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La cultura no se detiene

Mientras algunos alcaldes de la comarca han decidido lanzarse completamente al barro, mostrando la cara más triste de la política, agrada comprobar una vez más la solidaridad y el comportamiento cívico de la inmensa mayoría de los vecinos de nuestros pueblos. Las personas que cosen mascarillas en sus horas libres, quienes colaboran en las tareas de desinfección de calles y edificios, el personal sanitario en todos sus niveles de dedicación -especialmente entregado a la tarea más difícil estos días-, los agricultores y ganaderos y los oficios a ellos asociados, los transportistas, los dependientes de las tiendas y todos los ciudadanos anónimos que simplemente quedándose en sus casas están contribuyendo a que está pandemia comience a ser vencida.

También el mundo de la cultura está actuando muy positivamente en estas precarias circunstancias. Ya hemos aludido días atrás a la iniciativa promovida por Francisco Onieva y Julio López a través del Area Sanitaria Norte de Córdoba denominada #PoemasEnCuarentena y las propuestas musicales virtuales de rescate de la tradición de los cantos de cuaresma llevadas a cabo por las Corales Marcos Redondo, Virgen de la Peña y Virgen de Guía. Pero hay más.

La violonchelista de Pozoblanco Cristina Amor Rey (que colaboró en la entrega del Premio Solienses 2019) participa con otros músicos de la Orquesta de Córdoba y Joven Orquesta de Córdoba en la interpretación multipantalla de una de las piezas del "Álbum para la juventud" de Piotr Tchaikovsky, en recuerdo del concierto conjunto que tenían previsto celebrar en marzo ambas orquestas y que se vio truncado por el aislamiento impuesto debido al brote de coronavirus.



Los Mejía, por su parte, tampoco se detienen en tiempos de coronavirus y andan buscando ideas para su próximo montaje. Manolo Marín ha expuesto sus dudas sobre la historia del traslado fúnebre de Fernando el Católico de Cáceres a Granada pasando por Hinojosa del Duque, donde dizque le cambiaron de ataúd, y no está seguro de si tal historia, tan prendida con alfileres, será suficiente para sostener su farsa teatralizada. Pero habrá que esperar, porque solias más grandes se han visto.



De estreno anda también estos días Alejandro López Andrada, que acaba de ver reeditada su primera novela, La dehesa iluminada, publicada inicialmente hace ahora nada menos que treinta años. La reedición significará un descubrimiento para todos los lectores del autor villaduqueño que en su día no leyeron este relato de reencuentro con el campo y con el pasado del protagonista. El editor considera que esta novela inaugura el género del "ruralismo mágico", al mostrar "un mundo en franco declive y, al mismo tiempo, repleto de bellos matices y fulgores". La nueva edición cuenta con un texto introductorio de Joaquín Pérez Azaustre.


6 comentarios :

Anónimo | miércoles, abril 08, 2020 9:43:00 p. m.

Es tiempo de felicitar a todas y todos los ciudadanos de este país y de nuestros pueblos en particular, por ser los más cercanos, como bien escribe el autor del artículo predomina un comportamiento cívico, responsable y solidario.
Nos estamos reinventando haciendo deporte en casa, tocando instrumentos musicales en el balcón.....y un sin fin de actuaciones dirigidas a llevar este tiempo de confinamiento de la forma más llevadera posible, no es fácil, no obstante, nos motiva el saber que hacemos lo correcto.

El otro día leyendo un articulo sobre las actitudes adoptadas ante esta crisis sanitaria, económica y social, leí algo que me hizo reflexionar, y viene como agua de mayo en referencia a lo escrito en esta entrada, decía.
Esta pandemia está sacando lo mejor de la buena gente y lo peor de la mala.
La gran mayoría estamos contribuyendo, cada cual desde su responsabilidad, trabajando, quedándose en casa.....para contribuir a volver a la normalidad lo antes posible, luego están "los menos" aunque muy ruidosos que sacan la peor cara ante la situación.

Como dicen en mi pueblo, no se dormirán con la conciencia tranquila.

Anónimo | jueves, abril 09, 2020 3:07:00 p. m.

Bueno, para eso hay que tener conciencia. Creo que no merecen que se comenten sus actividades. Me quedo con la gran mayoría. La que hace mascarillas, la que trata a los enfermos con cariño, la que nos recoge cada día la basura, la que se preocupa por la gente que no puede hacer la compra, la que coge la guitarra y nos acerca a nuestro pueblo, etc. etc. Muchas gracias a toda la gente que hace que esta situación sea más llevadera.

Anónimo | jueves, abril 09, 2020 4:20:00 p. m.

La cultura no cura el cuerpo.... Pero sí el alma.

Anónimo | jueves, abril 09, 2020 6:28:00 p. m.

La gran mayoría de la gente es buena. Espero que cuando salgamos de esta tragedia sepamos conducirnos hacia un mundo mejor y los soberbios y mezquinos sea apartados de los liderazgos.

Araceli Fernández | viernes, abril 10, 2020 11:43:00 a. m.

Aunque ahora todos los días son martes, y el virus nos priva de la libertad, aunque se nos haya hecho trizas el calendario, hay una hora especial en el día; las ocho de la tarde, en el resto del día, existe un mundo interior al que estamos dedicando más tiempo que de costumbre, con él hemos establecido una conexión especial con resultados muy gratificantes, cultural y moralmente. Como dice el refrán, “no hay mal, que por bien no venga”.

Anónimo | viernes, abril 10, 2020 7:42:00 p. m.

Hace unos días me enviaron por guasap un comunicado pidiéndome la firma para el partido en el gobierno "que estaba siendo acorralado por distintos sectores de la cosa pública y bla, bla, bla. Como familiares y amigos me preguntaron qué iba a hacer les contesté que cada día tengo las cosas más claras: solo votaré, apoyaré, alabaré a aquel colectivo que haya tenido más muertos. Y en segundo lugar a aquel colectivo que haya trabajado, apoyado, movido en defensa de evitar tantos muertos. Lo demás allá cada uno con su conciencia.

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