Baedronenses

Baedronenses

En un reciente viaje por la sierra de Aracena (Huelva) llegamos al pequeño pero coqueto castillo de Cortegana, en una de cuyas pequeñísimas salas me encontré inesperadamente con esta lápida funeraria latina fundamental para la historia antigua de Los Pedroches. Aunque la inscripción me resulta bien conocida, no recordaba que se encontrara depositada en esta localidad onubense, por lo que lo inesperado del hallazgo contribuyó a aumentar el estupor de descubrir tan deslocalizado un elemento tan importante de nuestra historia comarcal. Tendría sentido su depósito en cualquier museo arqueológico provincial e incluso de carácter regional andaluz, pero resulta extravagante su presencia en tan remoto lugar, absolutamente descontextualizada y sin más justificación que el haber sido llevada allí en tiempos de menor control arqueológico por un coleccionista o erudito histórico al que, quizás con todo, debamos su justa conservación.

La inscripción se corresponde con el CIL II (7), 845 y dice así:

C PAPIRIVS P F QVIR
NIGRINVS ANN LXXV
C PAPIRIVS C F QVIR NIGER
ANN XXXX BAEDRONENSES
HIS ORDO BAEDRONENS LOCVM
SEPVLTVRAE FVNERIS INPENSAS
LAVDATIONEM DECREVIT
H S S S V T L

es decir,

C(aius) Papirius P(ubli) f(ilius) Quir(ina)
Nigrinus ann(orum) LXXV
C(aius) Papirius C(ai) f(ilius) Quir(ina) Niger
ann(orum) XXXX Baedronenses
his ordo Baedronens(ium) locum
sepulturae funeris inpensas
laudationem decrevit
h(ic) s(iti) s(unt) s(it) v(obis) t(erra) l(evis)

y traducida al castellano:

Cayo Papirio Nigrino, hijo de Publio, de la tribu Quirina, de 75 años; Cayo Papirio Niger, hijo de Cayo, de la tribu Quirina, de 40 años, baedronenses. La orden de los baedronenses les decretó una alabanza, el lugar de la sepultura y los gastos del funeral. Aquí están enterrados. Sea para vosotros la tierra leve.

Se trata de una de las primeras inscripciones halladas en la que se cita a los habitantes de Baedro, una de las dos localidades romanas situadas en Los Pedroches de las que se tiene noticia hasta ahora (la otra, ya lo saben, es Solia, cuyos habitantes serían los solienses). La localización de Baedro es tan problemática como la de Solia, aunque en general parece haber acuerdo en situarla en la zona de El Viso-Hinojosa-Belalcázar, por haberse encontrado en sus términos casi todas las inscripciones que hacen referencia a ella. La importancia de esta inscripción radica, además, en que su lectura acredita la condición de municipium flavium de la que habría gozado Baedro, dada la pertenencia de sus ciudadanos a la tribu Quirina y la existencia de un ordo Baedronensium. En fin, no son cuestiones muy propias para tratar en un lugar como éste, como tampoco la correspondencia o no de este Baedro con el oppidum que cita Plinio con el nombre de Baebro, pero todo ello son datos que pudieran avivar la curiosidad de los aficionados a la historia para descubrir por su cuenta más cosas sobre el pasado romano de Los Pedroches. Que, como vemos, no se halla tan sólo en la escasa bibliografía existente sobre el tema, sino también en cualquier lugar al que viajemos, inesperadamente, acechando en cualquier rincón.

Por cierto, que en la ficha epigráfica colocada al lado de la inscricpión en su emplazamiento de Cortegana se afirma que la procedencia de la lápida es desconocida, cuando tanto el CIL como las noticias que sobre ella dan Rodríguez Adrados y García y Bellido reconocen que fue hallada en El Viso. Y me pregunto, ¿cómo llegó, entonces, a aquel castillo?. Y, sobre todo, ¿con cuántas cosas más de Los Pedroches quiere quedarse Cortegana?.