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José Luis González Peralbo: "Cada pueblo de Los Pedroches tiene su propia idiosincrasia criminal"

José Luis González Peralbo, el pasado lunes en Pozoblanco [Fotos: Solienses]. 

En apenas un mes José Luis González Peralbo ha presentado su libro La mala vida en Los Pedroches y ha sido nombrado Cronista Oficial de Pozoblanco. Es el fruto del trabajo callado y constante de una de las personas que mejor conoce hoy día la historia de Los Pedroches, un conocimiento basado sobre todo en la investigación rigurosa y profunda en los archivos municipales de casi todos los pueblos de la comarca. 

Para hablar de libros, de cronistas y de archivos he quedado con José Luis en el bar La Noriega de Pozoblanco, justo al lado del emblemático edificio de El Silo. Hablar con José Luis constituye un privilegio para cualquier amante de la comarca, puesto que su conocimiento histórico de cualquier aspecto se hace patente a lo largo de toda la conversación. El bar tiene sus parroquianos que hacen ruidos y dan voces, pero José Luis y yo conseguimos crear una pequeña isla en un rincón del establecimiento que por un momento llega a recordarme las antiguas tertulias en los cafés madrileños y lamento que no hubiera allí más personas para escuchar la conversación. Voy a intentar transcribir los pasajes fundamentales, con la certeza de que su plasmación escrita no puede recoger la emoción y el compromiso de dos personas hablando de un tema que les apasiona a ambos: su tierra.

Pregunta. ¿Cómo has recibido este nombramiento?


Respuesta. Muy feliz, porque es un orgullo representar a tu pueblo y especialmente que se fijen en ti habiendo otras personas también capacitadas para esta tarea. 


P. ¿Cómo ha sido el procedimiento?


R. Hace cinco años ya que me lo propusieron Emiliano Pozuelo y Rosario Rossi, pero yo entonces no lo tenía tan claro ni veía tan claro el ambiente político y yo quería que, si era cronista, tenía que ser cronista de Pozoblanco, no de unos partidos u otros. Ahora ha habido mayor unanimidad, lo que me alegra, porque no quería ser motivo de enfrenamiento entre las fuerzas políticas. 


P. Has recibido mucho respaldo.


R. Yo me he sorprendido de la forma en que todos los partidos han apoyado mi nombramiento, con sentimientos muy cercanos, muy cariñosos. En todo el mundo veo que la felicitación es sincera, casi todos además con el estribillo de "ya era hora". Yo digo que ya era hora de que hubiese cronista, no una persona concreta, sino la figura como tal, porque el último se nombró en el año 1982, Manuel Moreno Valero, que hace ya casi siete años que murió


P. A nivel popular la figura del cronista es muy desconocida, la gente no sabe exactamente qué es, algunos lo confunden con el corresponsal de un periódico o incluso con un título honorífico como hijo predilecto. ¿Has percibido esta desorientación en la gente?


R. La gente incluso a veces no conoce la palabra cronista. ¿Qué es lo que te han nombrado?, me dicen.  Efectivamente, la función del cronista la conoce poca gente. Y ello a pesar de que en la historia de Pozoblanco tenemos al ilustre cronista Sepúlveda.


P. Resulta extraño que un pueblo como Pozoblanco, que tiene cierta tradición de historiadores, no posea todavía una "Historia de Pozoblanco", un libro con una síntesis estructurada de su historia para conocimiento general. ¿Te ves capaz de esta tarea o te has propuesto emprenderla?


R. En Pozoblanco hay muy buenos historiadores, pero el problema principal de elaborar una historia de Pozoblanco es que exigiría muchas horas de dedicación a la investigación en archivos, una tarea a la que no todos están dispuestos. Yo siempre he tenido predilección por la investigación en archivos, pero este trabajo requiere tal intensidad (sacar bases de datos, organizar y catalogar) que queda muy poco tiempo para escribir. Si he escrito el libro que ha salido ahora (La mala vida en Los Pedroches) es por el parón que ha supuesto la pandemia, que me ha frenado y he estado casi dos años sin ir por los archivos y me he dedicado a sumergirme en la documentación que tengo fotografiada, más de un millón de fotos de documentos de Los Pedroches, pero no suelo tener un tiempo para escribir obras así, aunque me veo capacitado para hacer una historia de Pozoblanco e incluso quizás de Los Pedroches.


"Hay mucha documentación de la que yo pude consultar que será imposible volver a consultarla de nuevo, por el estado de deterioro en que se encontraba".


P. Yo sé que tu trabajo en los archivos es impresionante, pero ¿no te parece que el fin último de esa investigación que tú haces tiene que ser la publicación y divulgación?


R. Esto es algo que me reprocha muchísima gente, sobre todo los más cercanos. José Luis, tú sabrás muchísimo, sabes cosas que no sabe nadie, pero a los demás lo que nos gustaría es conocer eso, me dicen. Quizá este libro, después de muchos años, haya ido en esa dirección, pero a mí me gusta más investigar, descubrir, catalogar y ofrecer, ofrecer a gente que me lo pide, tú mismo lo sabes. Soy de la opinión de que la información que uno maneja hay que ponerla en manos de los mejores que puedan sacar provecho de ella. Es una cuestión de preferencia: guardar para que los demás no conozcan no tiene sentido. Además sabiendo que mucha información de la que hay en los archivos que yo he consultado se va a perder antes de que otra persona sienta la inquietud de ir a buscarla. Hay documentos que cuando yo los manejé ya estaban en pésimas condiciones. 


P. El proceso de digitalización que se está emprendiendo en muchos ayuntamientos puede ayudar a que esos documentos no se pierdan para siempre, al menos su contenido. 


R. Es un cambio de actitud inmensa, aunque hay que reprocharle su lentitud, porque a veces se contratan a personas que no tienen la preocupación por la conservación de ese material, sino que simplemente realizan un trabajo, hacen un número muy limitado de copias digitales, que pueden ser seiscientas, setecientas o mil, pero ten en cuenta que solamente el siglo XX en protocolos notariales nada más en el Archivo de Pozoblanco hay más de un millón de fotos. Con el ritmo actual de digitalización quizás se conseguiría dentro de 400 años. En realidad, sería imposible terminar, porque se está generando continuamente más documentación de la que se está digitalizando. Yo he digitalizado muchos documentos particularmente, no en las mejores condiciones ni con el mejor resultado, pero yo lo que quería era tener el corpus documental disponible, si el 98 o 99% se podía leer, ese era mi propósito, a sabiendas de que hay mucha documentación de la que yo pude consultar que será imposible volver a consultarla de nuevo, por el estado de deterioro en que se encontraba.


"El sentir popular de la gente mantenía una conciencia de pertenencia a una tierra con unos problemas más o menos comunes".


P. En los últimos días casualmente dos personas por distintas vías me han comentado la necesidad que hay también de que existiera un libro sobre la historia de Los Pedroches, una obra de referencia y de consulta general.


R. Es complicado, porque la mayoría de la gente no estamos habituados a trabajar en equipo, yo el primero. El problema que te decía de manejar toda la documentación de un pueblo se multiplica por diecisiete, además de que la mitad de los pueblos no tiene apenas documentación. Tendría que haber una persona dispuesta a eso, que emplee su tiempo en eso y que tenga claro un plan de qué va a tratar y de cómo lo va a tratar. Pero sí, al menos a partir del siglo XVI creo que se podría hacer una historia de Los Pedroches.


P. Yo mismo me he planteado esta cuestión en muchas ocasiones, si realmente es posible escribir una historia de Los Pedroches, porque en la actualidad vemos Los Pedroches como una comarca unitaria geográficamente y culturalmente, pero lo cierto es que a lo largo de la historia no ha sido una única unidad histórica, sino que han sido tres muy diferentes unas de otras y que Los Pedroches como unidad son casi una creación moderna.


R. Administrativa, jurídica y eclesiásticamente ha habido diferencias clarísimas, pero lo que es el sentir popular de la gente sí que mantenía un concepto de comarca. Es decir, por lo que yo he visto en la documentación, la gente se mueve de Hinojosa, Fuenteobejuna o Belalcázar a Villanueva de Córdoba, Santa Eufemia o Pozoblanco y ellos tienen esa conciencia de pertenencia a una tierra con unos problemas más o menos comunes, aunque hay diferencias, pero había más comarca antes, más conocimiento de la comarca antes, un conocimiento instintivo, podríamos decir.


P. ¿Tú crees que Belalcázar sentía que tenía algo que ver con Pedroche, por ejemplo?


R. El conocimiento de la documentación te depara muchas sorpresas. No sabes las relaciones familiares que hay entre Belalcázar, Hinojosa, Dos Torres y Pozoblanco. Los Morillo, los Velarde, por ejemplo, los encontramos en Belalcázar, en Extremadura, en Hinojosa, en Torremilano, en Añora o en Pedroche. Se van creando unos lazos entre las principales familias de la comarca que tenían fincas y posesiones por todos lados, que tenían criados y servidores por todos lados, todo eso también conlleva un movimiento de población. Te encuentras, por ejemplo, que los mayordomos de Santa Clara en Belalcázar son de las Siete Villas gran parte de ellos o que los tenientes de gobernadores que nombra el señor de Belalcázar son gente de Pozoblanco o de Torremilano y viceversa, con lo cual estamos viendo que en realidad hay muchas conexiones, porque lo hay desde arriba hacia abajo y todos los grandes señores y todos sus servidores están muy entrelazados y eso a través de los siglos, no solo en un momento dado.


José Luis González Peralbo acaba de ser nombrado Cronista Oficial de Pozoblanco.

P. Tu libro La mala vida en Los Pedroches es una recopilación de casos judiciales, con su anécdota, que todos juntos nos ofrecen un panorama de la vida cotidiana en Los Pedroches. Muchas veces, cuando se investiga la historia, se olvida precisamente este aspecto del día a día. ¿Qué conclusión has sacado viendo en conjunto toda esta amalgama de casos?


R. El libro es muy diferente de las exposiciones históricas que estamos acostumbrados a leer. Lo que subyace en él es la vida cotidiana. Más que los propios casos delictivos que se cuentan, que es la anécdota, tú ves a los vecinos actuar, a las autoridades, a los viajeros que vienen de paso, que te van ofreciendo sus costumbres, su gastronomía, sus vestidos, incluso. Es curioso comprobar que los naturales de la comarca enseguida reconocen a cualquier persona que no sea de la zona por su vestimenta. O dicen, en el transcurso de las diligencias, "¿cómo nos vas a convencer de que no conocías a tal persona sospechosa que tú viste, si aquí nos conocemos todos?". Lo que subyace ahí es la vida cotidiana y eso no se había contado hasta ahora.

Una consideración general que saco viendo el libro es que muchos de los delitos que se recogen hoy sería faltas menores. La gente de esta zona no tiene una personalidad criminal o delictiva. Hay muchos controles desde arriba y, sobre todo, desde abajo: la familia, los vecinos, los "hombres buenos" (que hoy serían los jueces de paz), intervienen mucho, hay mucho perdón. En la mayoría de los casos se percibe que los denunciantes quieren que se reconozca que han sido injuriados, que han sido agredidos o lo que sea, pero una vez que la justicia inicia el procedimiento, casi siempre se concede el perdón. Los casos más fuertes de criminalidad la producen por lo general personas que no son de la zona, son gente de paso, como el propio Pérez Zafra, o son perturbados mentales, como el caso del "imbécil" de Hinojosa del Duque, o los asesinos belalcazareños del prestamista de Hinojosa, que el principal instigador, en su línea argumental defensiva, dice que padecía de "imbecilidad natural", pese a lo cual era miembro del ayuntamiento. Los delitos son la mayoría de las veces producto de la ofuscación, de rencillas personales que brotan en un momento determinado, pero no hay una criminalidad muy grande. Lo que sí observo es que cada pueblo tiene su propia idiosincrasia criminal. En los pueblos pequeños son más manifiestas las rencillas entre familias, producto de un resquemor que se mantiene muchas veces por cuestiones insignificantes. En los pueblos más grandes encontramos ya los robos, la infamia y la injuria, o las deudas. En Torremilano, curiosamente, hay muchos delitos que tienen que ver con la moral y con el sexo. En Villanueva de Córdoba, en cambio, hay mucha violencia física, todas las rencillas se solucionan a golpes, hay asesinatos, peleas y las serenatas casi siempre terminan utilizando armas blancas. En Pozoblanco los delitos son más bien de carácter político, producidos por intereses políticos entre familias, aunque la violencia va cambiando a lo largo del tiempo. Todo ello partiendo, como hemos dicho antes, de que no hay una manifiesta criminalidad en la comarca, que todo es de bajo nivel.


P. ¿Qué documentación has utilizado para este libro?


R. El problema que tenemos con los archivos es su gran dispersión y sus muchas lagunas. Hasta 1660, cuando el Señor del Carpio se hace cargo de la administración de las Siete Villas, toda la documentación se guardaba en Córdoba, de donde dependía jurisdiccionalmente. De esa fecha hasta el siglo XVIII, la documentación se conserva en Torremilano, que es la capital de la zona, y a partir del siglo XIX la capitalidad pasa a Pozoblanco, como cabecera del partido judicial, así, a grandes rasgos. En Pozoblanco todos los casos judiciales anteriores a 1961 han desaparecido. En Torremilano los han conservado y al unirse con Torrefranca, se añadieron también los del señorío de Santa Eufemia. La del condado de Belalcázar, por su parte, perteneció al corregimiento extremeño de Villanueva de la Serena, con lo cual sus casos estarán allí. Ahora mismo en Los Pedroches lo que contamos en cuestiones de juzgados son básicamente los protocolos y los pleitos de justicia del Archivo Municipal de Dos Torres. Las cuestiones relativas a moral y a delitos sexuales, en cambio, las he investigado en el archivo del Obispado de Córdoba. Para el último siglo, desde 1850, contamos también con la ayuda de la prensa histórica. Por ejemplo, en el caso de Pérez Zafra he contado con informaciones publicadas en los periódicos.


"En los últimos veinte o treinta años Pozoblanco ha perdido empuje y homogeneidad".


P. Para terminar, y como buen conocedor que eres de la historia comarcal, ¿qué posición crees que ocupa en la actualidad Pozoblanco en el conjunto de Los Pedroches?


R. Con Pozoblanco ha pasado, estableciendo un símil futbolístico, como con el Real Madrid, que de ser un club que era estimado, querido y apoyado en todos sitios ha pasado a convertirse en el enemigo, en muchos aspectos. En Pozoblanco yo he notado que en los últimos veinte o treinta años en muchos otros pueblos de la comarca se le ha visto, más que como una posible referencia o colaborador, como alguien que va a aprovecharse de los demás pueblos, de que va a abusar. En eso hemos perdido empuje y homogeneidad, porque lo que tengo claro, viendo la documentación histórica de los últimos cuatrocientos años, es que nosotros hemos avanzado cuando hemos ido unidos, cuando hemos funcionado con personas de los distintos pueblos que han venido aquí para trabajar y cuando hemos contado a la vez con personal de fuera que se ha implicado. Cada momento de impulso aquí es una mezcla de tradición, perseverancia, defensa y conocimiento profundo de lo que tenemos con personas con nueva mentalidad que se implican y a la vez aportan cosas nuevas. En los últimos siglos, por ejemplo, fue decisiva la aparición de los ingenieros y empresarios con la máquina de vapor, la gente del textil que vino de la zona de Alcoy, mano de obra especializada en la seda, la aparición del ferrocarril, la gente que vino de Almería o de Cuenca a desmontar o trabajar en la minería. Todos ellos trajeron su conocimiento y aprovecharon los recursos económicos de los fabricantes de esta zona, los arrieros que se habían hecho ricos con la Guerra de Independencia y se habían metido en las fábricas textiles y son los que aportan el capital. Todo esto es lo que da empuje y yo creo que se ha perdido.


P. ¿Pozoblanco quiere ahora ir por su cuenta o son los demás pueblos los que lo están abandonando como referencia?


R. Antes la referencia de Pozoblanco era porque no había conocimiento ni proximidad de otras cosas. Pero ahora por internet puedes pedir cualquier cosa a cualquier parte del mundo. No necesitas a Pozoblanco para muchas cosas. Las propias empresas de Pozoblanco, que antes tenían toda su clientela en la comarca, ahora venden gran parte de sus productos directamente fuera, con lo cual hemos perdido esa relación continua. La mayoría de la gente que viene a Pozoblanco ahora lo hace ya para realizar gestiones administrativas o por el hospital o Hacienda.


P. Hay en la actualidad una corriente de pensamiento que lo basa todo en la memoria al considerar que cualquier tiempo pasado fue mejor. A veces la memoria proyecta fantasías donde realmente no las había y se tiende a embellecer el pasado. ¿Podemos decir que la memoria es enemiga de la historia? 


R. El ser humano necesita los sueños, aunque no se cumplan nunca. Pensar que las cosas podrían ser mejor. Pero la memoria es percepción. Los documentos, en cambio, aportan objetividad. 

2 comentarios :

Anónimo | jueves, febrero 16, 2023 7:55:00 p. m.

Entrevista para leer y releer. Gracias JoséLuis&Antonio. La historia de la Comarca, sin duda es interesante y seguro que merece la pena buscar las conexiones. J Luis habla de algunas. Particularmente me preocupa el futuro y echo en falta proyectos de comarca que vertebren los 17pueblos. Aún no me enterado bien de lo que hace la Mancomunidad por esa vertebración. Merecería la pena analizar su papel y su funcionamiento. Habría que trabajar por espacios comunes, ya que no es lo mismo unión que intersección. Por cierto, si los alcaldes se deben a sus pueblos, ¿Puede ser presidente de la Mancomunidad un alcalde?. Enhorabuena José Luis por ese nombramiento de cronista, ¡¡ ya era hora!!.

Anónimo | domingo, febrero 19, 2023 9:57:00 p. m.

Pero qué es, me pregunto, un documento histórico archivado sino memoria. Consultamos escritos y, a veces, reescritos por secretarios, registradores, escribientes etc. Después interpretamos lo leído, escribimos siguiendo lo más fielmente posible lo que nos dice el documento. Pero en todo este proceso hay memoria y, quizá también, fantasía. Opinamos. La memoria embellece, es cierto pero también intuye, percibe una realidad que de otra manera sería imposible conocer. Como dice José Luis son muy necesarios los sueños. Aunque no se cumplan. Si discernir es escoger, yo escogeré siempre la memoria porque me ayuda a embellecer mi vida. Y, también a veces, los sueños se cumplen. Sobre todo si ponemos manos a la obra y se unen muchos sueños en la misma dirección.

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