Más Miradas

Más Miradas

Tan sólo anteayer me quejaba aquí de la extraña desaparición del concurso de fotografía digital Miradas ciudadanas, organizado por la Diputación de Córdoba, y hoy mismo recibo la lista de ganadores y finalistas y observo (aliviado, porque todo vuelve a ser como era) la comunicación pública en rueda de prensa. Ya veo que otra vez me ha podido la impaciencia, que las cosas de palacio llevan su tiempo, que nada había quedado en el olvido... Bueno, el caso es que entre las fotos finalistas figura una de las que yo mismo envié, la titulada "Noriegos admirando las cruces de mayo de Añora". Observo complacido que entre las cincuenta finalistas, que la Diputación publicará próximamente en un catálogo conmemorativo, hay, al menos (según puede deducirse de su título), otra fotografía de Los Pedroches, la titulada "Carrera de cintas a caballo en Azuel". No sé si entre el resto de las finalistas, con títulos menos específicos, habrá alguna otra localizada en nuestros pueblos (si alguno de los seleccionados lee esto, agradecería información al respecto), pero, con estas dos, procedentes de pueblos tan pequeños, está cumplido (siquiera mínimamente) el objetivo de que Los Pedroches estén presentes en cualquier tipo de iniciativa cultural que las instituciones abran a la libre participación de los ciudadanos. Al menos, que el olvido y el alejamiento no sean siempre culpa nuestra.



Le robo a Plaza Pública este discurso de Friedrich Hayek, tan oportuno:

"Nada distingue con más claridad las condiciones de un país libre de las que rigen un país bajo un gobierno arbitrario que la observancia, en aquél, de los grandes principios conocidos bajo la expresión Estado de Derecho".

"Despojada de todo su tecnicismo, significa que el Estado está sometido en todas sus acciones a normas fijas y conocidas de antemano: normas que permiten a cada uno prever con suficiente certidumbre cómo usará la autoridad en cada circunstancia sus poderes coercitivos, y disponer los propios asuntos individuales sobre la base de este conocimiento".

"Aunque este ideal nunca puede alcanzarse plenamente porque los legisladores, como aquellos a quienes se confía la administración de a ley, son hombres falibles, queda suficientemente clara la cuestión esencial: que debe reducirse todo lo posible la discreción concedida a los órganos ejecutivos dotados de un poder coercitivo".

"Aun cuando toda ley restringe hasta cierto punto la libertad individual alterando los medios que la gente puede utilizar en la consecución de sus fines, bajo la supremacía de la ley le está prohibido al estado paralizar por una acción ad hoc los esfuerzos individuales".

"Dentro de las reglas del juego conocidas, el individuo es libre para procurarse sus fines y deseos personales, seguro que los poderes del estado no se usarán deliberadamente para frustrar sus esfuerzos".

Dedicado al consejero Saldaña.