último relata las vicisitudes sufridas con cada uno de sus amos. El dulce acento colombiano unido a la majestuosidad del texto cervantino, cuyo español arcaico se alteró solo lo justo para que resultara inteligible y se conservó todo lo demás para mostrar la belleza de una lengua gloriosa, cautivaron a los espectadores de una representación que plasmó un retrato de la sociedad de aquella época que, en tantos y tantos aspectos (y, desde luego, en todos los fundamentales), es la misma que la de hoy.
Mañana sábado la misma obra se va a representar en el Teatro El Silo de Pozoblanco a cargo de la mítica compañía Els Joglars. Asistí por primera vez a un montaje de esta compañía catalana en Sevilla, cuando se representaba la polémica Teledeum, y desde entonces he seguido su trayectoria acudiendo a cualquier actuación suya que se me presentara a mano, en la seguridad de que su propuesta teatral nunca iba a defraudar. El coloquio de los perros que el sábado traen a Pozoblanco no será la misma versión que la de los colombianos, pero, aunque lo fuera, la presencia de Els Joglars en Los Pedroches conforma una de esas ocasiones que nadie que ame el teatro y la cultura debe perderse, no solo porque asistiremos al trabajo primoroso de una compañía que forma parte ya de la mejor historia del teatro español contemporáneo, sino porque a buen seguro se encontrará allí explicación a muchos de los males que hoy padecemos en nuestra sociedad. Els joglars vienen a casa. Quizás sea una ocasión única. Hay que aprovecharla. Y aún quedan entradas.
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