Centenario de un hallazgo
Vasos y fíbulas del tesoro de los Almadenes [Foto: Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba].Se encontró en 1925 pero no se descubrió hasta 1926.
Monedas del tesorillo de los Almadenes. [Foto: Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba]
En 1928 Samuel de los Santos Gener publicó un artículo en el Boletín de la Real Academia de Córdoba en el que daba cuenta del hallazgo de un tesorillo que venía a confirmar la riqueza metalífera de la comarca de Los Pedroches y la intensificación de su explotación durante la época íbero-romana. El conjunto estaba formado por siete vasos de diversa tipología, siete fíbulas (las piezas más notables del conjunto), dos torquis, ocho
placas circulares, anillos, pulseras y unas doscientas monedas (en su mayor parte denarios de la serie republicana consular de la ceca de Roma, aunque hay también cinco ibéricos), así como restos y recortes de otras piezas, todo ello en plata. El hallazgo se interpretó como el material de un taller de platería que en época de luchas y saqueos con motivo de revueltas indígenas fue ocultado por el artífice en pleno campo, encerrando en una vasija de cobre todo lo que tenía de valor para salvarlo de la rapiña.
Las hermanas Otilia y Catalina Fernández, de Villaralto, que descubrieron el tesorillo. Foto procedente del artículo de Santos Gener en el Boletín de la Real Academia de Córdoba.
El “tesoro” había sido depositado en el Museo Arqueológico Provincial por Antonio Carbonell, a quien le había sido entregado por el subdelegado de Farmacia en Pozoblanco Moisés Moreno Castro, quien, al parecer, lo compró a una familia de agricultores de Villaralto que lo había encontrado casualmente en 1926 en sus tierras de labor del Cerro del Peñón. Así se cuenta el hallazgo: “en 1925 arando Manuel Fernández, de Villaralto, sus tierras del Cerro del Peñón, notó que la reja había trabado y sacado medio al descubierto una olla metálica, pero creyendo que sería una de tantas de hierro que los mineros suelen tirar por inservibles, no dio importancia al caso. Al año siguiente, sus hermanas Otilia y Catalina, que apacentaban el ganado en ese mismo lugar, se decidieron a desenterrar la olla y valiéndose de sus cayados experimentaron la sorpresa de hallar en ella, muy corroídas por la acción del tiempo, multitud de monedas y objetos de luciente plata”.
El propio Moisés Moreno describe el lugar del hallazgo: “No lejos de Pozoblanco existe una mina conocida vulgarmente con el nombre de Chaparro Barrenado y registrado oficialmente con el de Almadenes, sin duda por tenerlos en abundancia desde el tiempo en que se supone fue explorada por los romanos (…). En el sitio conocido por el Cerro del Peñón, que corona el Barranco de los Arrabaleros en la parte de loma del lado norte y distancia de unos trescientos metros del Arroyo García que en el adjunto croquis se señala con una X se ha encontrado, enterrada superficialmente, la olla de cobre que guardaba el tesorillo”. Santos Gener, a lo largo de su estudio, se refiere ya a este conjunto de piezas siempre con el nombre de “tesoro de Pozoblanco”, y así se transmitió posteriormente en toda la literatura científica sobre el tema, sin que el lugar del hallazgo fuera durante mucho tiempo objeto de más comprobaciones. Incluso en el Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba, donde
se custodia en la actualidad como una de sus piezas destacadas, aparecía registrado como procedente de Pozoblanco, hasta que se rectificó en 2011.
Basta observar cualquier mapa de la zona para comprobar que el lugar del hallazgo en ningún caso puede localizarse en el término municipal de Pozoblanco, sino en el de Alcaracejos. Los términos de estas dos localidades ni siquiera son contiguos, lo que hubiera podido explicar en parte el error, sino que entre ambos media el de Añora. Para explicar esta cuestión publiqué en 2006 un artículo en la revista Arte, Arqueología e Historia titulado "Consideraciones sobre el lugar del hallazgo del llamado 'tesoro celtibérico-romano de los Almadenes de Pozoblanco' y otros lugares de hallazgos arqueológicos en Los Pedroches", de donde he tomado básicamente esta introducción.
Ahora se cumple el centenario del encuentro del tesoro "de Alcaracejos" y, dejando a un lado estas cuestiones de precición localista, sería quizás un buen momento para redescubrir esta pieza múltiple tan importante del pasado romano y prerromano de Los Pedroches. Particularmente, ya entonces me posicioné a favor de que estos elementos patrimoniales de tanto significado deben custodiarse en instituciones solventes que garanticen su perfecta conservación, estudio y mantenimiento, como en la actualidad cumple el Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba, que es de todos los cordobeses y también nuestro. Pero quizás alguna institución pública o privada de nuestra comarca podría aventurarse a organizar y llevar a cabo una exposición temporal del conjunto en algún pueblo de Los Pedroches durante este año o el siguiente, como modo de divulgar el conocimiento sobre un pasado todavía poco conocido. Sería una vía eficaz para que muchos habitantes de Los Pedroches contemplaran por primera vez la belleza de este tesorillo íbero-romano y se estimulara la investigación en torno a su significado y su contexto histórico. Cuanto mejor nos conozcamos a nosotros mismos, más fuertes seremos.
2 comentarios :
👏👏👏
A propósito de este centenario, se ha reeditado el libro de Fco Peralbo Redondo, Alcaracejos, y muy a tener en cuenta!
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