Aniversario
Cerro de Cuerno/8Durante el año 2003 hemos celebrado el 450 aniversario de la concesión de los títulos de villa a Villanueva de Córdoba y Añora, por los cuales éstas se apartaron de la jurisdicción de sus respectivas villas matrices, Pedroche y Torremilano. Este deseo de independencia de las aldeas se desarrolló en un contexto de definición de entidades locales que de este modo aseguraron su supervivencia en el complejo proceso evolutivo de la historia, frente a otros pequeños núcleos poblacionales que terminaron desapareciendo. Aun así, las dos nuevas villas formaron parte desde el principio de la mancomunidad histórica de municipios conocida como Siete Villas de Los Pedroches, que buscó, en la gestión común de determinados asuntos y en la administración conjunta de un rico patrimonio indiviso, un modo eficaz de garantizar su integridad territorial y su independencia jurisdiccional frente a las amenazas anexionistas de los señoríos colindantes. Luego, los avatares de la historia rompieron esta unidad de siglos y las villas, sin estructuras organizativas supracomunales, marcharon cada una a su aire en el periodo quizás más deprimido de nuestro desarrollo comarcal.
Hace ya años que de nuevo comprendimos la necesidad de marchar unidos en la urgente tarea de conseguir el desarrollo social y económico de nuestros pueblos, pero parece que los intentos no acaban de cuajar. La actual Mancomunidad de Municipios de Los Pedroches, que representa una idea excelente de unificación de intereses locales, no consigue erigirse como ente dinamizador de ese espíritu que nos urge. A pesar de sus trabajos, sin duda meritorios, una simple encuesta revelaría que la mayoría de los pedrocheños no saben para qué sirve exactamente la mancomunidad o cuáles son sus funciones más elementales, por lo que el grado de identificación con ella sería mínimo. Quizás parte de la culpa de las dificultades que encontramos en el desarrollo de esa conciencia comarcal la tengan nuestros políticos, generalmente más volcados en defender sus intereses partidistas que los comunes de nuestros pueblos. Asuntos como las obras de La Colada o la autopista, vitales para nuestro futuro, nos han ofrecido bochornosos espectáculos de enfrentamientos partidistas absolutamente inútiles, cuando no dañinos, para la construcción comarcal que necesitamos. Harían bien nuestros políticos, al hilo de este aniversario, en leer las lecciones de la historia y comprender que sólo desde la unidad, aunque ésta se apoye en la independencia, se puede lograr el beneficio común.
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