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El candelorio preparado en la Plaza de la Villa de Dos Torres, el sábado por la tarde [Foto: Blog de Punto Radio Pozoblanco]

Pasó otro "fin de semana de tradiciones" en Los Pedroches. En Dos Torres, la Candelaria, con sus mercados francos y sus bailes a cargo del grupo Nostalgia. En Alcaracejos, la escenificación de la matanza, con un cochino de trece arrobas. Como siempre, el éxito de las convocatorias se cifra en el número de visitantes. El alcalde usía preveía días antes la llegada de "más de 1.500 visitantes" y, oh eficacia del oráculo, así sucedió: más de 1.500 visitantes hubo. Baste indicar como seña del prodigio que hasta se vieron algunos de Cuenca. Nadie aporta datos de cómo se hizo el cálculo ni a quién correspondió la hercúlea tarea de diferenciar en el recuento a los foráneos de los naturales del lugar para llegar a esa criba. Nada se habla tampoco de la repercusión económica real de estas fiestas en el municipio. Una vez despojado el festejo de cualquier componente ritual enraizado en la tradición (ya hemos hablado suficientemente del tema aquí y aquí, para qué aburrir más) y tratándose ya meramente de una convocatoria teatralizada para atraer a Dos Torres o Alcaracejos el turismo rural, el balance comercial es el único que interesa y el que daría cuenta real del éxito o fracaso de la operación.

Por lo demás, me atrevería a esbozar siquiera otra reflexión que me surge. Muy bien están los días de la Candelaria, las fiestas de la matanza, las jornadas de tradiciones, las ferias de turismo y las muestras gastronómicas, todas ellas ideadas para traernos de cajón a cuanto turista rural ansíe una pizca de añoranza. Pero habría de calibrarse también el riesgo de especializarse excesivamente en este tipo de parrandas. Quizás, como a los malos actores, acaben "encasillándonos" en esta postmoderna recreación labriega de la rusticidad (seguro que hay alguna palabra alemana para definir este concepto desde la antropología, pero ahora no caigo), siempre asociada al pasado con una pizca de morriña involucionista. Quizás, llegado un momento, deberíamos esforzarnos por intercalar entre tanto festival agrario alguna Periscopia renovadora, ingeniárnoslas para ofrecer al visitante contemporáneo otras citas igualmente deslumbrantes que no se desarrollen necesariamente entre la mierda de vaca y el olor grasiento a torrezno requemado.

2 comentarios :

dudoso | lunes, febrero 07, 2011 12:29:00 p. m.

Yo preguntaría también... ¿Los de Cuenca han venido expresamente a la Candelaria de Dos Torres, o son los primos de mi vecino que han pasado aquí unos días y han aprovechado para dar una vuelta?

Anónimo | lunes, febrero 07, 2011 6:48:00 p. m.

Ni idea, en el punto de información turística se pregunta su origen, no se sabe si venían expresamente o estaban de paso, lo importante es que estuvieron, disfrutaron y quedaron con ganas de volver.

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