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Siete libros con música

Estoy estos días leyendo la revisión de El farero que ha reeditado Juan Bosco Castilla. El libro se publicó originalmente en 2005 por parte de la editorial Almuzara, cuyo Premio de Novela ganó en su primera edición (también fue candidato al Premio Solienses 2006). Ahora, el autor ha remozado su obra (dice que "profundamente, para adaptarla a la conciencia de la época y a mí mismo") y la ha entregado de nuevo al lector, que se ve obligado -como yo- a andar al unísono leyendo la nueva versión y revisando la antigua para comprobar si es cierto lo que afirma de que ahora resulta "más intensa y más hermosa".

En fin, el caso es que en plena peripecia de la búsqueda del libro a través de las tres pistas del antiguo secretario, el protagonista se topa con una cinta de cassette que solo tiene grabada una canción repetida muchas veces. Se trata de la "Naturaleza muerta" de Mecano (1991), bajo cuyas notas se vive una escena de amor (más bien de sexo, realmente) mientras sus versos se funden con una interpretación de la gran ola y el farero que está en la base argumental de la novela. "La canción de José María Cano continuaba su tibio discurrir envolviéndolos, ablandándolos, apretándolos el uno contra el otro. En una ocasión, Úrsula levantó su cabeza para mirarlo y él pudo ver sus ojos, rojos y acuosos. 'Puedes llorar, si quieres', le susurró entonces" [página 163]. Y la canción se adapta suavemente al momento y al leer la secuencia parece que el lector -ignorante de lo que todavía tiene que ocurrir- la escucha en su mente a la par que los protagonistas y también le dan ganas de llorar.


 
Mecano: Naturaleza muerta

Luego, se me ocurrió buscar otros pasajes de obras escritas por autores de Los Pedroches en los últimos años en los que alguna canción protagonizara un momento significativo de la trama, como modo de celebrar el Día del Libro que festejamos hoy, y aquí está el resultado.


Francisco Molera: El cuaderno de Ninoche (2019)
Lucienne Boyer: Parlez-moi d'amour (1930)

Hace poco descubrí la novela El cuaderno de Ninoche, aunque se había publicado dos años antes. En ella abunda la canción protesta y de cariz revolucionario, pero me ha parecido especialmente delicado el momento en que la protagonista, la hija del escritor y diplomático Corpus Barga, tararea por las estancias de la Casa Grande de Belalcázar el "Parlez-moi d'amour" de Lucienne Boyer. El contraste entre el cosmopolitismo parisino de la cantante de Montparnasse y la rudeza de una vida de preguerra en las pseudoestepas andaluzas del norte de Córdoba me resulta tremendamente conmovedor.


 
Lucienne Boyer: Parlez-moi d'amour


Alejandro López Andrada: Los árboles que huyeron (2019)
Hilario Camacho: Tristeza de amor (1986)

En Los árboles que huyeron, la obra autobiográfica de Alejandro López Andrada, el autor rememora la soledad que sintió en su primera noche en Madrid, a donde había acudido para familiarizarse con el negocio de los repuestos automovilísticos. Allí, en la sobriedad austera de una habitación de hostal, pone la televisión y escucha la sintonía de una vieja serie de televisión que a todos nos vuelve nostálgicos a los pocos compases. "Tristeza de amor" de Hilario Camacho es uno de esos temas asociados a la melancolía de tintes existencialistas, a la que uno se abandona sin remedio cuando asaltan los recuerdos.


 
Hilario Camacho: Tristeza de amor


José Manuel Blanco: Dónuts, barbas y mancuernas (2020)
Lady Gaga: The edge of glory (2011)

En el otro extremo del universo, José Manuel Blanco presenta a sus influencers inundados de superficialidad e intrascendencia en la novela Donuts, barbas y mancuernas. La música domina todo el ambiente del relato, pero destaca sobremanera el tema "The edge of glory" de Lady Gaga, que el protagonista, Nando, un joven filólogo que busca encauzar su vida, tiene como tono de llamada en su móvil.

 
Lady Gaga: The edge of glory


Fernando González Viñas: Esperando a Gagarin (2012)
Twanguero: Rascayú (2018)

En Esperando a Gagarin todo transcurre entre la profundidad de un pozo y la interestelaridad del espacio astral, pasando por un Tokio postsísmico, como si nada. Y allí, en la soledad del agujero, con tiempo eterno para pensar en todo, al protagonista solo le viene a la mente la canción "Rascayú" ("la canción ideal para quien acaba en un pozo como un crápula cualquiera", pág. 140), probablemente en la versión original de Bonet de San Pedro y los 7 de Palma, aunque yo ahora traigo aquí este cover milennial de Twanguero acompañado por Ara Malikian, que parece más acorde a la heterodoxia de la narración.

 
Twanguero - Raska Yu (feat. Ara Malikian)


Félix Ángel Moreno Ruiz: Terror en Los Pedroches (2019)
ACDC: Highway to hell (1979)

En Terror en Los Pedroches una pandilla de chavalotes se juntan de botellón en el Pozo de la Nieve de Dos Torres. Allí, lógicamente, ocurrirá lo que haya de ocurrir, con su misterio y su sombra, pero antes los zagales funden a todo trapo su deseo bajo los sones de "Highway to hell", quizás anticipando lo que está por llegar y llega.

 
AC/DC: Highway to hell


Fernando González Viñas y José Lázaro: El Ángel Dadá (2018)
Claire Waldoff: Raus mit den Männern ausm Reichstag (1926)

El Ángel Dadá, la exitosa novela gráfica de Fernando González Viñas y José Lázaro (ya traducida también al alemán y francés) recorre los ambientes más sórdidos de los cabarets europeos de principios del siglo XX en un momento de gran efervescencia contracultural, o lo que fuera aquello. Mientras la camarilla del kaiser Guillermo juega sobre el tablero de Europa y se emborracha con cerveza y morfina, una descarada Claire Waldoff les canta en sus narices "Raus mit den Männern ausm Reichstag", pero ellos están demasiado colocados como para enterarse. "Fuera los hombres del Reichstag, hagamos de él un parlamento de mujer..."

 
Claire Waldoff: Raus mit den Männern ausm Reichstag

14 comentarios :

Araceli Fernández | viernes, abril 23, 2021 11:22:00 p. m.

La literatura se nutre de la música y lo mismo ocurre al contrario. Incluir este tipo de cosas en los textos, en este caso canciones, como también podrían ser pinturas de cuadros etc., siempre resulta muy enriquecedor. A mí personalmente me encanta.

Conrado Castilla | sábado, abril 24, 2021 11:54:00 a. m.

Tienes razón Araceli. Muchas veces en los versos se recogen frases e ideas que uno ha escuchado a través de la música. Y viceversa. Luego algunos músicos como Sabina o L.E. Aute recogen las letras de sus canciones en libros de poemas.

Pedro Tebar | sábado, abril 24, 2021 1:15:00 p. m.

Y me toca a mí decir, declarar la originalidad y el instinto de Antonio para contrastar, comparar, advertir esos detalles de conjunción, de unión entre las artes y volcarlos en su comentario, precisamente en el Día del Libro. Ningún autor pensó, imagino, que alguien con sensibilidad iba a establecer conexiones entre la palabra y esos momentos únicos vividos, cuando una canción tira de tu verso y todo te va saliendo envuelto en la armonía de las notas. O en el trallazo de tu abismo o tu dolor. ¡Albricias, porque, desde hoy un poquito más, Los Pedroches se eleva y trasciende un grado por encima de lo que parece! Es lo que yo siento.

Anónimo | sábado, abril 24, 2021 4:27:00 p. m.

Buenas tardes. A mi libro EL ASESINATO DEL ALCALDE DE BELALCAZAR (1933) y a su capitulo principal, le pondria de base musical la cancion The Killing de Harry Gregson Williams, BSO de la pelicula VERONICA GUERIN. Feliciano Casillas.

Anónimo | sábado, abril 24, 2021 4:32:00 p. m.

Esta entrada me ha gustado mucho, por esa combinacion musica-libros.

Anónimo | domingo, abril 25, 2021 2:43:00 p. m.

La buena literatura no necesita música ni acompañamientos externos. E intrascendente es la escritura a la buena musica. Hendel, Mozart, Falla, Rodrigo... Etc. Otra cosa es el espectáculo. Y esto lo dice un tio como yo sin apenas estudios pero si con cierto sentido y criterio de la estética. Tambien puede ser que no entienda muy bien el sentido de esta entrada del blog y si es asi pido disculpas.

Araceli Fernández | domingo, abril 25, 2021 6:59:00 p. m.

Dice Antonio: "Y la canción se adapta suavemente al momento y al leer la secuencia parece que el lector -ignorante de lo que todavía tiene que ocurrir- la escucha en su mente a la par que los protagonistas y también le dan ganas de llorar"

"El contraste entre el cosmopolitismo parisino de la cantante de Montparnasse y la rudeza de una vida de preguerra en las pseudoestepas andaluzas del norte de Córdoba me resulta tremendamente conmovedor".

La buena literatura tiene dar placer, emocionar o darte una puñalada trapera que te revuelva las tripas.Para ello utiliza elementos. A veces ni el autor es consciente de que lo está haciendo, incluso el lector al sentir la emoción no detecta ese elemento, solo la emoción.
He aquí el lector experimentado, Merino. Él lo ha sabido detectar.

Pedro Tebar | domingo, abril 25, 2021 8:56:00 p. m.

Que la Literatura o la Música son dos artes distintas es cierto. Yo no puedo escribir escuchando a la vez música. Quizá algún afortunado o afortunada pueda hacerlo. Pero sí digo que una pieza musical, escuchada en silencio, en la intimidad de tu casa y con un determinado estado de ánimo te puede llevar a la Literatura. Y, si estás escribiendo, la evocación de una canción y el ambiente que crea, te puede facilitar la escritura. Lleva razón nuestro paisano cuando dice que la buena literatura no necesita de acompañamientos externos. Hay textos que son pura música. Y hay composiciones musicales donde, al oírlas, puedes ir leyendo toda la literatura que encierran. He leído varias veces una novela pequeñita que es una joya. Se llama NOVECIENTOS, de Alessandro Baricco, apenas 85 minúsculas páginas donde puedes ir leyendo y a la vez escuchando música. La música que tú quieras, las manos deslizándose sobre un piano, las manos recorriendo el teclado, las notas componiendo tu propia canción. Creo que esta es la propuesta que nos hizo Antonio. Conjuntar las artes. Sacarles todo el jugo que puedan darnos. Captar situaciones y contrastes. Intentar descubrir, ayudado por la música, el estado del alma o el espíritu del novelista cuando estaba escribiendo. Y esto, naturalmente, con nuestros escritores, nacidos en Los Pedroches.

Araceli Fernández | lunes, abril 26, 2021 5:23:00 p. m.

Pues estamos de acuerdo en que Antonio lo que ha querido resaltar de estos textos literarios es la combinación que las dos artes trasmiten, y en que la buena literatura ya lleva implícita su propia música, ( musicalidad) con ritmos, pausas, acentos, etc. Pero, si a esto le añadimos estos elementos consciente o inconscientemente,
el resultado es capaz de construir una especie de espacio simbólico donde ambos géneros crean una peculiar armonía. Javier Cercas lo hizo en su novela “Soldados de Salamina”, que luego se llevó al cine, donde un soldado baila la canción “Suspiros de España” de una fuerza simbólica tremenda.
https://www.youtube.com/Watch?v=qMtOqzvDez8

Pero, además, finalmente, el tema musical se convierte en la pieza clave para descubrir que Miralles es el soldado salvador. Un gran libro, buena literatura que al incluir este elemento, no te deja indiferente. Probablemente sea una de las páginas que más se queden grabadas al lector.
Esta es mi humilde opinión, y mi forma subjetiva de entender esta entrada.
Encantada de debatir estos temas, porque a la vez
aprendemos todos unos de otros.

Araceli Fernández | lunes, abril 26, 2021 10:01:00 p. m.

https://youtu.be/G8WyhWcS_O0

Este era el enlace de la secuencia, creo no se ha copiado bien en el anterior comentario.

Anónimo | lunes, abril 26, 2021 10:42:00 p. m.

Prudente y aleccionadora me ha parecido la intervención de Araceli.

Anónimo | martes, abril 27, 2021 9:47:00 p. m.

Bueno, la verdad que no entiendo muy bien lo que queréis explicar. Yo lo que quería decir es que no se que música escuchar si leo cien años de soledad, rayuela o el Lazarillo de Tormes o que libro leer cuando escucho el concierto para piano n 1 de tchaikovsky, o la romanza de Bacarisse por poner algún ejemplo. Es mas, jamas leo cuando escucho música y por supuesto nunca escucho música cuando tengo que escribir algo. Mas esto último porque escribir me cuesta mucho.Pero bueno, esto es hablar por hablar, pero que así lo veo y lo siento yo. A ver si alguien sabe que música ponerle a Ursula Iguaran que a mi entender es la gran protagonista de la novela de Garcia Marquez y mi personaje literario favorito.

Anónimo | miércoles, abril 28, 2021 12:42:00 p. m.

Al Anónimo martes abril 27,2021,9:47:00 p.m.

A Úrsula Iguarán le va muy bien La Lambada, le pega mucho. De hecho, te recomiendo la escuches mientras lees Cien años de Soledad...

Anónimo | miércoles, abril 28, 2021 1:23:00 p. m.

Úrsula Iguarán es una mujer fuerte, una mujer fundadora, como su marido José Arcadio. Un ama de casa luchadora, latina, apoyo y sostén del hogar, pura matriarca que mantiene encendido el fuego del hogar. Llena la casa con su presencia. Se nota el vacío de la casa cuando ella no está. Es curandera y conocedora del valor de las plantas medicinales. Madre total, firme y enérgica. Pero decirle a nuestro paisano qué música debe oír él para disfrutar de ese personaje es muy difícil. Cada uno, al leer Cien Años de Soledad, puede traer a su memoria una música distinta. Cualquier instrumento podría servir. La corneta o las trompetas de los primeros exploradores del oeste americano cuando llegan a Macondo. El suave violín cuando recoge de su casa sus ropas de recién casada, el piano de Mozart cuando los enfados con su marido y el destrozo de sus inventos porque perturban la buena marcha de su vida familiar. Música de película, como la de "Lo que el viento se llevó", la música que acompaña a la criada negra, Mammy, servidora de Escarlata O'Hara. Música de agua en algunos momentos, como la del río que se traslada desde su nacimiento hasta el final y va arrastrando el discurrir y los despojos del tiempo. Música que equilibre la brillantez de la trompeta, la armonía del piano, la intuición del Jazz y la tristeza del violonchelo. Creo que es lo que puedo decirte, paisano. Si te sirve...

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