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Francisco Sánchez Madrid

Hace algún tiempo, con motivo de la concesión de los premios Encina de Los Pedroches, ya anoté lo improcedente de premiar a ciertas personas de merecimiento discutible en detrimento de otras cuyo curriculum no puede ser más brillante. Entre ellas citaba al noriego Francisco Sánchez Madrid, catedrático de inmunología de la Universidad Autónoma de Madrid y Jefe de Sección de Inmunología del Hospital de La Princesa de Madrid, que había recibido en noviembre de 2002 la III Ayuda de Investigación de la Fundación Juan March. Ahora una nueva noticia viene a apoyar esa candidatura, pues Francisco Sánchez ha obtenido el Premio Francisco Cobos 2003, dotado con 95.000 euros (es el de mayor dotación en España en el campo de la investigación biomédica), por sus relevantes y decisivas aportaciones en el campo de la inmunología, tanto en aspectos básicos como clínicos.
Considero que personas como Francisco Madrid Sánchez, con su rigor y su ciencia, son las que hacen grande el nombre de Los Pedroches y de sus pueblos, colaborando con su trabajo inmenso a mejorar las condiciones de vida de muchas personas y haciendo que el nombre de Añora sea citado en foros de alto nivel científico y cultural.
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Marcos Redondo

La coral Marcos Redondo de Pozoblanco celebra el cincuenta aniversario de su fundación. Se trata de todo un ejemplo de perseverancia, pues no es muy frecuente que las asociaciones en nuestra comarca duren tanto. Recordemos que hace poco se disolvió el Ateneo de Estudiantes de esa misma localidad, que se había fundado en 1927. A mediados de los años ochenta se vivió en la comarca una época dorada del asociacionismo cultural, que fue analizado por Manuel Moreno Valero en la revista Gazeta de Antropología, pero parece que se trató de un fenómeno pasajero. Los grupos culturales, sin embargo, son de gran importancia para la difusión de la cultura en nuestros pueblos, pues con frecuencia suplen carencias de los ayuntamientos en la organización de actividades y pueden resultar definitivos en la recuperación y transmisión de tradiciones populares.
Como sabemos, el barítono Marcos Redondo nació en Pozoblanco en 1893, pero a los pocos años de edad, al quedar huérfano, se trasladó a Ciudad Real. Ello explica que el Centro de Estudios de Castilla-La Mancha, de la Universidad de Castilla-La Mancha, haya elaborado una página que recoge una discografía seleccionada que puede descargarse en mp3. También puede leerse allí una breve biografía del cantante.
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Vagón de cola

El último editorial de Los Pedroches Información, titulado "Seguimos siendo el último vagón", nos da una pista sobre lo que sucede:

Por más que nos duela, tenemos que ser realistas y asumir que, tanto para nuestra capital, región y nación, la comarca de Los Pedroches ha estado y va a seguir estando a la cola de las prioridades de las distintas Administraciones, independientemente del partido que gobierne.

Y es que la discriminación que supone la concesión del tercer curso de grado medio al conservatorio de Úbeda (Jaén), que tiene otro a tan sólo 25 kilómetros, y no al de Pozoblanco, estando el más cercano a 90 kilómetros, no es sino una cuenta más en el largo rosario de agravios comparativos que viene sufriendo la comarca, a los que recientemente podemos sumar también el hecho de que el Estado quiera apropiarse de los montes comunales de Santa Eufemia mientras no duda en proteger la finca de caza privada de La Garganta o que la futura autopista de peaje sólo será de peaje, precisamente, en el tramo que atraviesa Los Pedroches (desde Puertollano a Montoro). Pero la lista del debe a esta comarca viene de muy atrás, y no parece que, de momento, haya deseos de reparar nada. Como dice el editorialista, digo yo: "¡Abramos los ojos de una vez!".

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Tierra

La reclamación por parte del Estado de los montes comunales de Santa Eufemia, cuya propiedad sin embargo reivindica el municipio, nos retrotrae a épocas pasadas donde la lucha por las propiedades comunales y de propios fue constante en nuestra comarca. Durante toda la Edad Moderna la historia de Los Pedroches está llena de pleitos y litigios tanto contra la Corona como contra los poseedores de los señoríos en busca de una defensa de sus propiedades comunales, que con frecuencia fueron usurpadas por los condes de Belalcázar o Santa Eufemia, o, sencillamente, fueron arrebatadas sin más por disposiciones reales. Nuestros archivos están llenos de legajos que reivindican la propiedad de las dehesas de Cañadallana, la Jara, Ruices, Navas del Emperador o las de propios de cada pueblo contra los intentos anexionistas de otras instancias. Curiosamente, en muchas ocasiones, como ahora, los argumentos de quienes reclaman para sí unas propiedades que siempre han pertenecido a los pueblos se basan en la ausencia de títulos de propiedad legalmente autorizados, lo que obligará, en un hermoso ejemplo de autoridad de la historia, a bucear en los archivos para buscar documentos, quién sabe a qué año remontándose, que acrediten lo que los antiguos llamaban el "uso inmemorial" de la tierra, buscando en el derecho consuetudinario una razón y un fundamento de propiedad.
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Requiem

Aunque últimamente he perdido algún interés, llevo años coleccionando libros dedicados y firmados por sus autores. Poseo unos cuarenta, entre los que se encuentran obras de escritores a los que admiro por su valentía personal (como Fernando Savater) o literaria (como Javier Marías o Antonio Muñoz Molina). Por lo inaccesible de los personajes, me siento orgulloso de las dedicatorias de Mario Vargas Llosa, José Saramago, Carlos Fuentes, Mario Benedetti o Alfredo Bryce Echenique, aunque quizás la más querida para mí sea la que Umberto Eco estampó en mi ejemplar de El péndulo de Foucault (recuerdo que me desplacé expresamente para conseguirla a Almagro, donde el italiano participaba en un congreso). Aun así, resulta evidente que las más valiosas (desde un punto de vista histórico y emocional) son las dedicatorias de autores que ya nos han abandonado, de los cuales será imposible conseguir nunca más una palabra escrita: ahí tengo las de Buero Vallejo, Torrente Ballester, Carmen Martín Gaite o Julio Caro Baroja. Y desde hace unos días, también la de Manuel Vázquez Montalbán, a quien hoy se enterrará en Barcelona. Se trata de un autor al que siempre he admirado, más que por su obra literaria, por su coherencia personal y por su clarividencia ideológica, rasgos tan raros en los tiempos que corren. Quede aquí, como personal homenaje y agradecido recuerdo, la breve dedicatoria que me regaló hace unos años en la Feria del Libro de Madrid.



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Foros

Cerro del Cuerno/3

La red Internet constituye en la actualidad un medio de difusión de proporciones infinitas, que deja en pañales a los métodos hasta ahora conocidos en cuanto a rapidez de transmisión y niveles de audiencia. Además, el público que la maneja se corresponde, por lo general, con las capas más dinámicas y activas de la sociedad, casi siempre ávidas de novedades y atentas a cualquier cambio que signifique un progreso. De las diversas formas de comunicación pública entre particulares que ofrece la Red, una de las que está revolucionando el mundo de la información son los foros de discusión, de los cuales ya existen más de diez cabeceras con nombres de pueblos de Los Pedroches. Ahí se transmiten informaciones y opiniones sobre asuntos locales que jamás podrían leerse en otros medios de comunicación, casi siempre demasiado amordazados por los intereses que los mantienen. Se trata de un modo de conversación asincrónica que permite que las reflexiones individuales queden a disposición de quien quiera leerlas en el futuro, pudiendo a su vez hacerse réplicas y contrarréplicas a lo dicho anteriormente. A pesar de las salidas de tono que en principio puede propiciar el anonimato, está comprobado que, cuando el foro se consolida, cada vez son menos las intervenciones ruidosas y más las serenas y reflexivas: véase, como ejemplo, la apasionada controversia de este verano sobre la supresión de la muestra Pop-zoblanco en el foro de Pozoblanco o la violencia de las opiniones políticas en el de Villanueva de Córdoba, reflejo fiel de la extraña configuración de su ayuntamiento.
Que se trata de un “peligroso” instrumento de opinión y participación en los asuntos públicos de nuestras localidades pudo demostrarse en las pasadas elecciones municipales, cuando los foros respectivos de las páginas web de los ayuntamientos de Pozoblanco y Villanueva de Córdoba fueron desactivados, seguramente porque a los patrocinadores no les gustaban las opiniones que en ellos se vertían y consideraban un riesgo la propagación libre de pensamientos no siempre ortodoxos ni políticamente correctos. Se trata de un error estratégico. La publicidad negativa hacia los responsables de esos ayuntamientos ha sido mayor y el silencio no se ha logrado, pues es imposible poner mordazas en Internet. Son otros medios, otros métodos, y las formas tradicionales de censura de los que prefieren acallar la punzante discusión pública y la incómoda reflexión personal no funcionan con ellos. Ahí está su peligro y su grandeza.
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Foro de la Hispanidad

Entre los días 6 y 13 de octubre ha tenido lugar una singular experiencia de intercambio de ideas propiciada por la Asociación de Amigos de Belalcázar. Se trata del Foro de la Hispanidad, desarrollado en torno a la figura del conquistador Sebastián de Belalcázar y que ha significado una muestra muy destacada de la importancia de Internet como difusor de cultura e intercambio de opiniones entre personas muy lejanas geográficamente. En el Foro, presentado por José Cortés Fernández, han participado personalidades como Andrés Terán, Ministro del Ecuador para la Misión ante la Unión Europea, Regina Varona, historiadora de Popayán, Oscar Tobar, Presidente de la Sociedad de Genealogía e Historia Familiar del Cauca, Zamira Díaz de Zuluaga, escritora e historiadora de la Universidad del Cauca, Christian Caicedo de la Serna, historiador de Santiago de Cali, Nicolás Ramos, Vicepresidente del Centro de Estudios Históricos y Sociales de Santiago de Cali y Manuel Rubio Capilla, cronista oficial de Belalcázar. Como moderador actuó Francisco Carrasco Jiménez, del Diario Córdoba


De momento sólo he podido leer las intervenciones correspondientes al primer tema (¿Qué aportó la figura de Sebastián de Belalcázar en la historia de las ciudades de Cali, Popayán, Quito y Guayaquil?), las cuales, lejos de responder al enunciado, versan fundamentalmente, como cabía esperar, sobre la valoración histórica y moral de la conquista de América en general y de las acciones de Sebastián de Belalcázar en particular. Quisiera destacar especialmente dos intervenciones. En primer lugar la del historiador Christian Caicedo de la Serna, que, contrariamente a lo que cabía esperar en un foro como éste, aporta una visión negativa de la actuación de Sebastián de Belalcázar en América:


Belalcázar no descuidó el febril sueño mercantilista del conquistador: el valor personal que conducía a los rescates y al saqueo, del que se obtenía el reparto del botín, con el cual era fácil alcanzar fama y gloria. En Cajamarca, fue "de los cuatro Capitanes que allí se hallaron de a caballo", y participó en la masacre de incas y cautiverio de Atahualpa. Comandó a su costa el descubrimiento, conquista y pacificación de Quito, gastando como 40.000 pesos, buena parte producto del pillaje del oro del Tahuantinsuyo, apresando a Rumiñahui, Rey de Quito, a quien sentenció a muerte y ejecutó en la plaza de Quito; como lo hizo con Zopozopagua luego de capturarlo; armando una gran hoguera, lo quemó vivo junto a sus principales validos. Hizo la guerra a timanaes, yalcones, piramas, guanacas, paeces, y llegando hasta los putimaes, quimbayas y pijaos.


En segundo lugar, la de Roberto Cabezas, que hace una valiente negación del tópico de que determinados acontecimientos históricos hay que verlos con la perspectiva de la época en que sucedieron:


La máxima de que la óptica del mundo que pudieron haber tenido los conquistadores y la que tenemos nosotros es diferente es errónea. Pienso que la única variación significativa es el mero avance tecnológico (...). Pienso que hoy en día siguen siendo plenamente válidas, a la luz de los acontecimientos tanto recientes como plenamente actuales, las motivaciones que dieron lugar a la conquista americana. En aquella época las potencias se guiaban por poder, territorios y riqueza. Hoy en día las potencias se guían por poder, territorios y riqueza (...)Hace cinco siglos la tecnología apenas daba para atravesar un océano y la capacidad de matar era más o menos limitada en función de lo que hoy conocemos. Hoy los invasores utilizan una tecnología que controla las operaciones militares desde el espacio exterior cercano y se lanzan bombas de varias toneladas guiadas por láser. Pero, en el fondo, las motivaciones son las mismas que las que llevaron a nuestros ancestros primitivos a salir del Africa para conquistar otros continentes.


Prometo seguir leyendo con interés.


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A feudal lord

El mismo día en que el diario ABC nos informa de los trabajos de un grupo de cientificos de la Universidad de Córdoba, guiados por el catedrático de Geografía Bartolomé Valle Buenestado, para conseguir la ampliación de la declaración como Reserva de la Biosfera también para las dehesas de Los Pedroches ("la dehesa de la autopista"), El día de Córdoba recoge el eco inesperado que ha tenido el asunto de la autopista en los diarios ingleses. El motivo es la finca de La Garganta, considerada la mejor finca de caza de Europa, de unas 15.000 hectáreas, propiedad del duque de Westminster, el hombre más rico de Gran Bretaña. Al parecer, el duque inglés habría presionado para que la proyectada autopista no pasara por medio de su finca, obligando a modificar el que sería el más lógico de los trazados en favor de otro menos respetuoso con la protección medioambiental. He podido encontrar la crónica del diario The Guardian, donde se recoge el malestar de la población de la zona, que considera que el duque actúa como "un señor feudal" y ha utilizado su influencia política y económica para obligar a las autoridades españolas a plantear una carretera "más larga, más cara" y más perjudicial para la economía local. El diario inglés recoge también el malestar de los habitantes de los pueblos limítrofes a la finca por lo que consideran comportamiento abusivo de los propietarios, que han llegado a privatizar antiguos caminos públicos, entre ellos la Vía de la Plata, "the route from Madrid to Andalucia in the times of Cervantes". La visión berlanguiana del asunto se completa con el apunte de que el ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, es un gran aficionado a la caza y ha sido en alguna ocasión huésped de la finca. País, que diría Forges.
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El negro de Los Pedroches

Según el buscador Google, hay en Internet "aproximadamente" 7.120 páginas que incluyen la palabra Pedroches (y aún gana Pozoblanco, con "aproximadamente" 11.000 páginas). Hoy, curioseando un poco por ellas, me he encontrado cosas pintorescas, como estas fotografías de la dehesa de Los Pedroches tomadas por el Satélite Landsat-MSS. También he encontrado elogios al jamón ibérico de bellota con Denominación de origen Los Pedroches, que es considerado en esta página comercial el que "más revela los aromas de nuez y de avellana característicos de los jamones excepcionales".
A propósito de cerdos, me ha llamado la atención un artículo (en inglés), publicado en el último número de la revista Archivos de Zootecnia (de la Facultad de Veterinaria de Córdoba), sobre la definición molecular de una nueva variedad de la raza porcina ibérica, llamada "negro de Los Pedroches". Recuerdo haber visto hace algún tiempo en televisión (en el programa El escarabajo verde de La 2) un reportaje sobre este tema. Según los autores del artículo, "La variedad de cerdo Ibérico llamada Negro de Los Pedroches, tiene su origen en el valle de Los Pedroches (Andalucía, sur de España). Es una antigua población autóctona generada después de décadas de cría pero que ahora está en riesgo de extinción. Los criadores consideran a esta estirpe como un elemento importante de la dehesa andaluza ligado a su patrimonio cultural y biológico. Parece tener excelentes capacidades productivas que justifican su caracterización y conservación (...). Las distancias genéticas muestran como el Negro de Los Pedroches debe ser considerado como otra variedad de la raza porcina Ibérica". Aunque se trata de una antigua variedad que milagrosamente ha sobrevivido hasta hoy, en la actualidad se halla en grave peligro de extinción, a pesar de los esfuerzos por su recuperación de la Asociación Guadamatilla, que ha auspiciado entre algunos ganaderos de la comarca, con métodos de ganadería ecológica, nuevas camadas de cría de este ejemplar porcino, dado el interés comercial que despertaban los productos ibéricos y el buen rendimiento de la especie.
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Lo nuevo

Percibo en el foro del IES. Los Pedroches de Pozoblanco cierto desconcierto ante las novedades que traerá consigo su nueva condición de centro TIC de Andalucía. Creo que el desconcierto en este caso puede estar justificado: no sólo porque los proyectos educativos experimentales no suelen seguir los plazos establecidos para otros ámbitos académicos (a 6 de octubre los nuevos equipos informáticos no se podían usar todavía por falta de conexión a la red eléctrica) sino porque, en este caso en concreto, resulta todavía un misterio la eficacia de la omnipresencia informática en la tarea educativa. Hay una absurda creencia generalizada en ciertos ámbitos de la política educativa de que basta con poner a un alumno delante de un ordenador para que todos los conocimientos que el aparato posea pasen de modo automático a la cabeza del alumno. En la conexión a Internet creen haber encontrado la solución a todos los problemas de aprendizaje. El ratón sustituirá al bolígrafo y para qué molestarse en pensar si ya está Google. Si no fuera tan triste resultaría cómico. Yo, que amo la informática y, en general, las novedades tecnológicas, me pregunto cómo se enseñarán matemáticas o latín (a los niveles de secundaria) con un ordenador delante. Cómo podrán dominar la minuciosa y exigente sintaxis del lenguaje informático (donde una coma de más o de menos puede invalidar una acción) alumnos que apenas saben escribir, con dificultad leer y sin ninguna capacidad de pensamiento abstracto. Parece que, una vez más, se empieza la casa por el tejado, prefiriendo lo accidental a lo esencial.
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In memoriam

Cerro del Cuerno/2

Conocí a Esteban Márquez Triguero cuando yo era apenas un jovenzuelo que comenzaba a interesarse por aquello que entonces llamábamos “el Valle”. Le precedían leyendas sobre un pasado fabuloso, en el que también tenía su cobijo el misterio, o quizás eran sólo habladurías sin fundamento.
Su museo me pareció siempre un almacén lleno de tesoros por descubrir, cuidado con mimo y abierto a las propuestas más heterodoxas. Dueño de una personalidad arrolladora, él mismo era un personaje ajeno a toda ortodoxia, incapaz de la mesura en sus valoraciones. Su campo de intereses y de inquietudes era muy variado, podemos decir que todo despertaba su curiosidad. En alguna ocasión le ví furtivamente observando los cortes geológicos de un talud de carretera, maquinando alguna teoría extravagante que el propondría con la seriedad del que se sabe sabio en esas materias. Con frecuencia no he estado de acuerdo con sus propuestas investigadoras y estimo que algunas de sus publicaciones carecen de rigor científico. Y, sin embargo, sus libros son ya de imprescindible consulta para estudiar la historia y la cultura de nuestra comarca.
Pues, ante todo, Esteban fue un enamorado supremo de Los Pedroches. Nadie podrá negar esto. A pocas personas he visto nunca tan apasionadas con su tierra, defendiéndola sobre cualquier extremo, exaltando sus valores y sus méritos en un exceso de ponderación que a veces le llevaba a la exageración. Recuerdo una comida de cronistas en la que con su voz tronante expuso con toda seriedad la certeza de que canteros de Los Pedroches habían trabajado en la construcción de las pirámides de Egipto.
Para él Los Pedroches fueron su pasión. Aquí aplicó su vida al rescate de nuestro pasado, en medio muchas veces de la incomprensión general, que veía en él a una persona rara y extravagante. Erudito en un ambiente poco dado a la cultura, levantó literalmente con sus manos el Museo Posada del Moro, reflejo fiel de su espíritu inquieto, ambicioso y heterogéneo. Ahora se ha ido con un silencio que él no hubiera querido, y los que le conocimos, aún incrédulos, sentimos que con él se va parte del alma de Los Pedroches a los que tanto amó, y que los que aquí permanecemos nos quedamos desconcertados y un poco más solos, más tristes.
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Corpus Barga

Se rinde en Lima (Perú) homenaje al escritor Corpus Barga. Aunque nacido en Madrid, Corpus Barga tiene grandes vínculos familiares con Belalcázar, de donde puede considerarse originario y que constituye, en palabras del profesor de la Universidad Complutense Arturo Ramoneda, una de las cuatro ciudades del mundo que forman su geografía sentimental. Ello puede comprobarse fácilmente en el tomo I de sus memorias Los pasos contados. En esta obra maestra del memorialismo literario, con un estilo elegante lleno de párrafos inacabables, nos cuenta sus antecedentes familiares en Belalcázar, incorporando al relato narraciones costumbristas de la vida en la localidad desde mediados del siglo XIX que resultan del todo deliciosas para un lector de Los Pedroches: la romería de la Virgen de la Antigua, el mayorazgo de doña Gertrudis, el episodio de la Paloma, don Rafael y el Ruño o el del bandolero a sueldo de don Críspulo. Detrás de todo ello aún puede percibirse el ambiente feudal y caciquil que se vivía en el solar de los Barga, la servidumbre vergonzante del pueblo llano. Yo conservo una modesta edición de la desaparecida y añorada editorial Bruguera, que leí hace años con el placer que proporciona una prosa bella y pausada, que se detiene en los detalles y no se precipita a los acontecimientos. Recientemente ha sido reeditada por la editorial Visor con el apoyo de la Comunidad de Madrid.

La guerra civil le sorprendió a Corpus Barga en Madrid, donde se hizo cargo de la agencia de prensa republicana La Nación. Cuando terminó la contienda eligió el camino del exilio y se instaló en Buenos Aires. Tras la toma del poder por Perón marchó a Lima y allí fue nombrado director de la Escuela de Periodismo de la Universidad de San Marcos. Murió en Perú en 1975.
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Historia

He leído en Los Pedroches Información una crónica sobre el pregón de la feria de Pozoblanco, pronunciado por José Márquez Ranchal, maestro jubilado. Al parecer, su intervención versó sobre determinados aspectos históricos de la comarca, especialmente sobre las épocas prerromana, romana y musulmana. Por la reseña del periódico, imagino que en ella dominaría el tono costumbrista habitual en muchos eruditos locales que consideran que la historia de un lugar hay que enaltecerla obligatoriamente con hechos fastuosos, sean ciertos o no. Se trata de una tradición que viene de muy atrás en nuestra historiografía comarcal y que ha dado lugar a lamentables errores que se transmiten de unos a otros sin mayor sentido crítico ni comprobación documental, dando lugar a una narración de fábula cercana a lo mitológico.

Así es, por ejemplo, y lo he leído en varios lugares, el considerar que la comarca de Los Pedroches tuvo en la antigüedad diversos nombres, a cual más romántico o evocador. Se dice en la crónica del pregón que "tras la dominación de los Tartessos, la zona que hoy conocemos como Los Pedroches recibió el nombre de Beturia(...), los íberos la llamaron Reino Servisino; los Fenicios, el Valle de las Maravillas; los cartagineses, el Valle de las Conquistas;los Romanos, el Valle de los Metales y los musulmanes el Valle de la Ilusión". Casi ná.

Todo ello es falso. Lo cierto es que la primera denominación documentada por las fuentes que acoge más o menos a la comarca es la árabe Fash al-Ballut ("Llano de las bellotas"). Se admite que Los Pedroches pertenecieron a la Beturia de los túrdulos, región que tenía unos límites mucho más amplios que los de nuestra comarca, aunque todavía no totalmente definidos. Todos los demás nombres son invenciones de una historiografía romántica que no deja constancia de la procedencia de sus afirmaciones. De hecho, las fuentes literarias grecolatinas, las más antiguas que se conservan, no hacen ninguna referencia a nuestra comarca ni citan ninguna población situada en ella (salvo si admitimos un error en Plinio y consideramos a su Baebro como el Baedro de las inscripciones). Desde luego, ninguna noticia tenemos de fuentes íberas, fenicias o cartaginesas, cuya literatura, si existió, ha desaparecido por completo. No hay, por tanto, documento de donde puedan provenir tan legendarias denominaciones, todas ellas más propias de un lenguaje poético que historiográfico.

Sería conveniente que la historia de Los Pedroches comenzara a conocerse y a transmitirse con más rigor y que se comenzara a diferenciar con nitidez lo que es certeza de lo que es ficción. Historia mater vitae est. Necesitamos conocer bien nuestro pasado para conocernos mejor a nosotros mismos. Maquillar la historia no es más que ocultarnos nuestro porvenir.