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Roña

La imagen, publicada ayer en El día de Córdoba (así, en blanco y negro, al menos en su edición digital), tiene un aroma añejo. Casi diría que rancio. Son tipos de hace cuarenta o cincuenta años: la fotografía no desentonaría en un catálogo de antiguas estampas de cuando entonces, en el desarrollismo. El motivo tampoco desafina: el gobernador viene a palmear espaldas campechanamente mientras se come el jamón y dos perdices de campo. Los rostros de los paseantes se muestran tristes, apesadumbrados, incapaces pareciera de soportar las altas responsabilidades que pesan sobre sus hombros, sin embargo mortales. Aparentan andar deprisa, como si fueran a algún lugar. El gobernador les habla a los del pueblo como los gañanes que son, sin necesidad de elaborar un discurso, como sintiendo lástima de que no hayan comprendido aún El Dorado que se esconde en Almorchón. El alcalde, boina en mano, asiente satisfecho. Y, mientras en la tercera fila alguien disimula la vergüenza fingiendo hablar por teléfono, el gobernador sueña con un caliente baño de espuma esta noche en la suite de un hotel sevillano, donde se quitará la roña como aquella otra vez, hace cuatro años.

4 comentarios :

Anónimo | sábado, febrero 23, 2008 10:10:00 a. m.

Y los alcaldes tan ufanos ellos. Quien más quien menos ya ha chupado de la teta administrada desde Sevilla, y si no ha chupado, espera hacerlo algún día, así que todo son alfombras y reclinaciones que ganen el favor personal.

Anónimo | sábado, febrero 23, 2008 12:08:00 p. m.

Y hay un cabo primera, o brigada, o sargento chusquero. El poblado bigote y la monda y lironda cabezota recuerdan un tricornio en los días largos y aburridos de recorrer caminos a lomos de un caballo.(Bajo la manta verde de su capa, como si fuera un recovero, le lleva a su familia los embutidos y los huevos que el casero le tendió, amablemente).
Y hay un comisario de gabardina parda y ojos entristecidos porque el ascenso ya, dios mío, parece que se aleja definitivamente.
A retaguardia, como por un descuido, destaca la silueta anodina de uno que va y que viene, que viene y va y ahora dice y, si es necesario, desdice luego. Y siempre cumple. Es un guarda jurado. Un vigilante. Otra autoridad. Recovero también.
Los demás son comparsas, son menos que vecinos. Caminan ateridos de frío en una tarde o mañana o invierno, de un día cualquiera y gris. Tan gris como la foto. Tan gris como la vida en estas tierras altas donde el Cristo enrojece de tanta injuria. De Injurias tantas.

Anónimo | lunes, febrero 25, 2008 1:31:00 p. m.

Injusto, muy injusto. No hay parecido en absoluto entre esta foto y lo que cuentas, esa gente de la foto más allá de lo que nos agrade o desagrade están ahí, porque tú, yo u otros lo han decidido, a los que haces referencia estaban en esas viejas fotos por la fuerza y la violencia. Esa diferencia es fundamental, olvidarla es terriblemente peligroso.

Anónimo | martes, febrero 26, 2008 2:03:00 p. m.

Totalmente de acuerdo con el último comentario.
Si no estamos de acuerdo con lo que se realiza en estos estamentos, ¿porqué vuelven a salir?, ¿será por el anti andalucismo declarado de dirigentes del contrario?
Estamos subvencionados por el norte, el padre de la patria andaluza es un idiota, bla bla bla. A eso en mi casa se le llama no querer ganar las elecciones. Como con las elecciones municipales en Hinojosa, no se puede presentar un programa electoral de 14 párrafos en una fotocopia de papel, eso es una falta de respeto a un pueblo.

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