Con motivo de la celebración del Día Internacional de los Museos (que este año se desarrolla bajo el lema "Museos y turismo"), el Ayuntamiento de Villanueva de Córdoba y la asociación jarota de Amigos del Museo han organizado (al igual que el
Museo Prasa en Torrecampo) una serie de
actividades culturales para la próxima semana. Entre ellas, me ha llamado la atención la actividad "Visita a yacimientos de la comarca de Los Pedroches", una de cuyas paradas será en el "Cerro de las Jaras y la basílica paleocristiana de La Losilla" de Añora. No sé bien cuál es el objetivo de esta visita, pero, estando orientada, como supongo, al público en general no especializado, auguro poco entusiasmo en la concurrencia cuando se planten en el tal paraje noriego. Nada hay allí que interese para una visita divulgativa, nada de beneficio obtendrá un público generalista acudiendo a ese lugar y sí, en cambio, mucho perjuicio se puede causar al propio yacimiento con estas incursiones.
Pero ahora quería referirme concretamente a lo de "basílica paleocristiana de La Losilla". El yacimiento de La Losilla, tradicionalmente considerado una necrópolis sin datación precisa, fue parcialmente excavado por el arqueólogo Antonio Arévalo Santos y los resultados de tal intervención publicados luego en el
Anuario Arqueológico de Andalucía. Fue ahí donde, por primera vez, se defendió la hipótesis de que el yacimiento ocultaba, en realidad, "una iglesia visigoda con necrópolis asociada". Tal formulación se sustenta en el hallazgo de "un grueso muro, de unos 85 cms. de grosor, con tendencia claramente circular", que por su factura, orientación y situación "hizo pensar de inmediato en su identificación con un ábside", semejante a los hallados en el Cerro del Germo de Espiel. La aparición de este descubrimiento llevó al arqueólogo a detener la intervención "ya que nuestro proyecto no era el adecuado para excavar un yacimiento de este tipo", por lo que ningún hallazgo estructural ni material más se produjo en aval de la hipótesis.
Dibujo de Antonio Arévalo del muro descubierto en La Losilla, que dio pie a la hipótesis de la existencia de una iglesia visigoda
La campaña arqueológica en La Losilla fue auspiciada por el Ayuntamiento de Añora, entidad que, sin embargo, no fue hecha partícipe de los hallazgos que se produjeron. Arévalo cita en su artículo elementos singulares que fueron encontrados en el transcurso de la intervención, tales como una
tegula decorada con un aspa triple, restos de inscripciones en mármol blanco, una jarrita monoansada y una pequeña fíbula de arco, sin que tales materiales fueran entregados al Ayuntamiento ni se conoza en la actualidad su paradero. Tan sólo una estela funeraria grabada en su parte superior con una representación solar fue depositada en la ermita de San Pedro de Añora, donde ya se guardaba un ara anepígrafa procedente del mismo lugar. El desencuentro entre arqueólogo y Ayuntamiento motivó, quizás, que la campaña arqueológica de La Losilla no tuviera continuación.
La existencia de una basílica paleocristiana en La Losilla se apoya, pues, exclusivamente en el descubrimiento de un par de metros de muro con tendencia circular. Y no digo yo que la hipótesis no sea correcta, pero no me negarán que parece poca apoyatura científica como para lanzarse ya a organizar visitas turísticas al lugar bajo esa denominación. La utilización trivial del yacimiento con fines meramente recreativos, por el contrario, contribuye, en mi opinión, a la banalización profunda de la ciencia arqueológica y al fomento irresponsable de la especulación histórica, objetivos ambos que deben ser muy ajenos a los perseguidos por el
ICOM cuando organiza esta jornada internacional en defensa de la cultura.