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Siempre llegamos tarde

Juan Romero el pasado 22 de agosto en Ay (Francia), durante el reconocimiento que le otorgó el Gobierno de España [Foto: @M_Presidencia]. 

Juan Romero Romero lo puso todo de su parte: la lucha, el valor, el sacrificio. Hasta se permitió vivir 101 años. Y nosotros no fuimos capaces de llegar a tiempo. El Gobierno de España, por la mínima, consiguió hacerle llegar en su nombre el homenaje y reconocimiento de todos los españoles, pero en Los Pedroches, en Torrecampo, no fuimos capaces de mostrar un gesto de agradecimiento, de orgullo ante un paisano que simboliza un modo de entender la libertad que desaparece con su generación. Son personalidades que, desde la mentalidad de hoy, no se comprenden, porque pertenecen a un mundo que ya no somos capaces siquiera de imaginar. Juan Romero, y tantos otros como él, sufrieron en su cuerpo y en su mente el peso de una historia de Europa que se desvanece con los años. ¿Habrán escuchado alguna vez los niños del colegio de Torrecampo el nombre de su paisano ilustre? ¿Alguna vez alguien les habrá hablado de su peripecia vital, de su compromiso político? ¿Alguien les habrá dicho, sencillamente, que una persona que nació en su misma calle terminó con sus huesos en el foco de todo el horror que pueda imaginarse y, aun así, fue capaz de sobrevivir y alcanzar luego una vida plena de satisfacciones, con el orgullo de haber cumplido sobradamente con su deber de ciudadano ante la injusticia?

El pasado sábado falleció en la localidad francesa de Ay, donde había creado su nuevo hogar, el torrecampeño Juan Romero, nacido en 1919 y considerado el último español superviviente del campo de concentración nazi de Mauthausen. Su participación activa en el laberinto histórico de la Europa del siglo XX le había hecho merecedor en 2016 de la Legión de Honor francesa, la más alta distinción que el Gobierno de Francia concede por méritos extraordinarios realizados dentro del ámbito civil o militar en ese país. Pero en Andalucía, en Córdoba, en Los Pedroches, en Torrecampo, aquí no ha habido tiempo para el consuelo que siempre le aporta a una persona el cariño de los suyos, el agradecimiento de la tierra, el reconocimiento de su pueblo. Todo lo que venga a partir de ahora, llega tarde.

El Ayuntamiento de Torrecampo ha decretado hoy un día de luto oficial y hace semanas anunció que se le iba a nombrar "Hijo Predilecto", pero bueno, ya si eso, sin prisas. Ya no hace falta. Juan Romero ha subido él solo al olimpo de los héroes del siglo XX con su propio pie, cargando en su espalda el peso de una historia que estamos condenados a repetir por nuestra eterna desidia de no afrontar los desafíos de la democracia a pecho descubierto, con la valentía de quien se sabe llamado a una tarea que hay que cumplir por encima de todo impedimento. Hoy sentimos vergüenza ante la figura digna y sublime de Juan Romero, porque no hemos sido capaces de estar a su altura. Porque cada día que pasa la desmemoria se apodera más de nosotros y porque cada día estamos más ciegos.

2 comentarios :

Anónimo | lunes, octubre 05, 2020 10:34:00 p. m.

Que la tierra te sea leve camarada. Salud y República.

Anónimo | martes, octubre 06, 2020 1:00:00 p. m.

La desidia que nos invade. Qué pena por lo que somos. Incapaces de luchar (otro lo hará), por las cosas que nos interesan; por, en este caso, el reconocimiento a una persona de nuestra tierra que luchó y sufrió por sus ideales.

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