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Luces en la noche


El fuego estaba presente en varios rincones de Dos Torres.

La noche del pasado sábado los fuegos volvieron a iluminar el precioso cielo estrellado de Los Pedroches. La Candelaria renovó sus ritos de purificación y volvió a manifestarse soberbia contra el poder de la oscuridad. Ya hemos dicho en muchas ocasiones que las actuales celebraciones de esta festividad carecen totalmente de sus motivaciones primitivas, las que le daban sentido ritual, especialmente en Dos Torres, donde la convocatoria persigue básicamente un interés turístico. El Ayuntamiento ha sabido concentrar la oferta en un espacio limitado de la localidad, lo que favorece la aglomeración de personas y la sensación de triunfo, aunque salta a la vista que la fórmula, tras casi una década de exitoso formato, necesita una renovación que la libere de cierta sensación de agotamiento.


Los mercados francos.


Vista de la Plaza de la Villa.


La gran candela central compuesta por troncos de encina.


La muestra gastronómica se instaló bajo los soportales.

En Añora, en cambio, la fiesta -más volcada al interior- se ha manifestado este año completamente acabada en su modelo actual. Muchos fuegos y poca gente. Candelorios abandonados a su suerte -es cierto que el frío helador de la noche no invitaba a la perseverancia-, dispersión espacial, ausencia absoluta de implicación vecinal. La llegada al candelorio central, otras veces tan concurrido, resultaba desoladora, pues ni siquiera el reclamo de la parrillada gratis logró convencer al personal. Habrá que plantearse para el futuro si desterrar la celebración a las inhóspitas cercas del extrarradio es la mejor fórmula para fomentar un rito que parecía haber revivido en los últimos años pero al que quizás le ha llegado el momento de un empuje imaginativo menos institucional, con auténtico arraigo popular.


Uno de los candelorios, en las afueras de Añora.


El candelorio central con algunos de los valientes que se atrevieron a enfrentarse al frío.


Los candelorios alumbraron la noche noriega.

4 comentarios :

Anónimo | martes, febrero 05, 2013 9:44:00 a. m.

Me da la sensación que en Añora se confeccionan demasiados candelorios. Cuando hace mas de 40 años yo ayudaba junto con mis amigos a realizar el candelorio creo recordar que se hacian bastantes menos (posiblemente 2 o 3 o corregidme si me equivoco)
Lo que si recuerdo perfectamente es la pasión con la que lo preparabamos. Ir a por "matajiebre", salir por las noches a por leña, faltar a la escuela para ir a buscar, vigilar por la noche para que no nos fuera robada, etc., Era la ilusión del niño de hacer algo por si mismo, de hacerlo mas grande y mejor que el de la otra calle, en fin, era algo que sentiamos nuestro, que nos pertenecia y defendiamos. La sensacion personal que tengo de encender yo mismo el candelorio es algo que permanece.
Ahora en cambio me da la sensación que se ha institucionalizado e instrumentalizado. Que el ayuntamiento pone la reglas y hay que hacerlo como ellos quieran y donde quieran y a la hora que ellos quieran. El niño, aunque siga siendo el protagonista principal no siente el candelorio como algo de su propiedad y eso le hace perder la frescura necesaria que identifica lo autentico. Supungo que tendrá que ser así por motivos de seguridad y responsabilidad pero de todas formas si habria que corregir el excesivo número de candelorios.

Anónimo | miércoles, febrero 06, 2013 12:08:00 p. m.

Lo siento pero no estoy de acuerdo con el comentario anterior. No creo que el número de candelorios influya en el hecho de que los niños se ilusionen por hacer algo por si mismos o sientan el candelorio como algo suyo. Durante las semanas anteriores a la candelaria he visto como muchisimas cuadrillas de niños del pueblo trasportaban la madera para sus candelorios en carrillos antiguos, que habrian pedido a sus abuelos o vecinos. Más de uno me preguntó que si tenía leños para su candelorio y lo hacían con una sonrisa enorme en la cara. Todos quieren que su candeloria sea el mejor, el mas grande y el que mas dure en pie. No veo que eso haya cambiado, la tradición se sigue manteniendo, que es lo importante. Que el ayuntamiento hay actividades paralelas no tiene nada que ver. A mi parecer es una manera de hacer que la gente visite todos los candelorios, que es algo que anima mucho a los niños, ver que la gente va a ver sus candelorios y los felicitan. Asi, no creo para nada que haya un excesivo numero de candelorios, simplemente hay tantos candelorios como pandillas de amigos se juntan para recoger leña. Peor sería que se les obligase a pertenecer a uno u otro candelorio solo por reducir el numero. Y desde aqui quiero felicitar a todos los niños que este año han seguido con la tradición del candelorio en Añora. Yo también hice muchos candelorios de pequeño y sé lo bien que se pasa esa noche con los amigos asando choricillos y jugando junto a la candela.

Anónimo | miércoles, febrero 06, 2013 7:26:00 p. m.

Este último comentarista seguro que no se paseó este año por los candelorios, pues de haberlo hecho se hubiera dado cuenta de que allí no había nadie (o casi nadie) y mucho menos asando choricillos. La mayoría de los candelorios estaban solos o con muy pocas personas. En realidad, todo el pueblo estaba solo, como triste, abandonado...

Anónimo | jueves, febrero 07, 2013 1:10:00 p. m.

C... con el frio que hacia y en los sitios que estaban los candelorios, cualquiera tenia ganas de asar choricillos, tan lejos,tan oscuro y con tanto frio, si quiero choricillo me lo como en mi casa, por que hay muchas farolas pero no se por que parece que esa noche alumbraban menos. Ya digo frio, oscuridad, lejania .

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