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Nostalgia del Premio Solienses


Autores premiados en diferentes ediciones del Premio Solienses junto a algunas de las autoridades asistentes al acto de entrega del Premio Solienses 2018 en el monasterio de Pedrique.

Me cuesta hablar del Premio Solienses en términos de ausencia. No se convocó el año pasado ni tampoco este. Podría haberse hecho en plan simbólico, virtual, pero sucede que, aunque nació precisamente como una convocatoria digital, el mayor sentido del Premio Solienses ha llegado a ser con el tiempo el encuentro personal entre los autores comarcales y el público lector. Ese encuentro singular que suponía la ceremonia de su entrega en lugares tan hermosos del patrimonio histórico y monumental de Los Pedroches. Algo impensable en las circunstancias actuales. 


Vendrán tiempos mejores y entonces pensaremos cómo recuperar los libros meritorios publicados durante estos años de alejamiento y vacío. Entretanto, seguimos leyendo y aprovechando para conocer a nuevos autores de Los Pedroches que aún permanecen ocultos. Llegará un nuevo horizonte luminoso en el que podamos juntarnos otra vez y charlar sobre la cultura mientras tomamos una cerveza en algún lugar emblemático de la comarca. Mientras, nos consolaremos con la nostalgia de lo vivido y con el honor de lo logrado.


3 comentarios :

Anónimo | sábado, febrero 13, 2021 12:06:00 a. m.

Antonio, se me ocurre que para el próximo premio Solienses, si fuera posible, se concediera un premio por cada género literario de creación:prosa, poesía y teatro (si lo hubiere); teniendo en valoración todas las obras publicadas en el tiempo atrasado.

Anónimo | sábado, febrero 13, 2021 12:56:00 p. m.

Pues sí: nostalgia y, a la vez, satisfacción hacia el premio Solienses. Personalmente lo echo de menos pues este premio sirve -no digo servía- para el encuentro, en un lugar representativo y entrañable de nuestra comarca, de personas que quieren conocer, por lo menos, a escritores de su tierra. Nos reunimos allí como el que va a una fiesta. Y además tiene su liturgia. No pretendo elevar a los y las escritoras a la categoría de dioses. Pero si el acto creativo, el momento de fabricar de la nada, o casi de la nada, una obra literaria se parece en algo a la creación del Universo, entonces de alguna forma se acercan a ellos. Lo mismo que un escultor, compositor o cualquier otro artista. Y lo de la liturgia o ritos viene de escoger un lugar que, con el tiempo, ha llegado a convertirse en sagrado: una ermita, una vieja mina abandonada, un yacimiento arqueológico de nuestros antepasados, una Casa de la Cultura. un Monasterio... Si a esto unimos la noción de "peregrinaje" anual de un cierto número de personas que van buscando "algo", quizá una palabra, quizá una luz, quizá solo un abrazo o un apretón de manos. Con toda seguridad vamos buscando un libro nuevo. Un hijo nuevo que todos queremos palpar, manosear, besuquear...Y felicitar a los padres en el día de su bautizo.
Todo esto se lo debemos a Solienses. Hay que felicitarse porque este "anuncio" -de Anunciación- anual que Antonio nos hace hay que protegerlo como se protege un monumento. Cuidar de la Cultura de un lugar como lo hace Solienses es de lo poco que nos queda sin que apenas nos cueste dinero. Larga vida a Solienses, paisanos.

Anónimo | sábado, febrero 13, 2021 10:38:00 p. m.

Creo que ya todo está mas cerca. Animo a todos.

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