Días de difuntos
¿Hasta dónde llega el concepto de patrimonio histórico? Me hago esta pregunta visitando el cementerio de Pedroche, que ocupa el solar del antiguo convento franciscano de Nuestra Señora del Socorro. De la antigua sede conventual tan sólo quedan algunos arcos interiores (como el de la foto) y restos de muros al exterior. En la parte del fondo del cementerio se conservan algunos nichos que datan de finales del siglo XIX y principios del XX. Me han sorprendido porque presentan una decoración inusual. Sus relieves, rejerías de forja, apliques metálicos y ornamentación vegetal o geométrica sugieren una exhuberancia casi pagana, en la que podría quizás apreciarse la influencia del movimiento modernista que tan tímidamente dejó reflejos en nuestra comarca. Por desgracia, la mayoría de estas lápidas están siendo cambiadas por otras más modernas, al tiempo que los nichos son reutilizados o recompuestos por los familiares, que quizás ven en la renovación de aquellas lápidas tan antiguas un signo de atención y reverencia al difunto. Y entonces, ¿pueden considerarse patrimonio histórico esas lápidas, de propiedad privada, y, por tanto, deben ser objeto de algún tipo de protección?. La cuestión puede parecer irrelevante, cuando hay tanto patrimonio monumental completamente abandonado a su suerte. Y quizás lo sea: todavía la sociedad actual tiene dificultades para considerar bajo la perspectiva del arte la arquitectura fúnebre, que tanta importancia tuvo, sin embargo, en otras épocas históricas. La concepción de la muerte en las sociedades contemporáneas tiene mucho que ver con este fenómeno. También el concepto de propiedad y los derechos de los individuos a que el estado no interfiera en ciertos aspectos de la vida privada. Pero quizás podría arbitrarse algún modo para que, respetando la libertad de los ciudadanos a ofrendar a sus difuntos los ornamentos que consideren oportunos, se protegieran ciertos elementos susceptibles de albergar valores artísticos, cualquiera que sea el lugar donde se encuentren.
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