El
encuentro constituyó, sobre todo, un descubrimiento. No resulta extraño escuchar o leer -incluso aquí, en los comentarios de Solienses- que el flamenco es algo ajeno a Los Pedroches, que supone una música sin tradición comarcal, que parece una imposición de la Andalucía del sur, que a la gente de aquí no le gusta el flamenco. El encuentro en la Diputación de la Casa de Los Pedroches celebrado anoche en el Palacio de la Merced de Córdoba destruyó todas estas falsas percepciones. El flamenco es una forma cultural bastante arraigada en la comarca, con círculos de aficionados muy asentados y que, sin embargo, se mueve en una suerte de clandestinidad que lo hace con frecuencia invisible a la mayoría. Conocemos los grandes festivales, las bellotas y retamas, los viernes, pero por debajo de todo eso hay un puñado de cantaores de gran nivel, formados en la escuela y en la experiencia, que resultan muy injustamente desconocidos para el gran público, como tuvimos ocasión de comprobar anoche.
Rafael Barrios, de Añora, durante su actuación.
El
X encuentro de la Casa de Los Pedroches en la Diputación, que contó con la presencia de
Santiago Ruiz, presidente de la Mancomunidad, como representante institucional de la comarca, se presentaba inicialmente con el atractivo de pretender acercarnos a una forma cultural que considerábamos en términos generales poco apreciada en nuestra tierra. Enseguida saldríamos de ese error.
Juan Emilio García, presidente de la Casa, abrió el fuego contando algunas anécdotas personales relacionadas con el mundo del cante, entre ellas una que, si no es apócrifa, merece pasar a la pequeña historia de la cultura local. Según Juan Emilio, el gran Pepe Marchena cantó hace años en el bar que su abuelo Emilio tenía en la Plaza de las Velardas de Añora en una noche de gloria y confusión debido a que el taxista que debía llevarlo a la localidad murciana de La Ñora se equivocó y lo trajo a la cordobesa Añora. Luego,
Juan Antonio Dueñas, secretario de la Peña Flamenca 'Agustín Fernández' de Pozoblanco, fue desgranando la presencia histórica del flamenco en cada uno de los pueblos de la comarca, recorriéndolos uno por uno en orden alfabético.

Gloria Romero, de Villanueva del Duque, deleitó al público con sus 'alegrías de Córdoba'.
Así, Juan Antonio recordó, por ejemplo, a la Peña 'El Cangilón' de Añora, fundada en 1995 y que durante algunos años organizó Norias flamencas, teniendo a la saga de Los Alegrías (Juan José, Vidal, Rafael) como principales referentes. Incluyó a la Bellota Flamenca de El Viso entre las referencias principales del flamenco en la comarca. Este festival comenzó a organizarse en 1982 por parte de la Peña Cultural 'Reyes Magos', luego por la Peña 'Bellota flamenca' y finalmente por el propio Ayuntamiento y contó siempre en sus carteles con figuras de primer nivel. Mencionó a grandes artistas nacidos en El Viso, como los tocaores Manuel Silveria, Manuel Romero y José Carrasco, padre este último de la cantante de copla Gema Carrasco; los cantaores aficionados Rafael Teno, Franciso José Díaz o Benjamín Gómez, padre de Francisco Gómez de Santa Eufemia, que cantó anoche en este mismo acto; la cantaora y bailaora Ana Rosa Murillo y la familia completa de la cantaora Asun Alegre, que alcanzó cierto renombre, entre otros.

Francisco Gómez, de Santa Eufemia, en plena actuación.
De Hinojosa del Duque destacó la gran labor de la Peña 'Pedro Rodríguez Machaquito', que se fundó en 1982 y en cuyos festivales veraniegos participaron figuras como Fosforito, El Pele y José Mercé. Entre los cantaores hinojoseños nombró al propio Pedro Rodríguez Machaquito y a Bernabé Villaseca y Cristina Moreno, que grabó varios discos; como cantaores actualmente en activo citó a Ángel Fernández, Mauricio Chaves y Antonio Jiménez, quien actuó también anoche en la Diputación. Recordó a Gregorio, el guitarrista ciego de Torrecampo a mediados del siglo XX. En Villaralto, mencionó la Retama Flamenca, cuya primera edición se celebró en 1990 con la participación de diez cantaores y tres guitarristas de diversas localidades de Los Pedroches.
Laura Garrido Jaut, de Pozoblanco, durante su actuación.
El encuentro giró en torno a la Peña Flamenca 'Agustín Fernández' de Pozoblanco, cuya presidenta Pilar Acaíñas también asistía al acto. Todos los cantaores que participaron mostraron su agradecimiento a la Peña por las oportunidades de formación y de divulgación de su cante ofrecidas. Fundada en 1975 por iniciativa del socio fundador Alfonso Cabrera García, ha sido la principal asociación comarcal difusora del cante flamenco en la comarca. Recordó que el cantaor Agustín Fernández nació en Córdoba, aunque su padre era de Pozoblanco, donde pasó su infancia y juventud. La Peña organizó su primer festival de cante jondo en julio de 1975 en el Cine Moderno con la participación del propio Agustín Fernández, Juan Peña El Lebrijano y Luis de Córdoba, el toque a la guitarra de Pedro Peña y Juan El Tomate, el baile estuvo a cargo de los Hermanos Quesada y su grupo y presentó el acto el periodista especializado Agustín Gómez. En los años 90 del siglo XX se crean "Los viernes flamencos", que continúa siendo la actividad principal de la Peña en la actualidad. En la parte formativa, mencionó la Escuela de Cante y Guitarra, impartida por el propio Rafael Trenas, que acoge alumnos de Los Pedroches y el Guadiato durante nueve meses al año.

Antonio Jiménez, de Hinojosa del Duque, anoche en la Diputación.
Intercaladas en su exposición, Juan Antonio fue presentando las actuaciones de los artistas del cante que actuaron a lo largo de la noche. Estuvieron, por orden de intervención, Sara Corea, de Cardeña; Rafael Barrios, de Añora; Gloria Romero, de Villanueva del Duque; Francisco Gómez, de Santa Eufemia, Laura Garrido, de Pozoblanco; y Antonio Jiménez, de Hinojosa del Duque. Les acompañó al toque el maestro Rafael Trenas. Los cantaores y cantaoras hicieron gala de voz, arte y profesionalidad, mientras que el tocaor manifestó su virtuosismo interpretativo con la guitarra. Entre todos ofrecieron un espectáculo limpio y sumamente elegante. El público quedó rendido, tal vez sorprendido por la cantidad y calidad de los representantes del cante jondo en nuestra comarca, según pudimos comprobar después charlando con los asistentes al acto mientras degustábamos las delicias ibéricas con las que nos obsequió la Casa.
Resulta que el flamenco también era nuestro. Este reconocimiento no desvirtúa en absoluto la realidad de la cultura tradicional de Los Pedroches, sino que la enriquece, al incorporar a nuestro acervo componentes esenciales que estimábamos ajenos. Lección aprendida.
Participantes en el Encuentro, autoridades y organizadores, al final del acto.